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Análisis de LocoCycle

Con el motor roto.

Si no estás muy convencido con los títulos de lanzamiento es normal que mires hacia los indie como alternativa para estrenar tu nueva consola, y más si en la parrilla de salida tenemos un juego desarrollado por Twisted Pixel, los creadores de Splosion Man y Ms. Splosion Man.

De vez en cuando te presentan misiones secundarias opcionales, como llegar a tiempo a un bloqueo de carretera.

LocoCycle tiene un humor muy peculiar y extravagante. Empieza con una escena cinemática de unos 20 minutos -la primera de muchas- y con actores reales; esto parece un episodio de Community, piensas, mientras ves desfilar militares y malotes de todo el mundo reunidos para pujar por dos motos con la última tecnología militar integrada. Son motos que hablan y que pueden desequilibrar cualquier batalla. Pero se pone a llover, y cae un rayo, y tienen que llevar a I.R.I.S. al taller para que Pablo, el mecánico, le de un último repaso. Y aquí empieza la demencia de verdad. La moto resulta que se ha alterado con el rayo y se ha vuelto medio turuta; mientras Pablo le ajusta las tuercas ella ve por la tele un festival de motos que se celebra en Indiana, y decide que quiere escaparse porque eso parece el paraíso. Mientras se pone en marcha el pantalón del mecánico se engancha en uno de los laterales con tan mala fortuna -para él- que lo arrastrarás durante todo el juego. Cuanto más grita Pablo más motivada está la moto, y algo de culpa tiene que se haya estropeado el sistema de traducción. Pablo, que debe ser puertorriqueño, habla siempre en castellano "¡suéltame, quiero bajaaaarme!" y la moto entiende algo así como "a tope, vayamos al festival". Los tiras y aflojas entre ambos son sin duda lo mejor del juego, y hay algunos diálogos realmente ingeniosos. De fondo, claro, tienen a una multimillonaria corporación persiguiéndoles e intentando detenerlos.

El escenario es feote y con poca gracia. Gráficamente deja mucho que desear, a pesar de los giros de cámara que se esfuerzan en darle dinamismo.

Es una pena que todo lo demás se haya puesto tan al servicio de un guión que sí, puede dar para un par de chistes, pero está tan estirado y de una forma tan ligerita que hubiese necesitado unos cimientos jugables para aguantarlo. En este shooter llevas a la moto, con Pablo arrastrándose por el suelo, y mezcla secuencias de conducción con persecuciones y comabtes muy simples. La moto tiene un ataque flojo con la X, otro más duro con la Y y dispara sus metralletas con la B. La A sirve para acelerar, para contraatacar y para atacar a ciertos enemigos aéreos.

Lo más decepcionante del juego es que las mecánicas que sirven como base de todo no tienen ninguna gracia. Splosion Man, un juego brillante, también juega con muy poquitos elementos -saltos, plataformas y la característica explosiva del personaje- pero se las apaña para dar lugar a situaciones complejas y un reto considerable. Los combates de LocoCycle son más simples que el mecanismo de un botijo y si te matan es que estás haciendo algo muy mal, y las fases de conducción, por las que te mueves por un pasillo de bordes muy claros y de los que no te puedes salir, no aportan nada. En general tienes la sensación de estar avanzando por avanzar: nada es demasiado difícil y a pesar de los chascarrillos te aburres en un par de horas.

El combate introduce un sistema de combos, pero lo limitado de los ataques y la sorprendente facilidad con la que evitas que te golpeen anula todo reto. Durante las persecuciones normalmente tenemos que disparar las metralletas hacia adelante, y no tiene más complicación que ponerse detrás de las furgonetas que nos quieren detener y dejar apretada la B.

"El juego parte de unas mecánicas jugables sin gracia. A partir de ahí todo va a peor."

Las animaciones son de lo mejor, en especial las caras de agobio de Pablo.

El juego intenta remontar en algunas secuencias, especialmente con los jefes finales, que añaden alguna mecánica nueva, como convertir la moto en un avión, en una moto de agua o con disparos laterales, pero pronto te das cuenta de que es más de lo mismo. Los distintos escenarios, dibujados con poca gracia y muy alejados de lo que esperamos a nivel gráfico de la nueva generación -si es que además tiene unos artes muy feotes-, también intentan salpicarse de vez en cuando con breves giros jugables pero son tan absolutamente anodinos que todavía empeoran lo demás.

Lo más deprimente de todo es que se nota que el equipo de desarrollo está lleno de talento y de buenas ideas, pero en esta ocasión han elegido las piezas incorrectas para montar la moto; si toda la base jugable está mal es imposible arreglarlo a media carrera. LocoCycle no llega, en ningún momento, a presentarte ninguna mecánica que te resulte interesante o un reto; todo lo contrario, tira mucho de QTE y de machacar botones. Y es extraño que haya pasado esto, porque es muy evidente que, desde el principio, nada funciona porque nada es esencialmente divertido de hacer. Existe un sistema de mejora de habilidades que lo único que hace es facilitar todavía más tu tarea, cuando en realidad el juego pide a gritos un aumento de dificultad.

LocoCycle es sin duda el peor juego de Twisted Pixel; sale para Xbox 360 y Xbox One y achacaremos el fallo, incomprensible si tenemos en cuenta su catálogo, a las prisas por querer tenerlo lista para la salida de la consola. Tanto en el mismo género como en otros existen docenas de mejores alternativas.

4 / 10

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