Análisis de Yoshi's New Island
Glaciación.
En 1995, cuando todos ya estábamos más pendientes de la primera PlayStation, de la Saturn de Sega y de los rumores sobre la N64 que de los viejos sprites y gráficos pixelados de la generación de los 16 bits, Nintendo se sacaba de la manga una inusual secuela de Super Mario World. En vez de repetir tal cual la fórmula del exitoso juego de lanzamiento de Super Nintendo, en Yoshi's Island Mario pasaba el testigo como protagonista al pequeño dinosaurio y los diseñadores apostaban por estilos totalmente diferentes, tanto en lo jugable - aún siendo igualmente brillante - como en lo visual, con una sorprendente estética crayon. ¿El resultado? Otra joya atemporal de la gran N.
Parece entonces una idea apropiada recuperar este videojuego clásico - quizás menos recordado de lo que debería, al llegar durante el último año de vida de la SNES - en 3DS, una consola muy dada a resucitar viejas glorias, como ya demostraron Kid Icarus Uprising y Luigi's Mansion 2. Esta vez, sin embargo, algo no acaba de cuajar, ya sea porque se ha externalizado su desarrollo (a Arzest, un estudio sin ningún trabajo importante a sus espaldas, pese a contar en sus filas con ex-miembros de Artoon y con el mismísimo diseñador de Sonic) o simplemente porque las cosas no han funcionado tan bien como se esperaba.
Lo cual no deja de ser curioso, porque en el fondo las bases son exactamente las mismas que las de su predecesores. Tienes a los distintos Yoshis transportando al bebé Mario en sus lomos, los coleccionables en cada nivel (veinte monedas rojas, treinta estrellas y cinco flores), la posibilidad de tragar enemigos, escupirlos y crear huevos para lanzarlos con un sencillo sistema de apuntado, la posibilidad de flotar unos instantes en el aire si se deja pulsado el botón tras realizar un salto y, sobre todo, la mecánica que realmente hacía diferente a este spin-off de los Super Mario: priorizar la protección del bebé Mario antes que el ataque a los adversarios. Si jugaste al original de SNES o a sus secuelas para N64 y DS te sentirás a los pocos segundos como en casa, aunque también notarás que la cadencia del movimiento de Yoshi y la física de su salto es ligeramente distinta.
"Yoshi's New Island, y ahí está su problema, acaba reducido a ser un plataformas más, uno que no comete ningún error especialmente grave pero que en ningún momento brilla o consigue destacar en nada."
Eso no implica que no haya novedades, porque las hay y de diferente calado. Al tragar un Shy Guy gigante se genera un huevo de su mismo tamaño, que podemos lanzar para derribar partes del escenario y descubrir zonas secretas. También está la estrella Yoshi, con la que puedes incluso correr boca abajo, o algunas ayudas al morir varias veces seguidas, al más puro estilo Super Mario Galaxy. Lo más importante, en cualquier caso, son los segmentos de fase en los que Yoshi se transforma (en helicóptero, submarino, taladro, globo, etc.) y pasamos a controlar al dinosaurio con el giroscopio de la consola portátil, secciones que añaden un poquito de variedad a la acción. Ya fuera de la campaña también se incluyen varios minijuegos para varios jugadores, anecdóticos pero simpáticos.
Pero si los cimientos son similares a los del venerado juego original y además se incluyen algunas novedades que no desentonan demasiado con el conjunto, ¿qué falla? Para empezar le falta emoción; el diseño de los niveles - salvo algunas excepciones - no es particularmente inspirado, con un ritmo lento y en ocasiones tediosamente pausado. New Island es, además, un juego que presenta una dicotomía muy peculiar: por un lado es corto y excesivamente fácil (puedes terminarlo sin ningún tipo de problema en pocas horas), pero por el otro es extremadamente difícil si quieres hacerte con todos sus secretos. Es una pena, porque la mayoría de jugadores se quedarán en la superficie y apenas unos pocos - los que vayan a por el 100% - le sacarán el máximo partido.
Tampoco acaba de convencer el nuevo estilo gráfico, con fondos pastel y personajes que parecen pre-renderizados; quizás sea un problema de la resolución de la pantalla de 3DS, pero lo que debería ser un título visualmente notable se queda en un pastiche que no deja indiferente. Algo parecido le ocurre a la banda sonora, que trata de ser simpática pero en vez de eso acaba siendo bastante machacona. Aunque quizás lo peor, ya hablando en términos más generales, sea una omnipresente sensación de autocomplacencia, de cumplir con lo necesario para no derivar en la mediocridad pero no hacer nada para sobresalir sobre el resto. Yoshi's New Story es un juego poco ambicioso, temeroso a la hora de arriesgar para estar a la altura de su legado.
De Nintendo, incluso cuando recicla personajes y franquicias por enésima vez, siempre esperas algo más, ese toque especial, esa magia sólo ellos saben imbuir a sus juegos. Es de ella de lo que carece totalmente Yoshi's New Island, y ahí está el problema, al acabar reducido a ser un plataformas más, uno que no comete ningún error especialmente grave pero que en ningún momento brilla o consigue destacar en nada. Un juego sin chispa que entretiene unas horas, pero que se olvida en apenas minutos. Todo lo contrario de lo que esperábamos del regreso de Yoshi y justo lo que esperamos que recupere el futuro Yoshi's Yarn de Wii U, vamos.