Análisis de FIFA 15
Ultimátum.
Sabía que FIFA 15 no incoporaría demasiados cambios cuando, en una de las presentaciones que asistí antes de su lanzamiento, los desarrolladores vendrían como la gran novedad el público, los estadios y las repeticiones. Sí, están un poco mejor, ahora la iluminación es más adecuada, el césped se va llenando de marcas y en la media parte vemos unos planos bastante cuidados con las mejores jugadas. Pero, ¿a partir de qué partido vamos a dejar de fijarnos en todo esto?
Y a pesar de que sí, de que se ve mejor, los movimientos de las repeticiones están ya muy vistos y son algo robóticos y los jugadores, no nos engañemos, tampoco están modelados como en el UFC o en NBA 2K15; el pelo, las camisetas, la expresión facial... hay infinito margen de mejora. Si EA nos quiere sorprender por ahí debe hacer un replanteamiento gráfico, como hizo en 2008, y no anunciar un nuevo motor a bombo y platillo y que luego no impacte lo suficiente. FIFA necesita volver a sorprender para volver a liderar con potencia y una de las vías, tal y como lo veo, es subiendo la exigencia gráfica varios peldaños.
Porque las novedades de gameplay, que hay muchas y prácticamente todas son de agradecer, las percibirán los usuarios que más caña le han dado a FIFA 14 -e incluso para ellos serán, hasta cierto punto, insuficientes. FIFA 15 es, por encima de todo, un ejercicio de reajuste, de corrección de fallos y de errores, de jugar con el ritmo de los partidos y de intentar que darle algo más de soltura a la experiencia. Por un lado tenemos mi novedad favorita, la posibilidad de saltarnos las interminaaaables secuencias de saque de banda, saque de portería y demás escenas intermedias que nos hacían perder tiempo. ¿Cuántas horas de mi vida habré pasado viendo cómo los jugadores iban a buscar el balón en la banda en FIFA 14? Mejor ni contarlas o entraré en crisis. En FIFA 15 el ritmo es mucho más alto. Era de cajón arreglar esto.
Los porteros son posiblemente lo que más destaca; uno de los problemas de FIFA 14 era que si jugabas suficientes horas sabías exactamente cómo y cuándo chutar para conseguir exactamente el gol que querías. Sabías que solo podías chutar de lejos en determinadas situaciones, que tenías que resolver los uno contra uno de cierta forma. Al final se convertía en una carrera para interiorizar minifórmulas que acababa siendo agotadora y que al final eliminaban toda emoción en los partidos. Que los porteros sean impredecibles parece, y a falta de jugar cientos de horas para acabar de corroborarlo, una muy buena solución a ese problema. Ahora es difícil saber cómo responderán, hacia dónde rebotará el balón e incluso puedes ir a buscar un fallo. Que erren está bien, es natural, sucede en el fútbol, pero posiblemente generará más de un enfado. Es uno de esos elementos que generan frustración pero, a pesar de ello, me alegro de esta remodelación y creo que han acertado con el cambio.
Los típicos exploits de los centros y de los pases en profundidad por arriba se han corregido con una defensa mejor posicionada, que lee bien las jugadas, y que es capaz de acercarse un poco más al atacante para desviar los tiros y los pases. Parece sin embargo que la velocidad de los jugadores sigue siendo un elemento desequilibrante y vemos muchos goles que consisten en, básicamente, empezar a correr y zafarse de casi todo el mundo sin necesidad de regatear con una facilidad exagerada. La única forma de minimizar esos ataques es mantener la posición y no presionar en exceso, lo que convierte la tarea de defender en un proceso lento y poco agradecido.
El feeling general de los chutes y de los pases ha mejorado; están acompañados de unos efectos sonoros más contundentes y si los mezclas con una física perfeccionada del balón con efectos chulos, con la imprevisibilidad de los porteros y, sobre todo, un movimiento mucho inteligente y fluido de tus compañeros... los partidos mejoran. En FIFA 15 es todavía más importante el planificar tus ataques. Los mejores goles vienen de estar atento a los desmarques de tus compañeros más que de intentar chuparte a toda la defensa tú solo. Los pases son más rápidos y contextuales y las animaciones acompañan a la dirección del jugador -por ejemplo ahora harán muchos pases de tacón o con el exterior sin que toquemos ningún modificador, y lo hacen para que no tengas que girarte y perder tiempo, y eso está bien. Los pases y los chutes también son un poco más manuales y hay que afinar más la puntería.
¿Son suficientes estos cambios para alguien que le dedica muchas horas, cada año, a FIFA? Posiblemente no. Los que jugamos mucho los notamos y los agradecemos. FIFA, queramos o no, es un juego anual. Es imposible hacer magia e inventarse un nuevo juego cada año. Posiblemente nos enfadaríamos si nos lo cambiasen demasiado. ¿Entonces en qué quedamos, queremos grandes novedades o queremos el mismo juego de siempre pero más y mejor? En mi opinión tiene que haber un equilibrio, y FIFA 15 se queda demasiado cerca de 14 como para que lo consideremos suficiente. EA no debe limitarse a ajustar y reajustar. Debe sorprender un poco más. Es su trabajo el encontrar la manera; los gráficos, como decía al principio, pueden ser una de las vías. Si no cada entrega se nos agotará antes, porque también la asimilamos y digerimos antes; a FIFA 13 le eché más horas que al 14, y me temo que al 15 le echaré menos que al 14 -pero, igualmente, serán cientos.
Ultimate Team es sin duda el modo estrella de FIFA y cada año gana más y más seguidores. La falta de novedades también se extiende aquí -y en el modo Carrera, que solo aporta mejores scouting y poco más. Podemos crear plantillas con jugadores que no tenemos para ver a quién fichamos y probar distintas configuraciones, y también está la posibilidad de ceder algún crack durante unos partidos para probarlo antes de comprarlo -y esto a mí no me gusta demasiado, le quita esa sorpresa mística al primer partido tras ese fichaje con el que llevabas soñando semanas, esas ganas de querer probar tu nueva compra. Y, además, desequilibra partidos de una manera muy descarada, poco fina.
Había margen de mejora, como la velocidad de los menús o la navegación por el club, que es demasiado tediosa. También se podría haber replanteado el sistema de contratos y lesiones, que acaba siendo una tarea aburridísima y que no le aporta nada al juego (más allá de que te empuje a comprar sobres, pero no deja de ser una mala decisión de diseño para un juego que cuesta 60€: detesto el tener que salir de mi plantilla, ir a la subasta, comprar una carta específica para curar lesión de torso, volver a la plantilla, buscar la carta, aplicarla... ¡arrgh!), o dar un poco más de flexibilidad a las formaciones disponibles, que vuelven a ser pocas. Por no cambiar no han cambiado ni la apariencia de los menús, que siguen exactamente igual.
La sensación es que los que hemos jugado mucho a FIFA 14 nos cansaremos antes de FIFA 15. Las mejoras están ahí, y prácticamente todas convierten a FIFA 15 en mejor juego, pero son insuficientes. FIFA necesita volver a sentirse fresco. Volver a empezar con un equipo en Ultimate Team se convierte en una pura extensión de lo que ya llevábamos haciendo en el anterior; esto no es malo per se, claro, pero es un hecho. La novedad en el terreno de juego se evapora rápido. No quiero sonar pesimista, en todo caso, que no se me malinterprete: FIFA 15 sigue siendo el mejor juego de fútbol que existe. Es divertidísimo, está mucho más equilibrado y es todo un homenaje a este deporte; FIFA sigue siendo FIFA, al fin y al cabo, y eso está muy bien.