Análisis de Skylanders: SWAP Force
El Triple-A de los niños.
Hoy en día es casi imposible encontrarse en la sección de videojuegos de unos grandes almacenes y no topar con las estanterías llenas de muñecos y las voluminosas cajas de Skylanders. En apenas dos años, esta franquicia ha conseguido formar parte del paisaje habitual de la mayoría de tiendas de videojuegos; y no tan solo puede presumir de haber logrado que juguetes y ocio electrónico choquen esos cinco, sino también del espacio que en las tiendas le ha arrebatado -y arrebatará- a otros mastodontes del ocio digital.
La razón del crecimiento imparable de la franquicia infantil más rentable de la última década es fácil de adivinar: fueron los primeros en estandarizar esto de mezclar juguetes y videojuegos gracias a la tecnología NFC, que más tarde han copiado otros como Disney Infinity; pero más importante es el hecho de que tanto los muñecos en cuestión como el propio juego han logrado encandilar haciendo bien las cosas. En mi treintena, a pesar de parecerme entretenido sé que Skylanders no es para mí, pero sé también que si fuera pequeño me encantaría.
A mediados de este año, Activision anunció que la franquicia ya había generado la brutal cifra de más 1.500 millones de dólares en ingresos, por lo que podemos esperar que la latifundista compañía dirigida por Bobby Kotick siga exprimiendo la marca hasta que en las tiendas ya no haya suficiente espacio para más muñecos, y más todavía si tenemos en cuenta que todas las figuritas de las anteriores entregas siguen siendo compatibles con este Skylanders: SWAP Force.
Lo primero que quería comprobar al empezar a jugar a esta tercera entrega era precisamente esto, si realmente el juego me dejaría jugar con los muñecos de Spyro's Adventures y de Giants como habían prometido sus creadores y, efectivamente, esto es posible desde buen comienzo. Que todos los Skylanders sean compatibles es fundamental tanto para sus seguidores, que ven como son tenidos en cuenta, como para los padres, que tiemblan con cada nueva entrega ante la amenaza de tener que comprar más muñecos. Sin ir más lejos, aunque el juego puede completarse utilizando tan solo las figuritas que vienen incluidas en el Starter Pack de SWAP Force, se ha calculado que para ver absolutamente todo en en el juego hay que gastarse un mínimo de 185 euros en muñecos.
Si en la primera entrega se nos presentaron los Skylanders de diferentes elementos (aire, agua, fuego, etc.) y en la segunda fueron los Skylanders gigantes los que entraron en acción, en este tercer capítulo es el turno de los 16 nuevos personajes conocidos como "SWAP Force", muñecos que se separan en dos por la cintura y que pueden combinarse de hasta 256 formas diferentes gracias a un imán. Con ellos, a la exploración de los grandes niveles del juego se añaden nuevas variable; por un lado la combinación de elementos, por ejemplo una puerta que solamente se abre combinado agua y fuego; y por el otro las zonas accesibles con los ocho nuevos poderes poder SWAP (cohete, trepar, excavar, etc.).
A pesar de que el interés recaudatorio por parte de Activision con estos nuevos personajes es más que evidente, también es cierto que la compatibilidad con los anteriores muñecos y la generosa cantidad y variedad de contenidos del juego en sí mismo son un buen contrapunto que hacen que la experiencia sea sólida incluso jugando solamente con unas pocas figuritas. De hechov, SWAP Force es la entrega más completa y refinada hasta la fecha. Los neoyorquinos de Vicarious Visions han dejado por una vez de trabar en ports secundarios de títulos multiplataforma para encargarse de la versión "grande" del juego, y lo cieto es que su trabajo se ha resuelto con un buen número de mejoras respecto a al fórmula que ya funcionó en los dos anteriores juegos.
"A pesar de que el interés recaudatorio por parte de Activision con estos nuevos personajes es más que evidente, también es cierto que la compatibilidad con los anteriores muñecos y la generosa cantidad de contenidos del juego son un buen contrapunto que hacen que la experiencia sea sólida incluso jugando solamente con unas pocas figuritas."
Para la ocasión se ha estrenado un nuevo motor gráfico que luce especialmente bien en las consolas de nueva generación, donde el juego corre a 1080p con efectos visuales muy llamativos, pero también en las máquina de la anterior generación (PlayStation 3, Xbox 360) demuestra un notable nivel de detalle y unas cinemáticas con valores de producción a la altura de las grandes producciones para "adultos".
Otra pequeña gran novedad es la inclusión de un botón de salto, algo que añade un componente plataformero que le sienta estupendamente bien al juego y que tiene como resultado unos niveles mucho más atractivos en cuanto a diseño. Sin embargo, es en el sistema de progresión de los personajes donde el título vuelve a demostrar ese equilibrio perfecto que, sin llegar al nivel de profundidad de un Pokémon, sí que puede ser una estupenda puerta de entrada en el género del rol para los más pequeños. En este sentido, la posibilidad de poder llevar un muñeco a casa de un amigo y que éste conserve todas sus estadísticas es un verdadera gozada.
Como pasa en títulos como Assassin's Creed, el diseño de juego está pensado en forma de una progresión ordenada que recompensa constantemente a jugador. La enorme cantidad de coleccionables hacen que siempre haya algo que hacer o algún elemento que explorar. Al mismo tiempo, la dificultad ofrece varios niveles bien diferenciados que pueden convertir el juego en un plácido paseo, o en reto más que considerable para los chavales más hábiles, y no tan solo en lo que se refiere a las partes con más acción, sino también en los momentos en los que hay que darle un poco al coco, como cuando hay que resolver los rompecabezas de Shock y Volt, unos puzles bien pensados y con recompensa para aquellos que quieran completarlos del todo.
"Como pasa en títulos como Assassin's Creed, el diseño de juego está pensado en forma de una progresión ordenada que recompensa constantemente a jugador."
El elemento que chirría más en este Skylanders vuelve a ser una historia y un mundo a los que les falta el encanto, la chispa y la entidad de los relatos infantiles y juveniles de siempre. Se nota esfuerzo en explicar una historia con sus personajes, su antagonistas, su conflicto y todos sus clichés, pero debido al carácter rematadamente comercial de la franquicia, quizá se eche en falta algo más de autenticidad detrás del esfuerzo constante del juego al intentar convencer a los niños de la necesidad de comprar más muñecos.
Las grandes historias y personajes son importantes en todas las edades, y también en la que corresponde al segmente de edad al que va dirigido Skylanders. Así, la sensación que uno puede experimentar al jugar a este juego es la de estar más ante un producto sólido, bien diseñado y genuinamente divertido, "el Triple-A de los niños" que dicen algunos, pero no por ello algo verdaderamente memorable, elevado y constructivo.