Análisis de Sorcery
Magia a ráfagas.
En su intento de llegar al mayor público posible hemos visto como SONY se ha embarcado en proyectos de todo tipo, intentando imitar a sus competidores con mayor o menor éxito. Dejando a un lado el hecho de que esta política sea mejor o peor, la realidad es que actualmente SONY tiene las herramientas necesarias para enfrascarse en cualquier tipo de juego. Así que, entre tanto shooter y juego de tenis para Move, ha llegado el momento de la fantasía, ha llegado el momento de convertir nuestro control de movimiento en una varita mágica para defender al mundo de los malvados y, de paso, convertirnos en un verdadero mago.
Sorcery es la historia de Finn, un joven aprendiz de mago que - debido a su, llamémoslo inquietud - se enrola en una aventura en la que deberá defender tanto al mundo como a su misteriosa gata - que de gata tiene poco.
Con nuestro Move en mano seremos capaces de realizar varios tipos de hechizos para luchar contra las fueras del mal. El juego, el primer título del estudio The Workshop en colaboración con Sony Santa Monica, se aleja del uso "clásico" del disparo con control de movimiento en el que apuntamos a modo de puntero y disparamos con el gatillo. De manera acertada - aunque no del todo precisa - Sorcery propone un disparo semi-automático que se basa en movimientos secos con nuestra varita mágica para disparar a los enemigos hechizos de hielo, fuego, viento, etc.
Es bastante satisfactorio enlazar y combinar distintos tipos de magia; por ejemplo, podemos congelar a los enemigos y luego con el disparo principal romperlos en mil pedazos; incluso podemos hacer disparos con efecto, o disparar a través de fogatas para incendiar nuestra magia, convirtiéndola una poderosa bola de fuego que, además de hacer más daño a los enemigos nos sirve para desbloquear caminos o cofres. Sin embargo, este tipo de control supone un arma de doble filo para el título. Por un lado es bastante sencillo acertar a los objetivos y además es muy gratificante, pero por otra parte es complicado y frustrante en determinadas ocasiones disparar a un enemigo o a otro si estos están relativamente cerca, lo que conlleva que nos limitemos a agitar nuestra varita lo más rápido posible para convertirla en una metralleta de la magia.
"Sorcery es muy SONY, pese a tener un espíritu joven y una temática de fantasía y magia se centra demasiado en el combate y los disparos incesantes"
Por otra parte, el problema en este aspecto viene desde el diseño básico del juego, que se resume en pasillos que nos conducen a zonas más amplias donde nos encontraremos con numerosos enemigos. Después de unos primeros veinte minutos de juego veremos que todo lo que hacemos es zarandear nuestro maltrecho brazo sin parar para disparar ráfagas lo más rápido posible. Pese a que nuestro protagonista cuenta con un escudo, que además de protegerle también sirve para empujar y aturdir a los enemigos, el juego echa en falta otro tipo de mecánicas plataformeras que habrían dado variedad al juego y unos minutos de descanso a nuestro brazo.
Independientemente del disparo - que tampoco funciona mal - Move se adapta bastante bien a todos los movimientos que necesita Finn para avanzar en su aventura. Podemos levantar grandes columnas con solo un movimiento, arreglar puentes girando nuestra varita repetidamente, o usar llaves de forma bastante natural y precisa para abrir puertas. Pero el premio al gesto más intuitivo y mejor implementado del juego se lo lleva el gesto para beber pociones. Primero deberemos agitarla, entonces la bola de nuestro Move se pondrá del color de la poción y deberemos hacer un gesto similar al de beber de una botella para tragarnos la poción.
Sorcery es muy SONY. Pese a tener un espíritu joven y una temática de fantasía y magia se centra demasiado en el combate y los disparos incesantes, contra todo tipo de enemigos, incluso nos encontraremos con gigantes Trols, entre otras sorpresas. Y este carácter tan belicoso o agresivo, no es el más acertado para un título de esta índole. Sorcery, pese a intentarlo, por ejemplo, transformándonos en animales en determinados momentos, olvida otro tipo de mecánicas muy válidas y divertidas que se pueden hacer con Move por prestar tanta atención al combate, dejando a estos intentos de diversificación de las mecánicas en pequeños islotes dentro de un vasto páramo de reiteración extenuante.
Pese a centrarse al 90% en el combate aún nos quedan esos islotes donde hacer algo diferente. A lo largo de nuestro viaje, iremos recopilando distintos tipos de ingredientes y objetos con los que poder realizar nuevas pociones para potenciar ciertos aspectos de nuestro personaje. Pese a no ser un modo excesivamente complejo o profundo, si es lo suficientemente interesante y asequible como para entretenernos durante un rato. Además resulta bastante simpático el modo en el que realizaremos nuestras nuevas creaciones introduciendo cada ingrediente en nuestra caldera mágica y cómo no, removiendo todo al final.
El título no brilla precisamente por su acabado técnico, y es que si bien gráficamente no molesta a la vista, el doblaje el terrible. SONY ha preferido contar con Jorge Luengo, un conocido mago español, para dotar al juego de una buena promoción y una buena publicidad en los medios y demás, en lugar de apostar por un profesional del doblaje. Y eso al final se nota. Desde el primer minuto de juego la voz de nuestro protagonista está totalmente fuera de lugar en cuanto a interpretación y entonación, y está claramente por debajo del resto de las interpretaciones del juego, que sin ser nada del otro mundo, por lo menos rayan a un nivel aceptable.
Sorcery no es un mal juego teniendo en cuenta su público objetivo. Los más pequeños de la casa podrán disfrutar durante 5 o 6 horas de una aventura de acción mientras recorren bonitos y coloridos paisajes. Pese a ello, el pequeño aprendiz de mago de SONY encuentra su mayor problema en su propia casa, que parece no tener claro qué es lo que debe hacer cuando intenta adaptar las ideas de los demás a su propio sistema.