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Análisis de New York Crimes

Pendulo Studios alcanza la mayoría de edad.

New York Crimes es un thriller que se resuelve a base de clicks, un aventura gráfica donde caben desde crímenes rituales y sectas dementes hasta artes marciales y romances imposibles. La nueva propuesta de Pendulo Studios es también un paso adelante hacia nuevas temáticas por parte de una a compañía que este año celebra su mayoría de edad.

No sabemos si es por estos 18 años recién cumplidos que el estudio madrileño ha decidido dejar atrás algunas de sus señas de identidad para presentarnos un juego más "adulto" en su planteamiento, pero lo que sí que está claro es que este título sorprenderá a aquellos que esperen algo parecido a Runaway o Hollywood Monsters. La base no deja de ser la misma -buenos puzles, buen diseño artístico y buen guión- pero que me aspen si no estamos ante algo distinto a los chascarrillos cómicos y el tono desenfadado a los que estábamos acostumbrados. Permitidme la licencia pero la historia de New York Crimes es de un mal rollo rematadamente chungo.

Realmente me gustaría conocer la opinión de un crítico literario experto en novelas de misterio acerca del guión de este juego, porque si os soy sincero no sé hasta qué punto puede un servidor juzgarlo como es debido - ¿estamos ante un arsenal de tópicos à la Dan Brown o ante un auténtica obra de inginiería literaria?. Lo que sí que es evidente, es que como todo buen thriller el guión escrito por Josué Monchán (no os perdáis la entrevista que le hemos hecho) utiliza el clásico juego de espejos de este tipo de relatos: personajes que no son lo que parecen, giros de guión imprevistos y revelaciones que se ocultan bajo capas y capas de datos aparentemente inconexos. A su vez, el hecho de que el título juegue la carta del tan manido tema de la perdida de la memoria y desmonte la linealidad cronológica de la historia a base de flashbacks y elipsis locas -en ocasiones excesivamente forzadas- hacen que el juego me recuerde a ese desconcierto que vivían los personajes en la célebre escena de los espejos de La Dama de Shanghai (1948).

"En ocasiones brillante y en otras deslucido, no cabe duda de que New York Crimes es un título de contrapesos"

La estética de esa misma secuencia de la película de la película de Orson Welles también me viene como anillo al dedo para hablaros del estilo visual de cómic de New York Crimes. El título adopta ciertos elementos del lenguaje secuencial de las viñetas para narrar la historia, pero también para agilizar la dinámica de juego. Así, el estilo cómic tanto sirve para disimular la evidente falta del recursos con los que ha contado esta producción -el equipo apenas pasa de la decena de personas- como para proponer una jugabilidad muy visual y directa que se fundamenta en eso de que 'una imagen vale más que mil palabras'. Las viñetas se solapan dando al título un aspecto fresco, pero también acaban dándole a ciertas escenas -especialmente los diálogos- un resultado un tanto estático y pobre.

En ocasiones brillante y en otras deslucido, no cabe duda de que New York Crimes es una obra de contrapesos. Cuando la linealidad de ciertos diálogos nos exaspera aparece un puzzle muy bien pensado que nos devuelve las ganas de seguir jugando. Cuando una elipsis precipitada nos saca de nuestras casillas, un giro de guión bien justificado corrige nuestra curva de entusiasmo. A todo esto, el paso por la aventura es agradable en el sentido de que su listón de dificultad es bajo pero sin dejar de ser un reto. Existe para los más impacientes un sistema de pistas que quizás es demasiado evidente cuando recurrimos a él. Por otro lado, vista y oído también disfrutan de un diseño de personajes y escenarios en la línea de Pendulo, es decir cuidados y con personalidad, y una banda sonora que acompaña realmente bien a las imágenes. Lástima, eso sí, que el juego acabe siendo algo corto y tenga desarrollo final un tanto precipitado.

En definitiva, las luces y sombras de New York Crimes son el vivo reflejo de la situación que viven hoy en día aquellos estudios de desarrollo cuyas obras están a medio camino de la tan en boga producción indie y los multimillonarios triple-A. Como aquel loco funambulista que a mediados de los setenta le dio por darse un paseo suspendido a 500 metros de altura entre las dos Torres Gemelas de Nueva York, Pendulo y otros muchos estudios en su misma situación, intentan sobrevivir al contexto actual de esta industria como buenamente pueden. A veces, caen al vacío y lamentablemente hemos de redactar una noticia comentando el fin de un estudio, pero en otras pasan al otro lado sanos y salvos. Afortunadamente este es el caso de New York Crimes, un título que compensa ciertas carencias técnicas con una buena historia, pero que sobre todo logra sustituir su falta de recursos con libertad creativa. Queremos más juegos de esta Pendulo mayor de edad.

7 / 10

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