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Análisis del MSI GS30 Shadow

Un ligerísimo portátil que también es una bestia de escritorio.

Imagina un portátil del tamaño y peso de un MacBook Air, con un potente procesador Intel Core i7 de cuatro núcleos, una tarjeta gráfica Iris Pro 5200, SSDs montados en RAID-0 y una pantalla PLS 1080p de 13.3 pulgadas. Para muchos es algo muy apetecible: un ordenador muy portátil combinado con una potencia de proceso que está varios peldaños por encima de la de un ultrabook estándar. Ahora imagina que, además, cuando llegas a casa puedes conectar ese portátil a un dock que monta una Nvidia GTX 980 en su interior, convirtiendo un humilde portátil en una bestia de escritorio. Puede sonar demasiado bonito para ser verdad, pero es exactamente lo que ofrece el fascinante GS30 Ghost de MSI.

La compañía taiwanesa parece haberse marcado como objetivo integrar la experiencia de juego de un PC de gama alta en ordenadores portátiles. Ya vimos hace no mucho el salvaje GT80 Titan SLI, un monstruoso portátil de 18.4 pulgadas con suficiente potencia en su interior como para plantar cada a un ordenador de escritorio con una Titan X. En esta ocasión su apuesta es diferente, permitiéndote separar el portátil de la GPU de gama alta para convertirlo en una especie de ultrabook tradicional - aunque con la máxima potencia posible en un formato de 13.3 pulgadas. La pregunta, claro, es si esta curiosa configuración funciona o no.

Hay mucho que aplaudir del propio portátil. A primera vista es un poquito más grueso que un MacBook Air, pero en cuanto a peso son prácticamente idénticos. La calidad de construcción es más que decente, aunque no espectacular; una mezcla de metal negro y plástico, con el habitual teclado tipo chiclet. La pantalla 1080p es luminosa y vibrante, con ángulos de visión aceptables (aunque el escalado de fuentes de Windows 8.1 sigue siendo deficiente), y el trackpad está por encima de la media, ofreciendo una buena respuesta. El sonido, en cambio, decepciona un poco, con escasos graves y altavoces montados en la parte inferior del portátil, lo cual provoca que la reproducción de audio esté siempre un poco amortiguada. La selección de puertos, por su parte, es la habitual: un slot para tarjeta SD, dos puertos USB 3.0, un puerto HDMI y otro para Gigabit LAN.

El GS30 usa un procesador Intel Core i7 4870HQ - un chip completo de cuatro núcleos que es idéntico al de un procesador de escritorio a nivel de arquitectura, pero que simplemente funciona a una menor velocidad de reloj. Es un componente con un TDP de 47W, en vez de los 15W de los chips que suelen montar los ultrabooks; esto significa un enorme salto a nivel de potencia, pero tiene un coste importante. Disipar el calor generado por un procesador de 47W requiere un buen sistema de refrigeración, algo que no se puede montar en un pequeño y fino chasis de 13.3 pulgadas. El resultado es que el GS30 se calienta más que un ultrabook y, lo más molesto, tiene unos ventiladores muy ruidosos, que se activan incluso en tareas tan simples y livianas como instalar un juego en Steam.

Cuando el procesador está bajo carga, el ruido puede ser bastante molesto - no tanto por su volumen, sino por lo agudo que es. La pregunta, en cualquier caso, es si MSI puede refrigerar de forma efectiva un procesador como este dentro de un chasis tan pequeño. Usamos la herramienta de tuning de Intel para hacer pruebas de estrés, viendo como el procesador alcanzaba momentáneamente el turbo máximo de 3.7GHz antes de llegar rápidamente al límite térmico, bajando hasta 2.8GHz en un minuto. Y ahí se quedaba - aunque con una temperatura de 90 grados Celsius.

En resumen, el GS30 Shadow consigue acomodar un chip Core i7 completo en una máquina de formato ultraportátil, siempre y cuando no te importe que sea ruidosa. Desgraciadamente esto tiene otra pega que puede ser definitiva para muchos: la batería de cuatro celdas apenas consigue alcanzar una autonomía de dos horas y media o tres con tareas relativamente simples. Incluso en un estado casi de reposo, el i7 sigue consumiendo muchísimo más que un procesador de ultrabook.

En cualquier caso es bueno ver que MSI no ha escatimado a la hora de escoger los componentes. Este i7 en concreto trae una tarjeta integrada Iris Pro 5200, el tope de gama de la arquitectura Haswell, combinando una la mejor GPU de Intel con 128MB de eDRAM para compensar la más lenta DDR3 del sistema. Siendo así, ¿puede el GS30 ofrecer un rendimiento con juegos decente sin estar conectado al dock?

Repasemos rápidamente nuestra experiencia con la Iris Pro: Crysis 3 funciona bien a 720p con el detalle bajo, las texturas en detalle medio y FXAA, con un rendimiento por encima de los 30FPS. Tomb Raider sorprende al funcionar a 1080p30 con el detalle normal, mientras que Metal Gear Solid V: Ground Zeroes se puede jugar a 720p con el nivel de detalle de una PS4, con frame-rates por encima de 30FPS (el bloqueo a 30FPS, de hecho, produce una experiencia muy decente).

¿Puede la tarjeta Iris Pro 5200 de Intel mover bien juegos modernos? La ponemos a prueba con Tomb Raider, Ryse: Son of Rome, Shadow of Mordor, Metal Gear Solid 5: Ground Zeroes y Call of Duty: Advanced Warfare.Ver en YouTube

Análisis alternativo:

Desgraciadamente otros juegos más modernos son más problemáticos. Ryse con el detalle bajo no puede funcionar por encima de los 20FPS a 720p (con poco éxito también a resoluciones inferiores), mientras que Assassin's Creed Unity parece un PowerPoint, acompañado de cuelgues frecuentes. Call of Duty: Advanced Warfare se mueve entre 20FPS y 30FPS a 720p con el detalle al mínimo, mientras que Shadow of Mordor es jugable con la misma resolución en una configuración entre detalle bajo y medio, con un rendimiento de 25FPS de media.

Solía decirse que si un PC movía Crysis 3 de forma aceptable entonces era capaz de mover cualquier cosa, pero la llegada de Xbox One y PlayStation 4 ha cambiado las cosas. Las soluciones integradas de gama alta - ya sean de Intel o AMD - ya no son suficiente para correr muchos títulos triple A, pero al menos la Iris Pro 5200 ha logrado mantener el tipo con unos cuantos y no tiene problemas para mover juegos más antiguos, así como la inmensa variedad de indies que copa el mercado.

Pero una vez se conecta el GS30 al Gaming Dock con la MSI Gaming GTX 980, todo cambia por completo. Crysis 3 pasa de esos humildes 720p con detalle bajo que ofrece la tarjeta integrada a 1440p, multiplicando por cuatro la resolución. Y eso, claro, con el detalle al máximo, un anti-aliasing muy superior (SMAA T2X en vez de FXAA) y un frame-rate muy superior. Es difícil cuantificar la mejora que supone la GTX 980 frente a la Iris Pro 5200, pero sin duda es de varios órdenes de magnitud. 3DMark FireStrike, por ejemplo, producía una puntuación de 1.218 con la integrada de Intel, mientras que con la GTX 980 sube hasta 10.880... y aún así creemos que no refleja la potencia real de la tarjeta de Nvidia.

Lo que está claro es que tienes la experiencia completa de un ordenador de escritorio, y la menor velocidad del Core i7 no parece suponer un problema - dependiendo de la configuración, claro. Si juegas a 1080p sin límite de frame-rate verás que el procesador de portátil limita un poquito los frames, pero desde luego sigue teniendo potencia de sobras.

El dock no solo acomoda la GPU, sino que posee otros elementos interesantes. Para empezar usa una interfaz PCI Express 16x completa (en vez de la interfaz 4x del dock que ofrece el nuevo Alienware 13), así varios puertos USB 3.0, conectores para auriculares y micrófono y otro puerto Gigabit LAN. Internamente, una fuente de alimentación de 450W proporciona la energía no solo a la GPU, sino también al disco duro SATA de 3.5 pulgadas que puedes instalar. También hay unos altavoces stereo de 5W con subwoofer, aunque la calidad de reproducción del sonido no es especialmente buena, especialmente en lo que respecta a frecuencias altas. Otra característica interesante del dock es que carga el portátil cuando este está conectado a él. En definitiva, es un accesorio muy funcional, aunque algo feo.

La mayor pega que tiene es que la pantalla del portátil se apaga al estar enchufado al dock, lo cual te obliga a tener otro monitor. Es algo que MSI debe mejorar, pero de momento a no ser que puedas colocar el dock debajo (o encima) de la pantalla, te encontrarás con que la imagen viene de una dirección y el sonido desde otra, algo que no es precisamente ideal en una experiencia audiovisual.

Los usuarios entusiastas de portátil han estado intrigados por la idea de conectar GPUs al portátil (lo que se conoce como eGPU) durante mucho tiempo, hasta el punto de verse algunas soluciones homebrew basadas en puertos ExpressCard o Thunderbolt. El Gaming Dock de MSI, sin embargo, es la primera solución que vemos que funciona bien, es sencilla de usar y no da problemas. El único problema, como suele pasar con este tipo de productos de gama alta, es que su precio no es precisamente barato.

El GS30 es un equipo actualizable. La tapa inferior se retira fácilmente para poder ampliar la RAM o los dos SSDs M.2.

Sea como fuere, MSI tiene algo grande entre manos, y creemos que deberían apostar por esta estrategia eGPU con todos sus portátiles gaming. También deberían ofrecer el dock - sin GPU - por un precio un poco más bajo, quizás eliminando la parte de sonido, que parece innecesaria. El dock viene con una GTX 980 en su interior, pero en realidad puedes usar cualquier tarjeta moderna. En resumen, pensamos que el concepto del dock tiene muchísimo potencial, pero limitarlo a un único modelo de portátil y de tarjeta gráfica de escritorio reduce sus posibilidades.

El portátil GS30 Shadow, por su parte, es bastante impresionante. La idea de introducir un procesador de cuatro núcleos y 47W en una chasis de ultrabook parece una locura, pero en general funciona. Su único problema está en la duración de la batería y en lo ruidoso de su sistema de refrigeración, incluso al realizar tareas muy simples. No podemos evitar pensar que, a lo mejor, un tamaño de 14 pulgadas - parecido al del Razer Blade - hubiese permitido a MSI incluir una batería de mayor capacidad y un conjunto de disipador y ventilador más grande y silencioso.

El MSI GS30 parece, en cierto modo, un paso más hacia la consecución de un concepto muy atractivo. Con un precio un poco más razonable sería un conjunto digno de consideración, y una evolución con un enfoque más abierto en el dock podría revolucionar el mercado de los ordenadores portátiles para gaming.

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