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Análisis de Monster Hunter 4 Ultimate

La sombra del coloso.

La evolución de los Monster Hunter ha sido lenta pero imparable a lo largo de las distintas entregas, y podríamos decir que a estas alturas el diseño ha encontrado la fórmula adecuada entre la experiencia personal y el trabajo en equipo. Pero no son juegos sencillos. Tras su planteamiento básico, tomar el papel de un cazador de monstruos que se dedica a explorar todo tipo de rutas inhóspitas, la serie mantiene una robusta capa que exige un mínimo de preparación por parte del jugador, y de alguna forma no recompensa de forma tan instantánea como otros; para salir airosos hay que entender a los monstruos a los que nos enfrentamos, aprender sus rutinas, saber dónde comen, dónde descansan, cuándo atacan y por qué. Eso hace especial a estos juegos. A ellos y a su éxito.

Y Monster Hunter 4 se ocupa de aquello que faltaba por pulir. Capcom se ha encargado de aquellos detalles que venían siendo motivo de queja hasta ahora y que impedían que más gente se sumara a su mundo: hay nuevas armas, nuevos monstruos, y más importante, nuevas mecánicas que apuestan por una jugabilidad más dinámica sin dejar de resultar tan exigente como siempre. Monster Hunter 3 Ultimate, la última entrega de la serie que llegó a Europa, fue un éxito de crítica y resultó clave para consolidar la caza de monstruos salvajes en el público de nuestro continente, pero muchos de los que lo pusieron por las nubes fueron los mismos que destacaron, no sin razón, la falta de variedad que parecía destacar en algunos monstruos del juego; eran espectaculares, por supuesto, pero muchos parecían vagas versiones de otros, o todos dragones con algún detalle diferenciador por aquí o por allí que no aprovechaban del todo las fructíferas ideas de otros juegos de la franquicia.

La versión Ultimate, la única que llegará a Europa, incluye todo el contenido adicional y mejoras presentes en 4G, una versión mejorada de la cuarta parte publicada en Japón el año pasado, por lo que estamos hablando de todo un mastodonte en horas de juego.

De este detalle, debo decir, no fui tan consciente entonces como lo he sido ahora, tras jugar a Monster Hunter 4 Ultimate; Capcom ha realizado un trabajo encomiable también en este aspecto añadiendo un total de veintiocho monstruos nuevos y sesenta y ocho viejos conocidos procedentes de anteriores títulos, como Congalala, de Monster Hunter Freedom Unite, Kirin o el mítico Rathalos, con su veloz vuelo y su aliento de fuego. Todos ellos, por supuesto, con sus propios puntos fuertes y débiles, sus patrones de ataque únicos y habilidades que modifican los enfrentamientos de forma más que considerable. Su diseño sabe aprovecharse de las peculiaridades de cada nuevo terreno y escenario, por lo que la sensación de variedad, de estar ante una fauna diversa y viva que responde de formas distintas y en cierta medida impredecibles, es mucho más palpable. No han desaparecido, eso sí, las pequeñas (casi inapreciables, de hecho) pantallas de carga entre las zonas de un mismo mapa, un elemento que destaca negativamente en una época en la que los juegos de mundo abierto son nuestro pan de cada día.

En su interior Monster Hunter 4 Ultimate sigue siendo un juego de exploración y progreso personal en el que, básicamente, debemos cumplir misiones que tienen que ver con cazar monstruos colosales y entregar objetos perdidos por territorios inhóspitos. Pero el juego da una importancia capital tanto al combate como a los momentos previos al mismo; a saber preparar una estrategia y ponerla en práctica, equipaje y armamento mediante, y a saber improvisar y responder a las situaciones imprevistas con la habilidad que va dando la experiencia. Sentirse prácticamente invencible requiere sudar mucho y caer muchas veces, pero la sensación de que estás creciendo junto al personaje y de que se te recompensa un verdadero esfuerzo es muy reconfortante y satisfactoria. En Ultimate también hay mayor variedad de localizaciones y pueblos que además pueden cambiar de aspecto tras determinados eventos, lo que da mayor sensación de progresión, de que el mundo vive y evoluciona junto a ti. Y es así: todo está más conectado.

Monster Hunter es una serie de gran complejidad para el usuario que nunca la ha probado. En esta entrega se ha puesto un esfuezo considerable en agradar al novato y, sobre todo, en mantenerlo jugando durante muchas horas.

El desarrollo de las misiones no es único ni lineal, y en muchas se nos da la opción de completar objetivos secundarios (y de completarlos sin tener que ir a por el objetivo principal necesariamente) que nos recompensan con objetos con los que mejorar nuestro equipamiento o con los que forjar nuevas armas y armaduras para enfrentarnos a monstruos de mayor nivel. En este aspecto la mayor novedad son las misiones de gremio, en las que tendremos que adaptarnos a un equipo determinado y limitado para cumplir objetivos similares a los de las misiones principales, y las expediciones, en las cuales debemos adentrarnos en un entorno salvaje no explorado con el único objetivo de descubrir la fauna y la flora - recoger minerales, insectos, etc. Estas expediciones cuentan con cierto elemento de aleatoriedad, de modo que nunca sabemos a qué mapa nos enfrentaremos ni qué criaturas nos vamos a encontrar. El mapa que se muestra en la pantalla táctil también es diferente al que aparece en las misiones principales, así que en conjunto es un añadido especialmente fresco. Eso sí, resulta bastante tedioso tener que repetir las típicas misiones de recolección en el multijugador y en el modo de un jugador.

Más que el diseño de los monstruos, característico por la riqueza en los detalles y la magnífica representación de las peculiaridades de cada especie, sorprenden las suavísimas animaciones que acompañan a cada movimiento o embestida y que dan forma a un comportamiento que resulta creíble, y que sigue siendo sorprendente. El Gore Magala es un ejemplo perfecto, un enorme cuadrúpedo alado que compensa su ceguera desprendiendo un virus que puede infectarnos a nosotros o a otros monstruos. Son decisiones de diseño que dan personalidad a esos polígonos a los que nos enfrentamos, pero que, más importante, nos fuerzan a encarar los combates de distintas maneras a medida que avanza el juego.

Y en eso tiene un peso decisivo otra mecánica clave en la creciente accesibilidad de Monster Hunter: la verticalidad. Cada escenario está repleto de vida y de accidentes geográficos; las montañas, arrecifes, colinas y cuevas repartidas por sus escenarios piden a gritos ser exploradas, por lo que ahora se ha tenido en cuenta también el arriba y el abajo. Ese diseño por capas implica que podemos escalar por una pared o descender rápidamente (una opción que está muy bien integrada para que viajar no se haga tan pesado), o usar esa ventaja para atacar o saltar encima de un monstruo desde un punto elevado. Si conseguimos montar a una de estas bestias, hay que superar una secuencia en la que debemos golpearle mientras nos aferramos fuerte a su cuerpo presionando R para que no nos haga saltar por los aires. Es un movimiento a veces decisivo para debilitar determinadas partes y cumplir algunos objetivos secundarios, y claro, es muy divertido aprovecharse de una rampa para correr, pegar un salto y atacar espada en mano. Puede parecer una tontería, pero esta nueva libertad de movimiento, como ya hizo el combate submarino en Monster Hunter 3, abre un nuevo abanico de posibilidades en lo que a estrategias se refiere, y además da sentido a alguna de las nuevas armas, como la Glaive insecto o el Hacha cargada.

Los puntos fuertes nos permiten ser benévolos con ciertas concesiones que los diseñadores se han tomado la libertad de adoptar, como una historia simple que, sin embargo, es consciente de sus limitaciones y no se toma demasiado en serio a sí misma.

Por si os queda alguna duda, Monster Hunter 4 Ultimate es el mejor Monster Hunter hasta la fecha.

La primera, por ejemplo, es inimaginable sin esta nueva capa en la jugabilidad. Esta peculiar arma dispara un kinsecto que es muy útil para atacar directamente a los puntos débiles de los enemigos, y que también puede mejorar nuestras condiciones de ataque temporalmente. Pero lo interesante es que abre nuevas posibilidades en el combate ampliando la movilidad, y haciendo mucho más fácil poder atacar desde abajo o desde arriba o intercambiar posición entre ambos niveles. Los camaradas Felynes también regresan para ponernos las cosas más fáciles, y ahora podemos diseñar armaduras y armas para estos fieles amigos felinos. Es posible reclutar nuevos integrantes cuando alcanzamos las misiones de cuatro estrellas - aunque solo podemos tener dos Felyne al mismo tiempo - e incluso aumentar su nivel para que mejoren sus habilidades; cada uno tiene sus características, así que añade otra capa de profundidad a la jugabilidad. Su ayuda es esencial en mitad del combate y también se les da muy bien recoger objetos, así que el tratamiento que se le da es prácticamente el mismo que a un cazador. También cabe destacar otros pequeños cambios que los (pocos) poseedores del Circle Pad Pro probablemente agradezcan: ahora podemos añadir y quitar el accesorio en cualquier momento desde el menú de opciones, en lugar de tener que salir al menú principal como en la tercera parte. Algo es algo.

Y como ya comenté en el avance del juego, la falta de un segundo stick en el modelo de 3DS normal se soluciona aquí con un pad direccional en la pantalla táctil que es bastante útil, pero un poco traicionero en los momentos de más tensión debido a la falta de feedback - en las New 3DS, además de poder usar el c-stick para controlar la cámara, hay texturas más definidas y tiempos de carga más cortos. Como con la versión Ultimate de la tercera entrega, eso sí, en ambas podemos personalizar los accesos directos de la pantalla táctil tal y como creamos oportuno.

Hay tanto por ver, tantas cosas por hacer, que resulta complicado resumirlo todo en un análisis. Visualmente sigue siendo vibrante y de colores estridentes, con paisajes gigantescos y más vivos que nunca, todo bañado por una iluminación que aprovecha al máximo el hardware de Nintendo 3DS, y su jugabilidad, que depende mucho de nuestros reflejos, no solo recibe los mayores cambios hasta la fecha, sino que está medida al milímetro para que tengamos que dar lo mejor de nosotros en los enfrentamientos. Por si os queda alguna duda, en efecto, Monster Hunter 4 Ultimate es el mejor Monster Hunter hasta la fecha, una grata experiencia tanto para los expertos como para los que solo han cazado monstruos en Pokémon que refina la fórmula más y mejor que nunca sin abandonar por el camino la esencia de la serie.

9 / 10

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