Test Drive Unlimited 2
Carretera perdida.
La conducción es bastante mala y torpe, con derrapes imposibles –aunque si bajamos el nivel de dificultad eso se atenúa ligeramente- y algunas cositas que son de echarse las manos a la cabeza, como coches transparentes al inicio de cada prueba o colisiones algo raritas. La curva de dificultad también es extraña, ya que hay pruebas extremadamente fáciles y, acto seguido, nos plantan algunas complicadas a rabiar. En todo caso, nada que no podamos solventar con unos cuantos intentos y algo de suerte.
Lo mejor de todo esto sea, quizás, la poética que esconde la propia isla. Están los flashes, los deportivos y las piscinas con mujeres despampanantes, pero también nos sorprenderemos absolutamente relajados corriendo entre campos de olivos, escuchando el silencio en medio de una noche estrellada en montañas perdidas, deteniéndonos al lado de un acantilado medio oculto entre encinas y sol o disfrutando de la roja arena y pequeñas masías de las zonas rurales. En cierto modo es entrañable que hayan logrado que disfrutes con esta contemplación, que además se premia cuando no estás compitiendo, ya que eres libre de recorrer toda la isla en cualquier momento.
El multijugador también es un punto fundamental de TDU2 y algo en lo que los desarrolladores han puesto mucho empeño. No puedo decir si funciona demasiado bien, porque la mayoría de las veces que hemos intentado conectarnos los servidores estaban caídos, pero esto quizás sea achacable al poco tiempo que lleva en el mercado. En cualquier caso, durante la exploración sandbox es posible retar a alguien (CPU o usuario) simplemente haciéndole luces cuando nos crucemos con ellos. Otra posibilidad es unirse a clubes, buscar partidas igualadas o participar en carreras que se vayan montando sobre la marcha.
No sabemos si los días de localización en Ibiza relajaron un tanto a los desarrolladores, pero hay demasiadas áreas problemáticas como para alcanzar el notable. Test Drive Unlimited 2 no destaca en ninguna de los apartados que presenta, y a pesar de contar con licencias oficiales –Ferrari, Audi, Alfa Romeo...-, unos escenarios bellísimos, y una premisa más que interesante, acaba por pinchar. Aunque te puedes montar tu película y tomártelo como una crítica social espléndida, en términos generales se queda lejos de las expectativas que nos había generado.