Análisis de Shank 2
Cuchillas oxidadas.
El primer Shank fue un buen juego, pero estaba claro que había mucho margen de mejora. Se le perdonaron ciertas cosas porque ya dábamos por supuesto que era un primer intento de refrescar el género de los beat'em up. Parece que Klei no ha sido demasiado consciente de esa situación; los desarrolladores, como si se hubiesen quedado paralizados por el éxito, se han dado prisa en empaquetar unas cuantas cositas y en añadir un modo más.
Uno de esos apartados que podían haber marcado la diferencia es el de las animaciones. La estética es fenomenal, y si no mirad los artworks que van colgando en su blog, pero en movimiento pierde un poco. Tiene todavía ese aire de juego flash, y no le hace ningún favor. Se nota especialmente cuando te balanceas, en algunos saltos... La experiencia sigue viéndose exactamente igual que en el primer Shank, y en mi opinión tendrían que haber puesto algo más de cariño en este apartado.
Jugablemente también nos encontramos con prácticamente lo mismo pero con cambios menores en, por ejemplo, el arsenal. Se mantienen las cuchillas, la sierra eléctrica, las granadas... y debutan algunas armas nuevas como el martillo, que sustituye al guantelete. Otra opción es ir recogiendo los palos, hachas y objetos variopintos que sueltan algunos enemigos y utilizarlos contra ellos hasta que, al cabo de poco, se gasten. Lo que tiene más chicha es, sin embargo, el contrataque. Cada enemigo ejecuta una rutina de ataque y, normalmente, hay algún momento en el que nos enseñan su punto débil. Si pulsamos R2/LT cuando les sale el signo de exclamación encima de la cabeza los agarraremos y, con una animación especial, acabaremos con ellos de un solo toque.
Podemos combinar estas ejecuciones con la decente variedad de golpes, agarres y armas de largo alcance para sumar combos y agregar puntos a nuestro marcardor; solo es una de las formas de superar determinados retos y desbloquear nuevos personajes. Hay un total de 16 y cada uno tiene alguna peculiaridad (bonus en granadas, en agarres, etc), pero en general son bastante parecidos entre ellos.
La historia dura apenas un par de horas y es anodina y sin nada especialmente destacable; jefes relativamente fáciles y sin personalidad, plataformas poco inspiradas y un montón de pequeños combates con el mismo sabor. A pesar de todo la fórmula de Shank funciona lo suficiente como para que no te arrepientas de jugarlo; es de esos perfectos para partiditas sueltas, para darle caña cuando vas flojo de euros. No es brillante pero sí agradablemente sólido.
Sin embargo sí que debemos celebrar con euforia la inclusión del modo Survival, adictivo como pocos, y que es el típico Horda pero en dos dimensiones. Se puede jugar con un amigo u otros usuarios aleatorios por internet. Como en Call of Duty podemos ganar dinero en cada ronda y gastarlo en esos segundos previos al inicio de cada oleada. Nos podemos proteger con torretas, jabalís salvajes, ganar vida, comprar granadas... es importante no flojear y estar atento, porque los malotes harán todo lo posible para boicotear esas zonas que tienes que proteger e intentan a toda costa que no puedas reanimar a tu compañero en caso de que caiga. La elevada dificultad y los tres escenarios del Survival son suficientes como para que no nos haga tanto daño la supresión del cooperativo que sí que había en la primera parte.
Shank 2 no es demasiado distinto a Shank salvo por un modo historia cortísimo que compensa con un Survival divertido y adictivo. Echamos de menos algunos cambios en las animaciones y en el sistema de juego, pero la fórmula sigue vigente y, como beat'em up, cumple.