Análisis de Road 96: Mile 0 - Lucha de clases orquestada al compás musical
Ecos revolucionarios.
Voy a comenzar este análisis con un ejercicio de honestidad. Hace dos años me encontré Road 96 prácticamente de casualidad; lo recibí para hacer análisis en el medio en el que trabajaba previamente, en una época en la que no había demasiados lanzamientos. Es por ello que le pudimos dedicar los recursos y el tiempo necesario para publicar su reseña, puesto que, de otro modo, probablemente ni hubiéramos canjeado el código al ser un título que no llamaba demasiado la atención y que, por ende, no atraería muchas visitas. Pero en ocasiones lo mejor llega fruto de la casualidad, y en Road 96 me topé con una aventura que me dejó huella por el carisma de los personajes, por lo peculiar de su propuesta a lo road movie con toques procedimentales y por el potente mensaje político que muestra sin tapujos. Así se ganó un lugar en mi corazón y trato de recomendarlo siempre que es posible ya que, por desgracia, y debido a lo que he comentado antes, no ha tenido mucha presencia en los medios en general.
Este interés por el juego, no excesivamente mediático pero sí muy presente en quienes lo probamos, no ha pasado desapercibido para Digixart, sus responsables. El estudio, dirigido por Yoan Fanise (a quien le debemos otros títulos con un reconocimiento similar como Valiant Hearts: The Great War o 11-11 Memories Retold), se ha dado cuenta de que tienen material para expandir su obra con atrevimiento. Así llega Road 96: Mile 0, que parte del mismo escenario, pero en esta ocasión apuesta por un desarrollo con un componente musical que puede hacernos torcer el morro por no seguir la línea marcada con la entrega primigenia. Con bastante razón, hay que decir.
Es muy difícil seguir la línea que ofrece el original, al menos si se quiere plantear una historia con los mismos personajes y el mismo telón de fondo, así que el estudio galo ha optado por explorar valientemente otros terrenos, combinando la poderosa narrativa que tienen en su obra con un desarrollo musical que claramente bebe del fantástico Sayonara Wild Hearts. La inspiración es más que evidente, y nos transportaremos a niveles de lo más psicodélicos en los que el personaje se mueve sobre raíles y mientras nos movemos al ritmo de la música, saltando, agachándonos o acertando en Quick Time Events cuando corresponda, con el objetivo de llegar al final del nivel con la máxima puntuación posible.
Las mecánicas son muy sencillas y prácticamente no revisten ningún tipo de dificultad. No hay ninguna penalización al chocarnos más que tener que repetir el nivel, aunque sí podemos fallar bastantes acciones debido a que suceden muchas cosas en el escenario que tienen contexto argumental y resulta fácil distraerse, a pesar de que son momentos bastante abstractos. Los niveles musicales culminan la parte final de cada escenario y no destacan en demasía, a excepción de alguna fase más inspirada, con mención especial para el capítulo en el que tenemos que huir de un guardaespaldas gigante al ritmo de The Offspring. Al final de cada misión nos hacen un resumen de los coleccionables recogidos y de la puntuación, con la nota final, pudiendo picarnos para obtener el máximo posible, ya que tenemos la posibilidad de repetir esos tramos en cualquier momento.
Pero mentiría si dijera que Road 96: Mile 0 va a llamar vuestra atención por estas fases musicales, ya que hay juegos que ejecutan mejor este planteamiento y resultan más divertidos, como sin ir más lejos el ya mencionado Sayonara Wild Hearts. Esta decisión creativa de apostar por la música para ampliar el universo de la saga viene precedido del momentazo con el trombón que vivimos en el juego original, con Zoe interpretando la canción Bella Ciao, un himno con connotaciones políticas evidentes. Hay que recordar que la trama se desarrolla en el país ficticio de Petria, donde hay un dictador que tiene sometida a la población de forma drástica, lo que da pie a que muchos adolescentes intenten cruzar la frontera en busca de un futuro esperanzador, siendo perseguidos y asesinados si son detectados tratando de escapar.
Bajo ese marco, y queriendo potenciar todo lo bueno construido hasta ahora, que no es poco, tenemos ante nosotros un título que ejerce de precuela. Esta vez en vez de jóvenes desconocidos que intentan huir del lugar, el protagonismo recae en la mencionada Zoe y en Kaito, dos adolescentes a los que les une una amistad muy poderosa, pero que también tienen muchas diferencias por los entornos en los que se han criado. Zoe es la hija del ministro de Petria y Kaito procede de una familia sin apenas recursos. La relación entre ambos y las dificultades que el entorno provoca a su amistad son un hilo conductor en el que se muestran injusticias sociales y que es realmente donde brilla el juego, llevándonos de la mano por pequeñas escenas en las que tenemos una mínima libertad de movimientos, teniendo que resolver pequeños rompecabezas o cumplir tareas de lo más curiosas, como entregar periódicos o clavar clavos en trozos de madera. En este aspecto, encontramos un desarrollo más guiado, incluyendo opciones para que ambos personajes sesguen sus ideas preconcebidas, o para que cambien radicalmente de parecer con sucesos que puedan abrirles, o no, los ojos.
Este planteamiento, si bien manido, no es malo en absoluto, pero tiene un problema de concepción. Como hemos dicho, Road 96: Mile 0 es una precuela; esto genera que quienes hemos jugado a la primera entrega sepamos lo que va a ocurrir en prácticamente todo momento, provocando que, inevitablemente, estemos influenciados a la hora de tomar las decisiones. Porque sabemos lo que pasa, la verdad del misterio que intenta generar, y los personajes que tienen buenas intenciones y los que no, ya que buena parte del reparto reaparece aquí, si bien algunos tienen bastante peso narrativo y otros hacen simples cameos para sacarnos una sonrisa. El mensaje del juego se centra en el poder de la amistad a pesar de orígenes o estatus social, pero debido a tener todo el contexto que hay de fondo, como la sociedad oprimida, la lucha de clases, los privilegios políticos o el abuso policial, pierden el brillo que sí tienen en la primera entrega.
La conclusión es que Road 96: Mile 0 es un curioso experimento que no termina por funcionar con brillantez. El componente musical, aunque es un bonito guiño a la importancia que tiene esto en el juego, no convence en absoluto y parece más una implementación forzada para ser aceptado con la acepción tradicional de videojuego y no como película interactiva. En lo narrativo, que es donde más mimbres tiene para aportar y calar hondo, cumple, pero lejos del elevado listón que implementó el Road 96 original hace dos años.