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Análisis de The Cosmic Wheel Sisterhood - El destino está escrito en las cartas

Magic: el Encuentro.

Eurogamer.es - Recomendado sello
The Cosmic Wheel Sisterhood desarrolla todo un cosmos de obsesiones en torno al destino y las consecuencias de nuestras decisiones.

En ocasiones coinciden en el tiempo una serie de obras que, por casualidades cósmicas, tratan un tema similar desde perspectivas distintas. No es algo que se pueda prever, pero en apenas dos semanas de agosto llevamos ya tres juegos que no solo hablan de la toma de decisiones, sino también de las consecuencias y tratar de deshacernos del control de la predestinación en el contexto del videojuego: Baldur’s Gate 3 con su compleja red de posibilidades, Stray Gods a través de su trama de tragedia griega y ahora el nuevo juego de Deconstructeam, el estudio valenciano responsable de The Red Strings Club y Gods Will Be Watching.

The Cosmic Wheel Sisterhood cuenta la historia de Fortuna, una bruja que cumple una condena de mil años de exilio absoluto sin acceder a la baraja del tarot que le permite usar sus poderes de adivinación. Incomunicada durante doscientos años, toma una decisión drástica y totalmente contraria a las leyes de su aquelarre: invocar al behemot Ábramar para que le ayude a escapar de su vivienda, convertida en cárcel. A cambio de firmar un pacto con un precio impensable, podrá recuperar el contacto con otras brujas y recuperar sus visiones por el futuro; no con un tarot normal, sino con una baraja de su propia fabricación.

La relación entre Ábramar y Fortuna comienza sembrada de desconfianza pero va ganando un tono más dulce a medida que crece la complicidad. Una vez Fortuna es capaz de recibir visitas empezamos a conocer a las brujas que forman su aquelarre, un grupo variopinto con poderes tan únicos como sus personalidades, carismáticas ya desde su propio diseño. El guion de Jordi de Paco sabe navegar entre los momentos de comedia distendida y las puñaladas en el corazón con naturalidad, en particular en unos interludios que desarrollan el pasado de la bruja protagonista y conocemos más acerca del origen de sus poderes.

La capacidad de Fortuna para generar cartas y leer el futuro con ellas es el centro de The Cosmic Wheel Sisterhood durante gran parte de su duración, tanto a nivel temático como en sus mecánicas. Las diferentes brujas nos irán trasladarnos sus inquietudes y podremos aclarar su destino sacando una carta de nuestra baraja, asociando sus posibles lecturas a una de las preguntas que nos han realizado. En ese momento recibiremos varias interpretaciones posibles de lo que significa la carta en el contexto de la pregunta; además de variar el posible futuro del personaje, Fortuna recibirá energía mágica con la que seguir trabajando en nuevos naipes.

Para elaborar una carta precisamos de esa energía, asociada a cuatro elementos: agua, fuego, tierra y aire. Se puede obtener en varias acciones en esta casa-prisión floreada de detalles gracias a la dirección de arte de Marina González.: estudiando, leyendo ficción interactiva de una cuidada selección de firmas invitadas, soñando o, más habitualmente, con la lectura de las propias cartas: un destino más violento suele estar asociado al fuego, mientras que la ausencia de cambio se suele asociar a la tierra. Cada carta se dibuja seleccionando tres conjuntos: una esfera (el fondo), un arcano (el elemento protagonista de la ilustración) y un símbolo (accesorios para matizar la imagen), cada una con un coste de energía.

Tras pagar el precio podemos jugar con los tres conjuntos para dibujar nuestra carta: encuadramos un fondo vertical en una estampa alargada y colocamos figuras de las dos colecciones de elementos. Las herramientas serán reconocibles para quien tenga algo de experiencia en edición de imagen, aunque quizá le lleve algo más de tiempo dominarlas a quien no tenga esas nociones. Podemos realizar la mayoría de transformaciones (girar, escalar, voltear…) y ordenar las capas para convertir un yermo escenario en una auténtica carta digna de forma parte de nuestro tarot.

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El propio proceso de aprendizaje de las cartas es una de las facetas más enriquecedoras de The Cosmic Wheel Sisterhood. Al principio es normal sentirse un poco inhibido y optar por una única figura protagonista acompañada de algún accesorio, pero a medida que le dedicamos tiempo al editor aprenderemos a contar historias a través de la composición de las propias cartas. Aprovechando una cuidada selección de evocadores sprites dibujados por Iván Papiol, el juego nos invita a comunicar historias a través de lo que se muestra explícitamente y de lo que se insinúa en los márgenes del naipe.

Cuando terminemos de juguetear con la carta podremos darle forma de forma definitiva y recibirá una serie de asociaciones: salvaguarda, anhelo, renacimiento... A partir de ahora, cuando una lectura tenga como protagonista ese naipe, tendremos que prestar atención a sus potenciales significados, porque nos abrirán diferentes ventanas de posibilidades al futuro en función de las energías que destilan. De la misma manera que el juego nos invita a aprender a dibujar naipes más interesantes, comprender los significados de nuestras propias creaciones es básico para poder realizar lecturas de manera educada y responsable.

The Cosmic Wheel Sisterhood está tan interesado en el poder de las propias interpretaciones como en el de las decisiones que tomamos. Quiere que veamos cómo nuestras palabras calman o preocupan a nuestras interlocutoras, cómo pequeñas lecturas se transforman en momentos decisivos, pero sobre todo quiere que tomemos responsabilidad en cada decisión. No hace falta un cartelito de que alguien recordará una de nuestras lecturas para saber que hemos cambiado su destino de manera irremediable debido al conocimiento que ha obtenido.

En cierto momento del juego se introduce una nueva mecánica que cambia por completo el ritmo de la partida, algo a lo que ya nos tiene acostumbrados Deconstructeam. Aquí se trata de nuestra participación en una especie de campaña electoral en la que se decide el futuro del aquelarre de brujas. El propio juego se burla en su texto de la gente que opina que “no cabe la política en los videojuegos”, y lo lleva más allá a la hora de enfrentarnos a un proceso donde no podemos limitarnos a repetir las propuestas ajenas sino que nos tenemos que mojar en asuntos polémicos. Hasta ahora hemos definido destinos individuales, así que es un salto lógico que se introduzca un componente de política explícita, que define destinos colectivos al abrir o cerrar potenciales marcos de actuación y pensamiento.

De hecho, lo primero que tenemos que hacer para dar comienzo a esta campaña electoral es posicionarnos en torno a temas controvertidos dentro del mundo mágico (aunque se pueden establecer paralelismos con problemas reales) y defender nuestra postura frente a los grupos donde serán menos populares. Durante la campaña tenemos que ganarnos simpatías de las brujas, enfrentarnos con aquellas que se oponen a nuestras ideas e incluso investigar trapos sucios de la competencia. Es un momento de enfrentar nuestro idealismo a un terreno de juego donde el pragmatismo parece jugar con ventaja, si bien todas las brujas a las que crucemos se encargarán de hacernos saber que no han dicho su última palabra.

Recordar todas y cada una de las decisiones que hemos tomado a través del juego es el pilar de un emotivo tramo final que cierra el juego de manera sensacional. Gran parte de la culpa es de uno de los mejores temas de la compositora Fingerspit, que le imprime intensidad a este tramos tras deleitarnos con una colección de temas más íntimos y personalizados para cada una de las brujas. Lo da todo en el momento en que ningún hilo debe quedar suelto: alianzas y traiciones, deudas y compromisos.

Quizá lo más interesante, encajando con esta temática de destino y decisión que comentaba en el primer párrafo, es que en The Cosmic Wheel Sisterhood las decisiones más complicadas y relevantes ocurren prácticamente al principio de la partida, sin apenas conocimiento de su universo. Están ahí presentes durante toda la duración de la trama, resolviéndose de manera lenta pero implacable, convirtiéndose en una soga que nos hemos colocado al cuello y se va apretando lentamente a medida que se desarrolla su historia.

En esta visión única del destino y la toma de decisiones se puede apreciar cómo los intereses del equipo, deslizados poco a poco a través de juegos de game jam, van tomando una nueva forma en su intersección. The Cosmic Wheel Sisterhood se puede entender como la sublimación de una constelación de temáticas, formales y mecánicas exploradas en profundidad anteriormente, desde los rituales asociados a la adivinación de Dear Substance of Kin hasta la construcción de mazos de De Tres al Cuarto, pasando por la importancia de la selección y composición en Eternal Home Floristry. Esta combinación da lugar a una obra que contiene y a la vez sucede a todos sus juegos anteriores.

The Cosmic Wheel Sisterhood es una fotografía de las obsesiones actuales de Deconstructeam, que a día de hoy posee uno de los imaginarios más ricos del sector. La fusión de unas sensibilidades tan particulares da lugar a una voz propia que pone aquí su atención en el destino, las decisiones y las consecuencias. Une personajes memorables, mecánicas únicas y un apartado artístico inimitable para dejar un suave poso que seguiremos paladeando días después.

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