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Análisis de Powerstar Golf

Deporte de clase media.

Es curioso como a lo largo de la generación de consolas que estamos dejando atrás el mercado, dominado tradicionalmente por los títulos triple A, ha dejado paso a un nuevo paradigma de negocio en el que los desarrollos modestos tienen casi tanta importancia como las grandes producciones. Microsoft tiene bien cubierto el catálogo AAA de lanzamiento de Xbox One con juegos third party y exclusivos tipo Forza 5 o Ryse: Son of Rome, pero necesita también esa nueva y emergente clase media formada por descargables en Xbox Live. Ahí es donde entran en juego títulos como Killer Instinct, LocoCycle o el caso que nos ocupa, Powerstar Golf, un modesto arcade descargable de golf del que prácticamente no se ha hecho promoción, pero que tras una nada disimulada familiaridad esconde alguna que otra sorpresa.

Los paralelismos con Everybody's Golf, uno de los grandes referentes del género, son muy evidentes nada más empezar a jugar. A nivel de mecánicas Powerstar Golf es tremendamente continuista, adoptando la misma mecánica de swing con tres pulsaciones (una para iniciar el golpe, otra para ajustar su fuerza y finalmente la que define su precisión), un esquema de control idéntico y un putting en el green calcado. En cierto modo puedes considerar esto como una ventaja: si has jugado alguna vez a la popular saga de golf de las consolas de Sony el periodo de adaptación es nulo y te sentirás como en casa desde el primer momento.

Pero la imitación, aunque sobradamente solvente, no es tan perfecta como debiera: las físicas convencen y no son ni mucho menos malas, pero en ocasiones tienen reacciones un poco extrañas, los indicadores pueden jugar malas pasadas en términos de fiabilidad y el diseño de los numerosos hoyos no es especialmente original. La estética, en cambio, sí me parece bastante mejor: el estilo Pixar - muy reminiscente de Los Increíbles - del juego de Xbox One gana por goleada al look super deformed de los Everybody's Golf, incluso a pesar de la grimilla que dan algunos personajes como el caddy hipster.

Hay dos elementos que diferencian a Powerstar Golf de los Everybody's Golf: el elaborado componente de RPG y las interesantes opciones de juego social.

Hay dos factores, sin embargo, que trazan una clara diferencia entre Powerstar Golf y los juegos del estudio japonés Clap Hanz. El primero es un componente tipo RPG muy poco aparente durante los primeros compases de la carrera, y que va más allá de la simple acumulación de puntos de experiencia. Cada personaje posee unas características bastante marcadas (casi podría constituir una clase en si mismo, por decirlo de alguna manera) y poderes especiales propios (algunos de utilidad francamente discutible), pero mediante equipo y potenciadores que compras en la tienda - en booster packs que recuerdan a los sobres de FUT - puedes mejorarlo y hacer que evolucione según tus gustos y estilo de juego. De hecho, la compleja progresión no es sólo una característica exclusiva de los golfistas, sino que se extiende también al caddy, el cual posee sus propias stats y poderes especiales, un toque original que evita que quede reducido a ser un simple elemento de atrezzo.

El segundo, y tengo la sensación de que es algo que vamos a ver con muchísima frecuencia a lo largo de esta nueva generación, es el enfoque en el juego social. No hay un multijugador tradicional per se, si no que todos tus golpes se suben a la nube y se contrastan continuamente con los de tus amigos, mostrándote en todo momento una plétora de estadísticas comparativas. Por poner un símil sencillo, es una especie de Autolog - el fantástico sistema de competición offline de los Need for Speed - golfista, pero cuenta con ideas bastante peculiares, como en la opción de competir de forma asíncrona contra un fantasma (si ganas tú te embolsas unos más que merecidos puntos de experiencia extra, pero si pierdes se los lleva tu amigo) o de prestar tu caddy a otros jugadores (como si fuese un peón de Dragon's Dogma).

El estreno en Xbox One del estudio británico Zoe Mode se erige sin demasiados problemas como una de las opciones más interesantes de la oferta inicial de títulos descargables.

Será interesante ver si a largo plazo se equilibra esa competitividad con los micropagos. Sam Snead, uno de los mitos de este deporte (ganador de 82 eventos del PGA Tour y considerado uno de los mejores jugadores del mundo durante cuatro décadas), dijo en una ocasión que "no puedes ir a la tienda y comprar un buen swing". En Powerstar Golf eso no es del todo cierto: quien tenga dinero - y poca paciencia - tiene la opción de comprar créditos para acceder mucho antes a las mejoras de la tienda, lo cual puede viciar esos enfrentamientos que el juego trata de potenciar con tanto ahínco.

Pese a no aprovechar la nueva consola de Microsoft más que en lo justo (funciona a 1080p, sí, pero no muestra nada que no pudiese verse en Xbox 360 y el uso de Kinect brilla por su ausencia), Powerstar Golf es una de las sorpresas agradables - e inesperadas - del catálogo de lanzamiento. Cómodamente situado en esa nueva "clase media" de Xbox Live y alejado del peligroso hype que rodea a gigantes como Forza 5, Ryse o Dead Rising 3, el modesto estreno del pequeño estudio británico Zoe Mode en Xbox One se erige sin demasiados problemas como una de las opciones más interesantes dentro de la oferta inicial de títulos descargables; si entre partida y partida a FIFA o NBA2K quieres probar con un deporte más pausado, quizás éste sea el juego más apropiado.

7 / 10

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