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Análisis de Vengeful Guardian: Moonrider - El retro también es hoy

Vengeful Gaiden: Rokkurider.

Eurogamer.es - Recomendado sello
Consciente del pasado y del presente, Vengeful Guardian: Moonrider es un potente título de acción en 2D repleto de homenajes a la era de los 16 bits.

Como suele ser costumbre estaba listo para abrir fuego en este texto con un tema que toca de forma tangencial - pero siempre jugosa - al título que vamos a traernos entre manos. Vengeful Guardian: Moonrider, como su propio nombre sugiere, se presta a tocar temáticas como la venganza, la justicia y el frío acero que suele acompañar a ambas. Pero a veces la vida, como ya establecía Parque Jurásico, se abre camino tal y como le viene en gana. Y tampoco me tengo que remontar demasiado: el día anterior al que estoy redactando estas líneas llegaba a mis dominios - mi muro de Twitter, vaya - un tuit que enfrentaba a dos imágenes; por un lado teníamos la monumental inversión económica que algunos fervientes amantes del retrogaming realizan para poder acercarse a replicar en la tecnología digital actual la experiencia visual de las consolas de antaño, y por otro, ante tamaño despliegue, nuestro querido, robusto y nunca bien ponderado cable RCA sentenciaba “contempla lo que necesitan para imitar una fracción de nuestro poder”. Sin embargo, y si dejamos a un lado los memes, al calificar el retro en términos tan absolutos puede que nos encontremos en una posición incómoda si nos planteamos que se incorporen al término muchas de las propuestas que ven la luz en la actualidad.

Porque Vengeful Guardian: Moonrider tiene puro sabor retro. Se juega como un clásico de los 16 bits, su robusto pixel art encajaría a la perfección en un cartucho de la Mega-Drive y la música que marca el ritmo de la acción rememora el estilo de las grandes bandas sonoras de la época. Y, como no podía ser de otro modo, si entramos en las opciones podremos activar el filtro CRT para que sintamos el auténtico blast from the past en nuestros sistemas del siglo XXI. Así que, con estos apuntes, ¿Vengeful Guardian: Moonrider podría encajar en la categoría del retro o no?

Ah, pero este texto no está para dictar sentencia en tamaños debates, más propios de foros como la Berlin Interpretation del Roguelike, la Tertulia del Café Gijón o la Cafetería de mi Facultad, por citar algún que otro ejemplo neutral. No, hoy nos centraremos en los resortes que hacen que salga adelante un título como Vengeful Guardian: Moonrider.

Y uno de ellos, sin ningún género de dudas, es su inmediatez jugable. Tras una breve introducción en la que se entremezclan retazos de retransmisiones televisivas para mostrarnos un panorama sombrío y propio de una distopía fascista, pronto asistiremos al escape de Moonrider de su cápsula de contención. Con unos medidos golpes y los correspondientes katanazos, Moonrider da buena cuenta de la seguridad - y de algún científico de moralidad dudosa - de la sala y el control queda en nuestras manos. No estaría de más haber jugado el (opcional) tutorial para familiarizarse con la totalidad de los controles, pero, en cualquier caso, esa escena pone de manifiesto una gran parte de las habilidades de nuestro protagonista y recae en nuestras manos la disciplina de cómo usarlas: un combo de tres golpes, golpe bajo, patada aérea - que también podrá usarse en diagonal - y el devastador ataque al esprintar. Y como buen juego de acción en 2D que es, Vengeful Guardian: Moonrider nos empuja constantemente a avanzar, con un primer nivel que encapsula a la perfección gran parte de la esencia de este título. Las estancias que recorreremos en nuestra huída están repletas de una alegre mezcla de guardias, científicos, ninjas y demás soldadesca más que dispuesta a probar el filo de nuestro armamento. Todo muy normal y reminiscente de clásicos como los Shinobi hasta que, de golpe y porrazo, nos vemos encerrados en una sala con un horror gigeresco de proporciones indescriptibles que pasará, en pocos segundos, del anuncio de su presencia a la ofensiva, obligándonos a esquivar y atacar con precisión mientras atendemos a sus patrones de ataque.

Ahora bien, este primer nivel, lleno de acción, emoción y ninjas, busca en parte jugar al despiste. Toda vez que Moonrider ha escapado de su cautiverio se abrirá ante nosotros un mapeado en el que aparecerán distintas zonas para infiltrarnos e ir acabando con los distintos agentes del régimen totalitario. La parte buena será que, si somos capaces de eliminar a uno de esos agentes que custodiarán cada zona, obtendremos un módulo que se añadirá a nuestro repertorio de ataques especiales e imitará los poderes de nuestro rival caído. ¿La parte mala? Para enfrentarnos a ellos tendremos que superar niveles con un buen puñado de peligros. Si bien Vengeful Guardian: Moonrider no intenta esconder, en modo alguno, que su estructura bebe directamente de ese clásico atemporal que es Mega Man, también cabe señalar que hay un despliegue de buen hacer en el diseño de sus niveles. Enemigos cuyos ataques vienen de un segundo plano, huidas a la desesperada, plataformeo intenso o asaltos en motocicleta son solo un puñado de situaciones a las que tendremos que hacer frente y que otorgan una variedad más que agradecida a un título que bien podría haberse limitado a la acción en 2D y, sin embargo, apuesta fuerte por la variedad.

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Ahora bien, dentro de su estructura jugable hay algún detalle que puede que no sea del agrado de todos los jugadores. Aun contando con un buen puñado de intensos niveles en su haber, aquellos con galones en la acción en 2D - y, especialmente, en los ya citados Mega Man - puede que se despachen Vengeful Guardian: Moonrider en, quizá, no más de dos sesiones. Pese a que este título está orientado a la rejugabilidad para mejorar nuestras calificaciones en cada nivel y al speedrunning, su brevedad es incuestionable. No obstante, y de forma muy inteligente, dos modos de dificultad se esconden entre los módulos que iremos encontrando y que nos podremos equipar al inicio de cada misión: uno que nos hará recibir menos daño pero nuestra nota nunca subirá de “B” - siendo la más alta “S” - y otro que hará que mordamos el polvo con un mísero golpe, algo no apto para aquellos que se estresen con facilidad.

Y aunque hay alguna hitbox que podría haber sido algo más generosa con nuestros ataques, todo ello se compensa por parte de un título que nos ofrece una acción de la vieja escuela sin llegar a ser tan frustrante, en tiempo y forma, como muchos de los títulos que jugamos en la época que Vengeful Guardian: Moonrider homenajea. Variado, divertido y repleto de guiños a títulos que marcaron una era, Vengeful Guardian: Moonrider contiene las enseñanzas de aquel entonces entendiendo las necesidades de los jugadores de la actualidad. Si a esto le sumamos un pixel art incontestable - esos horrores cósmicos, esa paleta cercana al óxido y lo industrial en muchos casos -, unos niveles que fluyen a la perfección y un apartado musical de escándalo - como es habitual en Dominic Ninmark -, el resultado es, claro, un título redondo. Si es retro o no queda a criterio de cada uno, “companheiro”.

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