Análisis de Luigi's Mansion 2
Diversión de otro mundo.
Qué queréis que os diga, a mí el pobre Luigi nunca me cayó muy bien. De pequeño lo veía como un tío quejica, un segundón ofuscado por la alargada sombra de su hermano Mario que intentaba desempeñar con algo de dignidad el papel que le habían asignado. Nunca lo elegía en los títulos multijugador y le tenía una especial rabia en Smash Bros.; para mí era el Milhouse de Nintendo. Pero entonces llegó Luigi's Mansion, y la cosa cambió radicalmente. Cambió tanto, de hecho, que fue una de las razones por las que adquirí una GameCube, y resulta que la jugada salió realmente bien.
El título original fue muy criticado por su corta duración, de apenas cinco horas, pero la verdad es que derrochaba originalidad e inspiración por los cuatro costados. Luigi se alejaba de los saltos y acrobacias de su hermano para adentrarse en una mansión encantada. Los fantasmas tenían su propia personalidad, casi tanta como cada una de las habitaciones de la mansión en la que nos enfrentábamos a ellos aspiradora en mano. El hermano de Mario por fin encontraba su lugar, su personalidad se adaptaba con mucha soltura a un estilo de juego único que mezclaba sustos y risas a partes iguales.
Han pasado ya más de diez años, y Nintendo por fin se ha decidido a ofrecer de nuevo a Luigi su silla de protagonista. Aunque sea a regañadientes, porque Luigi's Mansion 2 puede ser muy divertido, pero también es un suplicio para el personaje, un peregrinaje a marchas forzadas que se aprovecha de la indefensión y la cobardía - bien llevada, eso siempre - de la que hace gala su protagonista. Cuando empiezas el juego por primera vez queda patente que si Luigi está ahí no es porque le haga especial ilusión, y es en este hecho que se sustenta gran parte de su encanto: con animaciones sutiles y elegantes hace notar su miedo a cada paso que damos, murmulla, canturrea cuando las cosas se calman y toma aliento cuando se escabulle de situaciones más feas de lo normal. Da la sensación de que tiene vida, que sus pies están más pegados al suelo que el resto de personajes de Nintendo. Es un resignado feliz, e irremediablemente termina por caerte simpático.
Luigi's Mansion 2 tiene toda la esencia de Nintendo, todos los rasgos que han hecho imperecederos a un gran número de sus juegos.
En esta ocasión, el profesor Fesor necesita que alguien recupere las partes de la Luna Oscura que el malvado rey Boo ha destrozado, las necesita para devolver a los espíritus su inocencia y su bondad, y no se le ocurre otra cosa que secuestrar digitalmente a Luigi para invitarle a que se una a la fiesta y resuelva el desaguisado. La estructura cambia, y a diferencia del Luigi's Mansion de GameCube, en el que explorábamos una sola mansión, esta secuela está dividida en cinco mansiones más pequeñas que contienen distintas misiones que incitan a explorar el mismo terreno de formas muy variopintas. Básicamente debemos aspirar a los fantasmas que habitan las mansiones y que están poniéndolo todo manga por hombro con nuestra flamante Succionaentes 5000, un aspirador capaz de succionarlo todo.
También aquí cada fantasma tiene su propia personalidad y comportamiento, siempre en tono jocoso y travieso, y los jefes finales aprovechan de forma muy inteligente las mecánicas que propone el juego. Hay muchos y variados, pero en general la mecánica espectral se basa en sacar a los fantasmas de su escondite o esperar a que uno o varios de ellos aparezcan, aturdirlos con un haz de luz (algunos se protegen de nuestros ataques con cazuelas, palas o gafas de sol, por lo que tenemos que buscar un momento de despiste para atacar) y presionar R para absorberlos manteniendo el joystick en la dirección contraria a la que se dirigen. Debido a la falta de un segundo stick en 3DS y a que tampoco es compatible con el Circle Pad Pro se requiere un poco de práctica para perfeccionar el posicionamiento de Luigi, algo vital para defendernos y asegurarnos de que estamos apuntando a nuestro objetivo.
Los enfrentamientos contra los Boo, enemigos con una resistencia y comportamiento distinto de lo normal que encontramos repartidos por los niveles, conforman una segunda categoría en la que debemos cambiar el planteamiento del combate y dar más protagonismo a la exploración. Además existen docenas de objetos con los que podemos interactuar gracias a que cada rincón de cada escenario está cuidado y mimado al milímetro, con un empeño enfermizo, y esa obsesión por el detalle demuestra desde el primer contacto el trabajo y el amor que se ha puesto en su desarrollo. El estilo artístico le va como anillo al dedo y visualmente es una auténtica delicia, con un frame-rate estable, escenarios llenos de objetos y una caracterización de Luigi que aporta una personalidad única e inmediatamente identificable. Es como vivir una película de animación, una de las buenas, desde dentro.
"Visualmente es una auténtica delicia, con un frame-rate estable, escenarios llenos de objetos y una caracterización de Luigi que aporta una personalidad única."
La duración es sensiblemente superior a la primera entrega, aunque el tiempo que nos pasamos en las misiones depende de si decidimos explorar hasta el último rincón de cada estancia. Hacerlo nos garantizará montones de dinero que nos permitirá mejorar el equipo y añadir a la Succionaentes 5000 nuevos accesorios, como una luz oscura que nos desvela objetos y localizaciones imposibles de ver de otro modo, y algunos objetos especiales que requieren algo más de maña, como las joyas de cada mansión. Dicho de otro modo, Luigi's Mansion 2 ofrece tanto como quieras sacar de él, y se adapta bien tanto a partidas cortas como a sesiones más extensas si queremos centrarnos en la exploración concienzuda. Es un simple atajo para que la aventura se sienta más larga de lo que es, pero gracias al insuperable diseño de las misiones son pocas las ocasiones en las que algo no cambia o en las que no nos vemos sorprendidos por alguna novedad. Y esa es una sensación constante.
En Next Level Games tenían muy claro a lo que iban, y aunque han contado con una severa supervisión de Shigeru Miyamoto, si no fuera porque el nombre del estudio aparece en los créditos de inicio cualquier diría que ha sido desarrollado por un equipo interno de Nintendo, porque tiene toda la creatividad y esencia de la compañía, todos los rasgos que han hecho imperecederos a un gran número de sus juegos. Para que quede claro, es uno de los títulos más adorables que recuerdo haber jugado. En primer lugar porque derrocha humor, un humor inocente, blanco e irresistible sin el que no se podría concebir el juego y que lo hace tan especial; en segundo lugar porque tiene una mecánica intuitiva y eficaz que hace que quieras seguir aprendiendo, y en tercer y último lugar porque está excelentemente diseñado. Si tienes una 3DS, no querrás perderte este juego.