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Análisis de Stick it to The Man!

La mano que mece la coña.

Que lo primero que suene en la pantalla de inicio sea un tema tan bueno como el Just Dropped In de Kenny Rogers, inseparable en nuestra memoria de aquel magnífico y jocoso baile que protagonizaba El Nota, personaje interpretado por Jeff Bridges, en El Gran Lebowski, nos debería indicar, como mínimo, el buen gusto con el que Zoink Games ha afrontado este Stick it to The Man; un plataformas indie que bebe sin complejos del humor y el estilo gráfico que ha caracterizado a otros juegos como Psychonauts, Stacking o incluso el reciente The Cave para hacerse fuerte e intentar darle un toque de originalidad que le permita distinguirse frente a otros plataformas 2D más tradicionales.

Hablar de Stick it to the Man! es hablar principalmente de dos elementos: guión y apartado técnico. Aunque eso no quiere decir que el sistema de control sea malo, lo cierto es que se nota la clara vocación del estudio por contarnos una historia original, fresca y divertida, que sepa mantenernos interesados y con una sonrisa permanente en la cara. En ese sentido, nada que objetar: el relato de cómo Ray Doewood, nuestro ingenuo protagonista, acaba por azares del destino -siendo el azar el aterrizaje en nuestro cráneo de un misterioso paquete militar que contiene a un simpático y poderoso extraterrestre de nombre Ted- con una extraña mano rosa incrustada en su cabeza que le permite manipular objetos con la mente y leer los pensamientos de las personas que le rodean está lleno de chascarrillos, situaciones surrealistas y acontecimientos tan cómicos como inverosímiles.

La telepatía y la telequinesis son por tanto las dos herramientas principales con las que contamos para escapar de las fuerzas gubernamentales que nos persiguen y recuperar nuestra vida como probador de cascos y novio devoto, pudiendo convertir gracias a ellas los pensamientos u objetos en pegatinas que situaremos en determinados puntos del escenario o dentro de las mentes de los pintorescos personajes que encontraremos a lo largo de nuestra aventura. Pese a que el concepto podría asemejarse al de las aventuras gráficas de antaño, lo que encontramos aquí es un ensayo y error continuo que pone de manifiesto lo secundario de los puzles frente al humor, verdadero motor del juego. El uso de apoyos con los que acceder a varios puntos del escenario y algunas de las tácticas de distracción disponibles para escapar de los matones y gorilas intentan romper un poco la monotonía y aportan un poco de dinamismo al movimiento, pero el hecho de que la precisión de nuestra poderosa "mano loca" deje en ocasiones bastante que desear juega más en su contra que a su favor.

Como decía antes, el otro elemento sobre el que se cimenta el juego es el apartado técnico. Apoyado en el uso de chinchetas, papel, pegatinas y demás elementos casi infantiles, el aspecto cartoonesco de personajes y escenarios consigue que la fealdad y lo ocasionalmente turbio de este peculiar mundo provoque más hilaridad que rechazo, transformando lo que podía ser un punto flaco en uno de los puntos más fuertes de todos. Ayuda también el excelente nivel del doblaje -en inglés, eso sí, aunque debidamente subtitulado en castellano-, con voces características para cada personaje y un montón de detalles graciosos que van más allá de los diálogos o las bromas de golpe y porrazo.

"Stick it to The Man! es otro de esos juegos indie ejemplares de reciente factura dispuesto a hacer bien lo que se propone sin necesidad de romper por ello ninguna norma establecida."

Tiene mérito también que, pese a tener una duración que no excede demasiado las 4 horas, divididas en diez capítulos, y a la escasa -por no decir nula- rejugabilidad, el juego consigue evitar ser repetitivo y hacer que siempre sea interesante explorar al completo los distintos escenarios en busca de todos los secretos disponibles, no tanto por implementar variaciones en sus mecánicas como por seguir una escalada bien medida de surrealismo que desemboca en uno de los capítulos finales más estrambóticos y disparatados que se recuerdan.

Stick it to The Man! es otro de esos juegos indie ejemplares de reciente factura dispuesto a hacer bien lo que se propone sin necesidad de romper por ello ninguna norma establecida. Puede que en ocasiones peque de simple, o que su propuesta no consiga agradar a quienes busquen un esquema de control complejo o una dificultad endiablada, pero sí gustará a todos aquellos que quieran una historia con la que pasar un buen rato y echarse unas risas. Un objetivo tan noble como cumplido.

8 / 10

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