Análisis de Sonic Lost World
Erizo, no vuelvas a copiar al fontanero.
Me atrevería a decir que Sonic es el personaje más maltratado de la historia del entretenimiento electrónico. El pobre, las ha pasado muy putas. Atado de pies y manos en la cama de operaciones de una SEGA que ya hace tiempo que perdió el alma y la memoria, ha visto como hacían con él todo lo que han querido. Lo han humillado de formas tan diversas que, jugando a Sonic Lost World y viéndolo allí, como si nada, intentando sacar el juego adelante como buenamente puede, da un poco de grima. Para más inri, de un tiempo a esta parte Nintendo ha ido teniendo cada vez más voz en lo que respecta a Sonic y, claro, tanto bullicio en la sala de operaciones no es bueno para un paciente moribundo.
Después del notable Sonic Generations, nuestras expectativas respecto a esta nueva aventura exclusiva de Wii U eran bastante altas. Los vertiginosos tráilers que nos ha ido enseñando Iwata en los Nintendo Direct y este fijarse en el excelso Super Mario Galaxy, nos han puesto los dientes largos en los últimos meses. Al final, sin embargo, la cosa no ha salido tan bien como esperábamos. Si trazáramos una linea imaginaria donde colocar los buenos y malos juegos protagonizados por el erizo azul, Lost World estaría en el lado de los malos pero, al mismo tiempo, no cabe duda de que a pesar de estrellarse, esta vez se han intentado hacer bien las cosas, y esto es algo que se nota en los momentos buenos -que también los tiene.
Algunas decisiones desacertadas en lo que se refiere al control del personaje, junto con un diseño de niveles que obstaculiza la velocidad y el ritmo propio del juego son el principal lastre de Lost World. Si los juegos de Sonic siempre han tenido algo de descontrol, en este caso, no es tanto por culpa de que todo vaya muy rápido, sino por una configuración de botones que nos frena constantemente. El hecho de que haya un botón dedicado para correr más rápido va contra la naturaleza de un personaje que siempre debería correr rápido. Está claro que han decidido implementar esta doble velocidad -triple si contamos el Spin Dash- para darnos algo más de precisión después de darse cuenta de que los niveles flotantes son como un colador llenos de agujeros por lo que es fácil caer. Pero mal.
Al mismo tiempo, el sistema que nos permite fijar objetivos, como enemigos, no está del todo bien implementado. Primero porque no siempre funciona correctamente, pero más flagrante es el hecho de que no detecta las capsulas con ítems ni los jumpers, con lo que, de nuevo, nos frena en medio de nuestro veloz frenesí. No es una novedad el hecho de que los mejores momentos de Sonic se dan precisamente cuando no lo estamos controlando directamente, pero en Lost World esto es demasiado evidente como para no fijarse en ello. Además, después de muchas de estas secuencias espectaculares en las que Sonic salta de un planeta a otro, la cámara nos deja totalmente desorientados sobre la dirección que hemos de tomar a continuación.
Por el contrario, sí que me gusta que Sonic disponga de dos tipos de ataque para acabar con los enemigos. Al principio fallaremos mucho intentando acabar con los ellos con el ataque equivocado y, por lo tanto, perderemos todos los anillos, pero la gracia está en saber qué tipo de ataque corresponde a cada uno. En este sentido, Lost World me parece uno de los Sonic más técnicos que recuerdo a nivel de mecánicas, requiere que memoricemos ciertas cosas y tiene un toque realmente hardcore que es especialmente interesante dentro del modo "Contrarreloj", donde se nos reta conseguir la máxima puntuación en cada nivel -y que ya os avanzo que me parece la mayor virtud del juego.
Es en esta búsqueda de la preciada "S" donde nos daremos cuenta de que hay niveles más trabajados que otros. Mientras algunos nos proponen varias rutas alternativas y son muy rejugables, se nota que otros se han hecho rápido para rellenar. Los primeros son espectaculares y pueden ser muy diferentes dependiendo de la ruta que tomemos, mientras que los otros se dedican a engatusarnos con una imagen bonita como fondo de pantalla para intentar que olvidemos lo lineal y poco inspirado de su diseño. Apuntar también lo frustrantes que son algunos niveles esféricos -y hay bastantes- donde podemos estar mucho tiempo buscando nuestro objetivo. Pero por otro lado, lo gratificantes que son aquellos niveles que evolucionan de forma más orgánica a medida que hacemos determinadas cosas, como recopilar determinados objetos para que el propio escenario nos muestre el camino a seguir.
"Lost World es de los Sonic más técnicos a nivel de mecánicas, requiere que memoricemos ciertas cosas y tiene un toque realmente 'hardcore' que es especialmente interesante dentro del modo 'Contrarreloj'."
Esta mezcla entre aspectos brillantes con otros terribles es la tónica constante de un Sonic al que se le ven buenas intenciones, pero que se pierde entre todo aquello a lo que aspira. De nuevo, sobra totalmente cualquier intento de historia o argumento. No hace falta, y más cuando despúes de tanta cinemática resulta que los combates contra los jefes finales son todo lo opuesto posible a los momentos memorables que deberían ser. Sí que se agradece, en cambio, que el título tenga unos valores de producción que le dan un muy buen aspecto, y se nota el mimo en el diseño visual de escenarios, enemigos y cinemáticas. Los fans de la franquicia encontrarán multitud de guiños en forma de enemigos clásicos, mecánicas más modernas pero divertidas como las deslizarse de Sonic Adventure 2, y otros detalles de memorabilia -aunque, eso sí, falta "la magia Sonic" que sí que supo encontrar Generations.
Todo ello se completa con varias opciones que buscan ampliar las posibilidades del juego más allá de recorrernos sus siete mundos. Tenemos los clásicos modos "Carrera" para dos jugadores, una opción que saca partido de la posibilidad de que un jugador juegue en el GamePad y otro en la pantalla -aunque con bastantes y molestas ralentizaciones. También hay una opción cooperativa -que es una soberana chorrada- y en la que un jugador controla avioncitos que lanzan bombas y, finalmente muchos retos en forma de logros de consigue tantos anillos para desbloquear tal potenciador.
"Esta mezcla entre aspectos brillantes con otros terribles es la tónica constante de un Sonic al que se le ven buenas intenciones, pero que se pierde entre todo aquello a lo que aspira."
El Sonic Team ha vuelto a intentarlo y el resultado ha sido un juego lleno de irregularidades, con breves momentos brillantes y memorables que han de convivir con la frustración de un control y un diseño de niveles que corta las alas a la velocidad y al ritmo marca de la casa.
Sonic, por lo que más quieras, no vuelvas a copiar a Mario. Recuerda tus orígenes, no olvides que naciste para molar más que ese bigotudo gordinflón, para ser más rápido, más cañero y más potente. Erizo, no intentes huir de tu pasado, pero tampoco dejes de seguir intentándolo, y aunque esta vez tampoco te has salido con la tuya, quizá algún día, podrás volver a vivir tus días de grandeza.