Análisis de Sniper Elite 3
Tiro de gracia.
A pesar de que hay cientos de películas y muchos juegos sobre francotiradores lo cierto es que su vida tiene que ser bastante aburrida. La mayor parte del tiempo están tumbados en la arena esperando y mirando fijamente hacia su objetivo, hasta que reciben la orden de disparar. Pueden ser minutos, horas o hasta días y perder la concentración implicaría perder, también, esa ventana de tiempo en la que tienen un tiro claro. Una vez han disparado lo siguiente es huir: los enemigos no tardarán en figurarse de dónde vienen los tiros e ir a por él, así que los cambios de localización deben ser una constante.
Esta es la mecánica principal sobre la que se construye el gameplay de Sniper Elite 3. Un disparo con nuestro rifle de francotirador pone en alerta a los enemigos, y el segundo les descubre dónde estamos. Tenemos que movernos y buscar otra posición en la que estemos a resguardo pero tengamos algún tiro claro, y volver a repetir el proceso. El propio juego nos indica cuándo estamos listos para volver a plantar el arma, a salvo y lo suficientemente lejos de la anterior posición. Disparar y resituarnos. De vez en cuando se nos presenta la oportunidad de matar con sigilo a algún enemigo; el cuerpo a cuerpo es letal y efectivo, al igual que la pistola con silenciador, y también mucho menos engorroso que un disparo, así que gran parte de la misión consistirá en planificar con mucha antelación el orden de eliminaciones y la ruta que tomaremos hasta llegar a nuestro objetivo. También es interesante estudiar el mapa y buscar oportunidades para causar destrucción masiva, disparando a, por ejemplo, tanques de combustible, barriles explosivos o latas de gasolina.
Si jugamos en una dificultad elevada y saben dónde estamos más nos vale reiniciar, y si quieres jugarlo como es debido también; liarse a tiros con la metralleta es muy poco elegante y el juego no responde muy bien al combate de media distancia. Los ocho mapas de Sniper Elite 3 son mucho más grandes y abiertos que los de su antecesor, y esto nos permite probar varias rutas y estrategias. Esta apertura le sienta bien y permite un diseño de niveles que invita a probar y a volver a probar. Si te matan demasiado por ese camino quizás hay que buscar otro, o incluso evitar disparar y simplemente colarte por túneles y agachado hasta conseguir lo que buscas.
La historia no es nada del otro mundo, evidentemente, solo una excusa para recrearnos con una de las kill cams más efectistas de los últimos tiempos. Cuando acertamos un disparo vemos a cámara lenta el recorrido de la bala hasta que entra en el cuerpo del enemigo. Ahí pasamos a una cámara de rayos-X y nos podemos recrear observando qué huesos (o bolitas de la alegría) se rompen. Como podéis imaginar al cabo de varias horas repitiendo una y otra vez la misma mecánica nos acabamos por cansar de tanta repetición, y el juego hace bien en dejarnos saltar esas secuencias. Esta cámara también se aplica a unos enemigos que en esta edición tienen mucha importancia: los tanques. Hacen casi de jefes de final de fase, y cada modelo tiene sus puntos débiles. Primero hay que reventar las rejillas que tapan los depósitos de gasolina y luego prender fuego al interior del vehículo; todo eso, claro, mientras nos vamos recolocando por el escenario, que un disparo de tanque en la cara te deja frito al instante.
A pesar de que sí que tiene elementos divertidos y de que su efectismo funciona muy bien en el primer tramo de partida Sniper Elite 3 es un juego muy deshilachado. Está absolutamente plagado de bugs, los gráficos son tirando a malos y la inteligencia artificial de los enemigos es bastante pobre y, en general, jugarlo no es demasiado divertido. Por mucho que la idea sobre la que se basa esté bien esto no implica, como es el caso, que sea divertido llevado a la práctica. Es demasiado frustrante en algunas ocasiones y la recompensa no es suficientemente elevada. Y en la dificultad media, que posiblemente sea por la que empecéis la mayoría, las partidas acaban pareciendo un cachondeo. A la que te quedas encallado en un escenario la opción más factible es pillar la metralleta, equiparte con las vendas y salir corriendo hacia adelante mientras disparas al tuntún, te curas y rezas para llegar a la estrellita del mapa -ahí empezará una cinemática y todos los enemigos, por arte de magia, desaparecen.
El cooperativo es bastante anecdótico, con pocas fases, al igual que el desértico multijugador. La idea está bien, sin embargo, especialmente en una modalidad en la que la que ganas si matas enemigos desde lejos. Al final de la partida se suma la distancia total de tus muertes (o las de tu equipo, si juegas en equipo) y el que haya conseguido más metros gana.
Sniper Elite 3 es uno de esos juegos de acción tan familiares que se sitúan entre los Triple A y los de bajo presupuesto; es una producción lo suficientemente grande como para que nos pueda llegar a interesar pero no está tan pulida ni sus mecánicas son tan buenas como para que pase de shooter del montón. Os lo recomendamos si os gusta el género -que al fin y al cabo tampoco es que haya demasiados más juegos de francotiradores- o si queréis pasar unas cuantas tardes pegando tiros y riendo de los muchos bugs que veréis, no sin antes instalar un titánico parche de 15GB, pero no esperéis un refinamiento del género.