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Análisis de Stray Gods - Una tragedia griega en clave musical

The Wicked + The Divine.

Eurogamer.es - Recomendado sello
Stray Gods reimagina la tragedia griega como un musical contemporáneo en el que nuestras decisiones modifican los temas.

Una de las señas de identidad de las leyendas griegas es que trataban de tener un carácter lo más universal posible, apelando a emociones e ideas con los que es fácil identificarse incluso a día de hoy. Quizá este sea el motivo por el que muchas de sus historias han aparecido reinterpretadas a lo largo de los años, ya sea de una manera más sutil o recuperando a sus personajes directamente. Uno de los aspectos que se suele quedar en el olvido es el carácter musical de multitud de representaciones de dichas historias en los teatros griegos; desde baladas acompañadas por una lira hasta coros. En esta ocasión hablamos de un juego que actualiza a personajes conocidos de la mitología griega que no solo se acuerda de la faceta musical, sino que la convierte en su principal pilar.

Stray Gods: A Roleplaying Musical cuenta la historia de Grace, una joven cantante sin un rumbo claro en la vida que logra accidentalmente los poderes de una de las Musas de la Antigüedad. Descubre así que personajes de los mitos griegos como Atenea, Perséfone o Pan son reales y siguen con vida en el mundo actual, si bien se ocultan entre los mortales para no llamar la atención. Tendrá que sacudirse pronto la sorpresa debido a que ha sido acusada de asesinato y solo cuenta con una semana para defenderse de una acusación que el Coro, la organización de estos mitos (Ídolos, en el lenguaje del juego), castiga con pena capital.

El subtítulo del juego puede llevar a cierto engaño: la parte de “roleplaying” no es tanto porque se parezca a un RPG, como porque nos deja interpretar a Grace de diferentes maneras a través de rueda de diálogos similares a las de un Mass Effect o un Dragon Age; precisamente el guion del juego es de David Gaider, uno de los principales responsables de la historia de esta última saga de Bioware. Al principio de la partida elegimos una ‘actitud’ (agresiva, jovial o cerebral) que nos desbloquea opciones de diálogo adicionales en ciertas situaciones, pero no hay estadísticas ni evolución del personaje en función de nuestras decisiones; las diferentes opciones de diálogo cambian la historia, pero no tanto a la propia Grace.

La rueda de diálogos es la mecánica que más abunda en todo el juego; a excepción de ciertos momentos en los que tendremos que decidir por dónde continuar la historia y unas breves escenas donde investigamos estancias, prácticamente todo el juego se basa en elegir cómo nos aproximamos a cada situación. Cada personaje prefiere un cierto tipo de aproximación, así que prácticamente desde el principio encontraremos pequeñas modificaciones que Por ejemplo, intentando establecer contacto por primera vez con Perséfone, una Grace más activa encontrará ayuda en Hermes (una bebida energética con patas), mientras que una aproximación más suave nos acercará a Eros.

Pese al profundo rediseño de los personajes (Apolo como un hippie surfero, Perséfone como la estilosa dueña de una discoteca), Stray Gods sabe apoyarse en los mitos griegos a la hora de construir su narrativa y no solo como un elemento estético. Su trama recoge elementos fundamentales de una tragedia griega y los adapta a una historia con un esquema más actual sin perder de vista las cualidades casi universales que han logrado que a día de hoy sigamos leyendo, viendo o jugando a adaptaciones de estas historias en las que podemos vernos reflejados.

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Los Ídolos de Stray Gods en particular recuerdan a la reimaginación que recibían ciertos dioses en los cómics The Wicked + The Divine de Kieron Gillen y Jamie McKelvie, donde mitos como Amaterasu, Baal o Inanna renacían en la actualidad como estrellas musicales (de hecho, la Perséfone de Stray Gods se parece bastante al diseño de Lucifer en WicDiv). Si bien en aquella serie los dioses buscaban activamente la fama y aquí tratan de ocultarse, en ambas obras se destaca el poder de la música como una magia arcana capaz de cambiar a la gente que la escucha.

El poder de Grace como Musa en Stray Gods le permite inspirar a otros a cantar para ayudarles a ver otros puntos de vista y, con suerte, convencerles de que tomen una cierta decisión. Esta mecánica se convierte de nuevo en decisiones que tenemos que tomar en ciertos puntos de la canción, en este caso con tiempo límite. En última instancia no podemos controlar voluntades ajenas, pero si hemos expuesto bien nuestros argumentos durante la parte musical podemos desde obtener información hasta salvar vidas.

Una de las apuestas más acertadas de Summerfall Studios fue la selección del cásting de actores, plagado de voces conocidas (Laura Bailey, Troy Baker, Felicia Day, Mary Elizabeth McGlynn, Ashley Johnson…) que saben impregnar de su talento cada línea y cada estrofa. Un tropiezo aquí habría sido fatal, pero han acertado la tecla incluso con actores que no habríamos imaginado cantando. Le dan una enorme personalidad a unos temas que van de lo divertido a lo trágico y que saben desarrollar adecuadamente ciertos leitmotiv para que las canciones finales tengan el impacto necesario.

El enorme trabajo que llevan detrás las escenas musicales se aprecia en especial en segundas o terceras partidas; sorprende continuamente la manera en la que la música y las letras se adaptan en función de si decidimos afrontar las situaciones de manera más directa, más emocional o más cerebral. No solo eso; en función de los personajes con los que nos llevamos mejor o peor nos podemos perder temas enteros por completo. Es un juego que merece la pena rejugar un par de veces, a lo que ayuda una duración de unas 5-6 horas que se reduce en siguientes ocasiones, ya que podemos saltarnos los diálogos comunes.

Es posible que prefiramos volver a leerla, porque la historia es el otro pilar sobre el que se sustenta Stray Gods. Los momentos más ligeros de la trama, como cuando nos toca ejercer de celestina, se salpican de momentos más serios donde las ideas de identidad y memoria se ponen a prueba cuando el juego se detiene a desarrollar las facultades de los Ídolos, además de una escena sobre el traspaso de poderes que puede ser particularmente dura; no es mala idea echar un vistazo a los avisos de contenido del menú de opciones antes de empezar la partida. Pese a su corta duración le da tiempo de sobra a sacar temas que nos dejarán dando vueltas una vez finalizada la partida.

Uno de los elementos que le da rejugabilidad al título es, como no podía ser de otra manera viniendo del guionista de Dragon Age, la posibilidad de entablar un romance con algunos de los personajes principales de la trama. Quizá en este aspecto es donde se le ven las costuras al sistema de Stray Gods a nivel mecánico, ya que el juego nos marca explícitamente las opciones que conducen a los romances; habría sido más divertido descubrirlas por nuestra cuenta. En cualquier caso, la manera en que el juego aprovecha este sistema como parte de la historia hace que se le perdone esa simpleza.

Stray Gods: A Roleplaying Musical es una aventura ligera en duración pero densa en situaciones, que utiliza un asesinato como excusa para desarrollar su particular universo en el que reimagina mitos griegos desde una perspectiva contemporánea y con un acertado énfasis en unos divertidos números musicales. Aunque a nivel mecánico es un título muy simple, lo compensa con una interesante trama que despliega suficientes ramificaciones como para justificar al menos un par de partidas.

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