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Análisis de Pokémon X e Y

Megaevolución.

Hay muchas cosas en Pokémon X e Y que apelan directamente al espíritu de las hoy míticas primeras entregas Rojo y Azul para Game Boy. Anteriormente ya habían sido actualizadas en forma de remake y, de hecho, podríamos decir que todas entregas principales de la saga siempre han dado vueltas alrededor de aquellos cartuchos, pero la forma cómo se aborda todo el componente nostálgico en estas dos nuevas ediciones que hoy nos ocupan es más especial que nunca. La tecnología nos permite tener por primera vez un mundo y unos combates en 3D espectaculares, los Pokémon van más allá que nunca con las nuevas megaevoluciones y la conectividad y el juego social están a otro nivel, pero aún así siguen ahí esos pequeños detalles que nos hacen recordar aquella Navidad en que fuimos capaces de memorizarnos 150 criaturas extrañas y encantadoras -bueno, 151- y, en cambio, no había forma que nos quedasen los nombres de los componentes de la tabla periódica.

El dilema de con qué edición/caja nos quedamos, las músicas, los sonidos chiptune originales, despertarnos en nuestra casa, el pueblo natal, el profesor, la elección del primer Pokémon, Pikachu entre las hierbas de la primera ruta, las primeras visitas al Centro Pokémon, el primer Gimnasio, nuestras primera medalla. Game Freak creó en 1996 un ritual que hoy en día se mantiene intacto en Pokémon X e Y, pero que a su vez es capaz de sorprendernos yendo más allá de la simple repetición de una fórmula. Pokémon siempre ha sido un muy buen juego de base, su concepto general como juego de rol, estrategia y coleccionismo siempre ha sido intachable, prueba de ello es toda la competición que se genera alrededor del juego, imaginaros, pues, si encima se le han añadido cosas que le aportan frescura y -aunque parezca imposible- más profundidad.

Nos explicaba el director del juego, Junichi Masuda, que uno de las puntos fuertes de esta serie es que a lo largo de los años han ido apareciendo tantos Pokémon que, al final, cada jugador aha acabado teniendo sus favoritos. "Hace poco estuve dando una charla en un colegio y los estudiantes jóvenes no conocían a los iniciales de Rojo y Azul; estaban acostumbrados a los de Blanco y Negro, y esos eran sus iniciales favoritos", nos comentaba. "Hay distintas generaciones, distintas edades, y todos tienen sus propios Pokémon favoritos".

Chespin, Fennekin y Froakie, los nuevos Pokémon iniciales de X e Y.

En todo este tiempo, cada nueva remesa de nuevos Pokémon constituía una nueva generación a la que se le daba un protagonismo especial en cada juego, algo que en cierta manera había fragmentado un poco a los jugadores entre los que jugaron a los primeros, los que jugaron a los más recientes, y los que los han jugado todos. Partiendo de esta premisa, una de las virtudes de Pokémon X e Y es la forma como se las ingenia el juego para que todos estos jugadores, sean del tipo que sean, se sientan a gusto. La forma como se reúnen y entremezclan las distintas generaciones es más natural y satisfactoria que nunca, y se nota realmente que la ubicación de cada Pokémon a lo largo de la gran región de Kalos está milimétricamente pensada.

Inspirada en Francia y con una capital que claramente recuerda a París, la aventura de Pokémon X e Y tiene lugar en la enorme región de Kalos. Como siempre el mapa se sigue estructurando entre las distintas ciudades llenas de todo tipo de servicios para nuestros Pokémon y las rutas que las conectan entre sí, que es donde nos pasamos la mayor parte del tiempo entrenando a nuestro equipo y ampliando nuestra colección de criaturas. Sin embargo, el hecho de que tanto personajes como escenarios estén modelados en tres dimensiones hace que todo se sienta nuevo.

La extensión del mundo sigue siendo enorme y además guarda alguna que otra sorpresa una vez pasado el juego; así, la idea de viaje que siempre ha caracterizado a la saga se mantiene. Nuevamente nuestro objetivo es recorrer todo el mapa del juego para completar nuestra Pokédex y al mismo tiempo ir superando a los distintos líderes de los Gimnasios para acabar siendo el campeón de la Liga. Hay también una historia detrás de todo el asunto con todos los ingredientes clásicos: el Profesor -Ciprés, esta vez- como maestro de ceremonias, los antagonistas de rigor, y nuestro grupo de amigos -unos personajes que nos acompañarán todo el juego y que tienen un papel más importante en la trama de lo que habíamos visto en anteriores ediciones. Todo ello sin olvidar el retorno de situaciones que ya son un clásico en la saga, así que id preparando la Poké flauta para despertar a ese Pokémon que se ha quedado dormido en el puente...

Los grandes escenarios sacan a relucir algunos de las mejores escenas que habremos visto en la pantalla de nuestra 3DS, pero al mismo tiempo resulta chocante que a pesar del salto visual de esta entrega se sigan manteniendo la rigidez de direcciones en las que puede moverse nuestro personaje. A las cuatro direcciones de toda la vida se añaden las diagonales, pero no parecen suficientes y se echa de menos un movimiento realmente libre por el escenario, ya que la forma como nosotros y los NPC se mueven por ellos se ve muy antigua. Por suerte, a las pocas horas de empezar seremos recompensados con unos patines con los que podremos ir más rápido y con los que nuestros movimientos se sienten más suaves. Asimismo, y siendo algo quisquilloso -lo reconozco- no me acabo de acostumbrar a la perspectiva que el juego adopta en algunos momentos en los que quieres destacar la grandeza visual de los escenarios. Pasa especialmente en Luminalia, el centro neurálgico de Kalos, y donde quizás hubiese preferido una vista más alejada para orientarme mejor y ver una mayor superficie de terreno.

Por el contrario, donde mejor encajan los nuevos gráficos en tres dimensiones es durante los combates, que es donde el juego da verdaderamente el do de pecho. El modelado de los Pokémon está a un gran nivel, casi os podría decir que estamos ante el avance técnico más importante que recuerdo desde los inicios de la saga. Con un estilo cel-shading muy llamativo, los combates han ganado muchísimo en términos de vistosidad, y aunque hubiese estado muy bien tener la opción de girar la cámara realmente no es necesario gracias a los cambios de cámara dinámicos con los que se nos presentan.

Todo lo que hemos comentado hasta el momento es lo que vemos en pantalla, pero como sabrá el buen aficionado de Pokémon, es precisamente lo que no se ve, lo que realmente importa. Evidentemente, me estoy refiriendo al sistema de combate. A grandes rasgos y sobre la base del clásico equipo de seis Pokémon la base es exactamente la misma salvo algunas pequeñas variaciones dignas de mención. Para empezar una nueva clase, Hada, que según Masuda se ha añadido para equilibrar las batallas a nivel competitivo. A su vez, tenemos también dos nuevos tipos de encuentro: los de horda (en los que nos enfrentamos con varios personajes a la vez hasta un total de cinco) y los aéreos (que son exclusivos para los Pokémon que pueden volar). Finalmente, además de estos elementos para aportar variedad, y los ajustes que imagino se habrán llevado para acabar de pulir el sistema, tenemos la novedad más llamativa en este sentido, que son las citadas megaevoluciones.

Básicamente, las nuevas megaevoluciones son a los Pokémon, lo que X e Y son a la franquicia. ¿Recordáis el momento en que Goku se convertía en super saiyan por primera vez? Pues la idea es parecida, son unos nuevos estadios a los que podemos llevar algunos Pokémon durante el transcurso de un combate. Para poder hacerlo hemos de equipar al Pokémon en cuestión de las llamadas megapiedras y durante un tiempo dispondrán de algunas mejoras en sus estadísticas y nuevas habilidades más devastadoras. El simple descubrimiento de cada nueva megaevolución es tan emocionante como encontrarnos con uno de los nuevos Pokémon de esta nueva entrega y por eso es tan importante que esta vez estemos ante un lanzamiento mundial, ya que por fin podremos jugar en igualdad de condiciones -y sorpresas- que los jugadores japoneses. En otras palabras, ¡volveremos a experimentar la magia que sentimos al conseguir a Mew!

"Pokémon X e Y son una gran fiesta a la que están invitados Pokémon de todas las épocas, pero más importante, es una fiesta en la que todos los jugadores, seamos de la generación Pokémon que seamos, nos sentiremos a gusto."

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Este lanzamiento global tiene mucho sentido si nos fijamos en el gran paso adelante que suponen X e Y en cuanto a opciones de conectividad, y aunque para realizar esta reseña no he podido probar estas opciones multijugador, sí que pudo hacerlo nuestro compañero Víctor y nos habló sobre ellas en el avance que hizo del juego hace un par de semanas. La idea es que la conectividad del juego se expanda hasta otro nivel gracias a a una nueva clasificación de jugadores (transeúntes, conocidos y amigos), un sistema de menús que agiliza los combates online y la forma rápida como accedemos a todas estas opciones a través de la pantalla táctil. Habrá que fijarse mucho en el funcionamiento de la gran infraestructura que Nintendo está preparando para el lanzamiento y también en cómo reacciona la comunidad más competitiva del juego ante estos cambios.

Otro uso de la pantalla táctil además del tema multijugador es servir de centro de operaciones para el PokéRecreo y los Super Entrenamientos. Lo primero es una especie de Tamagotchi que nos permite mimar a nuestros Pokémon, darles de comer y asegurarnos de que están cómodos. Por suerte, parámetros como su estado de ánimo o el hambre no afectan demasiado a los combates, porque personalmente es un añadido que no acaba de convencerme. El entrenamiento, en cambio, sí que tiene más incidencia y nos permite elevar los atributos de nuestros Pokémon para que mejoren. Articulados en forma de minijuegos, estos entrenamientos sí que son un pasatiempo más agradecido y otra opción más que aporta variedad. Lo cierto es que la cantidad de cosas que podemos hacer en Pokémon X e Y puede ser realmente abrumadora; ahí está el clásico backtracking una vez nos hacemos con las clásicas MT como Cortar o Surf, y que nos permiten explorar zonas antes inaccesibles; o la posibilidad de cambiar el aspecto de nuestro personaje, que también es nueva. Con su mundo abierto prácticamente podríamos hablar de un sandbox, y lo cierto es que no sería descabellado hablar de Pokémon como "el GTA de Nintendo".

Con todos estos ingredientes Game Freak ha dado forma a un juego que, además de ser la entrega más ambiciosa de la saga, es la guinda de un año espectacular para 3DS. Pokémon X e Y son una gran fiesta a la que están invitados Pokémon de todas las épocas, pero más importante, es una fiesta en la que todos los jugadores, seamos de la generación que seamos, nos sentiremos a gusto. Lo dicho, que tengo unas ganas tremendas de que llegue el 12 de octubre y poder activar por fin el Street Pass de mi consola para que mordáis el polvo ante mi Blastoise megaevolucionado.

9 / 10

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