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Análisis de Destiny: La Profunda Oscuridad

Vive. Muere. Repite.

Llevo muchas horas jugando a Destiny. Muchas. Básicamente no he jugado a otra cosa desde que el juego se puso a la venta el pasado 9 de Septiembre. Unas 260 horas, o lo que es lo mismo, 11 días íntegros de mi vida dedicados a Destiny. Y he disfrutado de todos ellos, no los cambiaría por ningún otro juego.

A estas alturas todos sabemos cómo es Destiny. Los que lo probaron y dejaron de jugar saben que es repetitivo. Los que lo probaron y se engancharon, saben que en esa repetición se esconde la auténtica esencia del juego. Destiny podría haber sido muchas otras cosas, probablemente mejores, pero es lo que es: un juego basado en conseguir objetos para luego mejorarlos, todo a base de recolección, de farmeo. Y si este concepto te atrae, Destiny tiene mucho de todo esto para ti.

La Profunda Oscuridad es la primera ampliación de Destiny, con una nueva línea de misiones de historia, un par de nuevos asaltos (uno si juegas en consola de Microsoft), dos nuevos mapas multijugador y una nueva raid. También añade algunas armas y armaduras nuevas, así como la posibilidad de subir a nivel 32. Sobre el papel parece que viene bien cargadita, pero desgraciadamente no es así.

Bungie podía optar por dos caminos con esta nueva ampliación: añadir mucho más contenido al juego, cubriendo así la mayor carencia de Destiny y dando más variedad a las misiones que repetimos una y otra vez, o potenciar lo que nos tiene enganchados a millones de jugadores por todo el mundo; la zanahoria atada al palo, tocar la siguiente mejora con la punta de los dedos, seguir en esa espiral de farmeo infinito. Y, efectivamente, ha hecho lo segundo.

No es que La Profunda Oscuridad carezca de contenido nuevo, pero sí es cierto que, por una parte, éste es claramente insuficiente y se completa en unas pocas horas, y por otra es reciclado en su gran mayoría. Volveremos a pasar por escenarios que ya conocemos de sobra, con cambios tan sutiles como hacer el camino en sentido contrario, con una distinta distribución de los enemigos y añadiendo alguna zona nueva. Mención especial merece el "nuevo" asalto exclusivo de PS4: la misión de "El Jardín Negro" en sentido contrario y con distintos enemigos. Como los circuitos en sentido contrario de los juegos de coches...

La Profunda Oscuridad es más Destiny, pero quizás no en su parte más brillante. Nos va a enganchar unas semanas más, pero abusa de la entrega incondicional de un montón de jugadores que ha asimilado y asumido esta estructura tan basada en la repetición de tareas a cambio de una recompensa.

Pero lo peor de esta ampliación es la continua sensación que uno tiene de que se frena la evolución natural de nuestro personaje de manera forzada. Los cambios que ha aplicado Bungie para la mejora de las armas y armaduras hace que todo requiera más materiales, más difíciles de conseguir y bajo reglas absurdas que limitan la velocidad a la que podemos hacer nuestro trabajo. Si bien es cierto que ya no es necesario conseguir materiales en los planetas, porque los podremos comprar a cambio de insignias de la Vanguardia o de Crisol, estamos limitados por el número máximo de estas que podemos conseguir cada semana. Si antes los lúmenes, la divisa del juego, era prácticamente inútil, ahora necesitamos grandes cantidades para poder mejorar las armas exóticas que teníamos antes del lanzamiento de La Profunda Oscuridad, cosa que además sólo puedes hacer durante el fin de semana, que es cuando aparece el vendedor. Para alcanzar el nivel 32 necesitaremos además conseguir niveles altos de reputación con Eris, el nuevo personaje que nos ofrece las misiones de esta ampliación, pero sólo podremos hacer entre tres y cuatro misiones diarias, con lo cual no podremos completar esa tarea hasta que pase una cantidad determinada de días.

En definitiva, da la sensación de que todo el sistema de mejoras de armas y armaduras está diseñado para que tengamos algo que hacer hasta febrero, que será cuando se publique la segunda ampliación. Y uno, que disfruta del juego cada día a pesar de sus defectos, no puede evitar sentir que habría sido mucho más divertido tener un buen montón de contenido que disfrutar, en lugar de sufrir una vuelta de tuerca a un sistema de farmeo que por momentos hace perder las ganas de encender la consola para hacer las tareas diarias.

Poco que objetar a los nuevos mapas de PvP, divertidos y bien nivelados como es marca de la casa, aunque sí nos hubiera gustado ver alguna incorporación a la lista de los mapas de Control, que es claramente el modo multijugador más popular de Destiny.

Pero queremos quedarnos con buen sabor de boca. La Profunda Oscuridad añade algunos elementos que sin duda mejoran la experiencia de Destiny. La estructura de las nuevas misiones de Eris es claramente más dinámica y divertida que lo que habíamos visto hasta ahora. Recuerda más a las series de misiones para conseguir armas exóticas, pero con un peso argumental mayor. Esperamos que sea el camino a seguir. También se han añadido algunas curiosidades, como armas normales que se transforman en Legendarias o Exóticas mediante tareas específicas.

La perla de esta ampliación es la nueva raid. Al igual que La Cámara de Cristal era la experiencia más completa y desafiante de Destiny en sus inicios, El Fin de Crota nos va a dar muchas semanas de placer junto a otros cinco colegas. Encontramos nuevas mecánicas, nuevo loot, y un aliciente para jugar un poco todos los días, para llegar más fuertes a esta raid y tener éxito.

La Profunda Oscuridad es más Destiny, pero quizás no en su parte más brillante. Nos va a enganchar unas semanas más porque no podemos parar de jugar, pero abusa de la entrega incondicional de un montón de jugadores que ha asimilado y asumido esta estructura tan basada en la repetición de tareas a cambio de una recompensa. Esperamos que la próxima ampliación, La Casa de los Lobos, sea capaz de cubrir las carencias de esta primera.

5 / 10

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