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And Yet It Moves

Plataformas 2.0

Estoy seguro de que, como yo, muchos de vosotros al terminar Braid pensásteis, ¿por qué no harán más juegos así? Gráficos preciosos, control agradable, puzzles realmente originales... El súmmum de los juegos indie. Obviando la vertiente filosófica, And Yet It Moves es un acercamiento a la fórmula de Braid, eso sí, no tan preciosista y por supuesto menos mediático, pero que sin duda saciará a los que busquen algo más allá de la aventura de Tim.

Nuestro protagonista aparece como un muñeco de trapo con rastas y dibujado en blanco y negro que vive en un mundo de papel. El tipo en cuestión es bastante feo; da la sensación de estar mal hecho a propósito. Esa cutrez exquisita se extiende a los escenarios, en los que se usan fotos reales como texturas para árboles, rocas, hierba e incluso algún enemigo, como mi preferido el mono. Ese detalle le da un toque original y una personalidad muy única, y pese a la impresión inicial (que no es tan mala), a los dos minutos entiendes que es una maldita genialidad. Hay que jugarlo para verlo, pero el WTF inicial (sobre todo al ver la jungla por primera vez) se convierte rápidamente en un "Oh!" de admiración. No es nada fácil conseguir que algo a primera vista tan poco cuidado resulte al final uno de los mejores aspectos del título.

Los trapecios provocarán muchas situaciones memorables

La mecánica es bien sencilla. El personaje debe avanzar por un mundo 2D e ir cogiendo checkpoints que, a su vez, le indican qué camino seguir, hasta llegar al final de cada fase. Con A y D movemos al personaje a la izquierda y a la derecha, respectivamente, y con W le hacemos saltar. ¿Y qué amenaza a nuestro protagonista? Pues en este caso no hay ni champiñones, ni tortugas ni leones. De hecho, los únicos "enemigos" que aparecen lo hacen en forma de jefe y acabar con ellos requiere pensar un poco. Las verdaderas amenazas serán las caídas, algunos elementos del escenario o, sobre todo, los espacios vacíos, recortados del papel, en los que el personaje caerá si se acerca demasiado.

Pero eso no es todo. Con las flechas de dirección seremos capaces de rotar el mundo que hay a nuestro alrededor, la verdadera salsa del juego. Así, habrá lugares inalcanzables a los que, rotando el mundo en la dirección correcta, llegaremos fácilmente, unido a una cantidad considerable de puzzles y retos en los que se pondrá a prueba nuestra pericia. También son dignas de mención las pequeñas trampas que iremos encontrando, como piedras que se desprenden o ramas que se rompen en el momento menos esperado, lo que le da cierta rejugabilidad al título, especialmente en el modo contrarreloj, en el que por cierto podremos competir contra nuestra sombra o contra la de otra persona bajándola vía el propio juego.

¿No os parece horrendo a la vez que precioso? Esperad a verlo en movimiento.

En total hay tres capítulos —ambientados en una cueva el primero, una jungla el segundo y una paranoia warholiana el tercero— divididos en varias fases, que una vez completadas se desbloquean para contrarreloj. Suman 16 fases en total, más una de bonus y la de los créditos, un gran detalle éste último. ¿Qué mejor manera de tragarse los créditos que jugando sobre ellos?