Análisis de Star Wars Outlaws - Un viaje tan repleto de carisma como falto de ambición
Puñales por la espalda.
Todos nos hemos imaginado alguna vez, especialmente de niños y disfrutando como enanos de las películas de George Lucas, cómo sería vivir dentro del universo Star Wars. No siempre se valora demasiado, puesto que la que probablemente es la saga más querida del mundo se expande por distintos derroteros y el videojuego parece no contar o no estar a la misma altura que las películas o las series de televisión para la mayoría de fans. Pero lo cierto es que el ocio interactivo nos permite ser partícipes de esta imaginería como en ningún otro medio, al poder pasear por las áridas calles de Tatooine o por los resplandecientes complejos del Imperio ante un séquito de los tan imponentes como imprecisos Stormtroopers. Hemos visto muchos ejemplos en los últimos años, como Knights of the Old Republic o incluso los Star Wars Jedi, y ahora le toca a Ubisoft ofrecernos su particular visión de este mundo de sables láser y poderes Jedi.
Para este acercamiento a la franquicia la editora francesa ha confiado en el estudio Ubisoft Massive (Tom Clancy's The Division, Avatar: Frontiers of Pandora) con el fin de aportar un toque diferencial. Y ese es, precisamente, que aquí no hay ni sables láser ni poderes Jedi: lo que toca es vivir la aventura desde el lado de una cazarrecompensas que compensa su humanidad con habilidad e ingenio. Kay Vess es el epicentro narrativo de Star Wars Outlaws, y funciona maravillosamente en todos los aspectos. El juego cuenta su historia y cómo una mercenaria trata de hacerse hueco en un lugar salvaje en el que cada cuál mira por sus propios intereses de forma egoísta y sin contemplaciones. A lo largo de la aventura conocemos interesantes detalles sobre el pasado de la protagonista al mismo tiempo que trata de dar el golpe más sonado de la galaxia.
Para ello debe aliarse con quien haga falta según requiera la situación que beneficie sus intereses. Así, deberá conformar una tripulación de lo más carismática, que muestra el excelente trabajo que han realizado desde el estudio sueco para respetar sobremanera el universo Star Wars. Por supuesto, con un trasfondo así no van a faltar los giros de guion en forma de traiciones que, si bien en algunos casos resultan bastante predecibles, funcionan correctamente a nivel argumental, y tampoco faltará algún que otro cameo de esos de acabar subidos en la silla. Tanto la historia como, sobre todo, su ambientación, son, con diferencia, los dos aspectos más destacados de esta obra, ya que se destila Star Wars por todos sus poros ayudando a incrementar el componente inmersivo del que hablábamos antes y a que se nos pasen las horas volando jugando.
Para reforzar esta idea de mundo salvaje entra en liza un aspecto que, si bien no resulta especialmente novedoso, sí apuntaba a convertirse en uno de los ejes del desarrollo: los sindicatos. Dentro de que, como ya os adelantamos en el avance, todo estaba destinado a convertirse en un mundo abierto de Ubisoft más, había una nueva esperanza depositada en esta mecánica centrada en ir cumpliendo misiones para los distintos grupos de mercenarios que lideran cada región para ganarnos su favor, aunque eso signifique que podamos perder el de otros clanes que puedan hacernos falta. Esto tiene cierto peso en el desarrollo, ya que nuestra relación con uno u otro acaba determinando a qué zonas podemos entrar con mayor libertad y en cuáles nos atacarán nada más ser vistos, además de alguna que otra ayudita puntual en momentos dados. Eso está bien y puede ser interesante, especialmente para los más completistas, ya que si alcanzamos niveles altos de complicidad con los grupos, también conseguiremos equipo o recompensas inaccesibles de otros modos. Es evidente que es una idea y un contenido atractivo para incrementar el tiempo y la vida útil del juego con el amplio contenido secundario del que dispone, con el que se permite también profundizar más en el lore de cada clan, sus inquietudes e intereses.
Pero, al mismo tiempo, me queda un poco la sensación de ser una oportunidad desperdiciada por la poca influencia que este contenido tiene en la historia principal. Quizás aquí haya entrado en conflicto una idea o visión personal, porque todo este marco de encarnar a una mercenaria que tiene que acercarse a unos aliados u a otros en momentos dados, en mi mente se dibujaba como una especie de Mass Effect en el que este tipo de elecciones acarrearían consecuencias en el devenir de la aventura. No es así, sin embargo, y la única repercusión se siente en los matices mencionados que afectan de soslayo a ciertas mecánicas jugables y todo el asunto de los sindicatos se queda como un interesante telón de fondo sin apenas desarrollo y trascendencia. Ubisoft ha ido por el camino sencillo haciendo lo que mejor sabe; es respetable, pero la sensación de “what if?” está ahí.
Star Wars Outlaws busca la grandeza haciendo sentir a quien está a los mandos una gran libertad para moverse por la galaxia como desee, y ese es un acierto innegable. El juego ofrece un amplio abanico de opciones para explorar por tierra, con amplios parajes y asentamientos, y por la propia galaxia, donde también hay recursos y, por supuesto, la presencia de las icónicas batallas espaciales marca de la casa. A nivel de diseño, se apuesta claramente por el habitual binomio de acción e infiltración y, de hecho, en muchos momentos se nos insta a buscar un lugar elevado para observar la fortaleza en la que inmiscuirse y buscar entre varias entradas y opciones. Funciona, aunque con matices: muchas de las misiones se centran en el sigilo y para paliar ligeramente la evidente inferioridad numérica Kay cuenta con la ayuda de Nix, su fiel mascota, que resulta imprescindible para superar cada misión. Esta simpática criatura es muy capaz y tendremos que recurrir a sus virtudes tanto para desactivar algunos generadores como para distraer o atacar a enemigos y ganar esos segundos necesarios para continuar sin hacer saltar las alarmas. Si bien el uso de Nix es interesante, se le podría haber sacado mucho más partido en los puzles, especialmente a la hora de aportar variedad; como comprobaréis jugando, la mayoría de situaciones durante toda la aventura se resuelven de formas similares. No es un hecho grave, pero denota cierta desidia.
Algo menos presente está Nix cuando tocan los momentos de acción, ya que ahí toca hacer uso de la Blaster para acabar con nutridos grupos de enemigos que compensan su falta de puntería con la cantidad. Aquí el juego se ayuda del excelente trabajo realizado por Massive a nivel técnico, que sostiene un cumplidor apartado visual con un amplio número de elementos en pantalla en forma de plomo, láseres y explosiones por doquier. El arma de Kay tiene varios tipos de disparo y tendremos que ir alternando en función del tipo de enemigo, usando la munición eléctrica si lo que nos atacan son droides, por ejemplo, y aportando dinamismo a lo que es un arsenal reducido de armas, algo que se compensa de cierta manera con los distintos tipos de disparo y con la posibilidad de ir recogiendo los fusiles, escopetas o lanzagranadas que sueltan nuestros atacantes. Los combates son todo un espectáculo, especialmente en las zonas diseñadas específicamente para ellos, donde no faltan un montón de barriles rojos alrededor de la posición de nuestros enemigos para que la espectacularidad nos haga olvidar algunas carencias graves que empañan la experiencia.
Porque aquí toca mencionar una IA enemiga que es, sin duda, el mayor debe de Star Wars Outlaws. En las refriegas pasa algo más desapercibida, si bien a veces resulta molesto ver como los enemigos se aproximan hacia nosotros sin contemplaciones, obviando las coberturas, para convertirse en un blanco fácil. Resulta flagrante, eso sí, en cualquier sección de sigilo, donde nuestros objetivos suelen ubicarse de espaldas a nuestra posición para que los ejecutemos a placer, eliminando cualquier atisbo de reto y restando gran parte del crédito que gana la experiencia en otras facetas; he llegado a lanzar una granada a una pareja de centinelas enemigos y observar como otro que está en una posición cercana que ha visto y oído la explosión, regresa a su posición a los dos segundos como si nada hubiera pasado. Y no son situaciones puntuales, sino que se repiten habitualmente a lo largo de las horas; momentos absurdos e incomprensibles que restan muchos enteros al conjunto y que resquebrajan la sensación de credibilidad.
Al final, con todo lo bueno y con todo lo malo, Star Wars Outlaws termina siendo una experiencia bastante disfrutable. No es perfecta y dista de ser un juego de sobresaliente, pero resulta una opción estimable para pasar un buen rato, especialmente si eres fan de la saga y quieres vivir una experiencia más entretenida que trascendente.