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Another Code: Recollection adapta el juego original con valentía, pero falla en un detalle importante

Nostalgia de los 2000.

El pasado viernes se publicó la demo de Another Code: Recollection, un remake de Another Code: Two Memories y Another Code R: Más allá de la memoria, las dos entregas que componen la historia de Ashley Robins, una joven que investiga el rastro de su padre, desaparecido mientras realizaba una importante investigación neurocientífica sobre la memoria. En concreto, la demo nos deja probar el primer capítulo - alrededor de una hora; un poco más, si no conocéis los puzles de antemano - de Another Code: Two Memories, el título de Nintendo DS.

Es precisamente este título, el de la consola de dos pantallas de Nintendo, el que presenta mayores desafíos a la hora de adaptarse a Switch. El tiempo jugado nos sobra para acostumbrarnos al peculiar estilo gráfico, que combina entornos en 3D, con las escenas de flashback que utilizan escenas estáticas dibujadas con un estilo más tradicional, y con los diálogos, que combinan distintas perspectivas de los personajes que están hablando en viñetas, como si el juego fuese un tebeo. Si bien es cierto que puede costar, en un principio, acostumbrarse a encontrar qué objetos son interactuables en los nuevos escenarios, más poblados y menos evidentes, lo que hemos encontrado en la demo es una experiencia agradable de ver y transitar y que recuerda de manera notable al juego original. ¿Por qué decimos, entonces, que adaptar este juego en concreto es un desafío?

Another Code: Two Memories se publicó originalmente en el año 2005, apenas tres meses después del estreno de la Nintendo DS; no fue exactamente un juego de lanzamiento de ésta, pero a efectos prácticos funcionó como tal. Probablemente, lo mismo sintió el estudio, Cing, cuando se propuso plantear un juego fundamentalmente narrativo, pero que aprovechaba las cualidades especiales de la consola. La pantalla táctil, el micrófono e incluso la posibilidad de abrir y cerrar la consola para ponerla en suspensión eran posibilidades totalmente nuevas con las que el juego adereza con gracia sus rompecabezas y su historia. Ahora, casi veinte años después, eso le da un carácter muy especial al título. Descontinuada la consola y dejado atrás su legado, Another Code destaca por su conexión con su hardware y sus dinámicas más particulares.

Another Code: Recollection sortea con bastante gracia el desafío de adaptar uno de los juegos más pensados para Nintendo DS de la historia a un sistema que no tiene nada que ver con ésta última. Donde solía haber puzles que utilizaban la pantalla táctil hay ahora desafíos que nos instan a utilizar el giroscopio integrado - una de las cualidades más particulares de la Switch - para mover objetos. La adaptación no es perfecta, pero propicia nuevas situaciones y añade momentos más o menos equivalentes al juego original.

Incluso así, hay un detalle un poco triste en el juego. En el título original, Ashley resolvía ciertos puzles y, en general, avanzaba en la historia gracias a la ayuda del DAS, un dispositivo, dentro del mundo del juego, creado y programado por su propio padre, y que tenía exactamente la forma de una Nintendo DS. Había algo de magia en esa decisión: no es que la naturaleza del DAS cambiase muchísimo la historia, pero nos ayudaba a identificarnos con la protagonista en ciertos ámbitos. Nosotros, con nuestra Nintendo DS en las manos, nos estrujábamos los sesos para que Ashley, con su Nintendo DS, pudiese resolverlos en el mundo del juego.

En Another Code: Recollection, sin embargo, el DAS de Ashley tiene la forma… de un smartphone. Un smartphone con pequeños LEDs y botones táctiles que, al encenderse, sí están levemente posicionados como los de una Nintendo Switch. El propio juego hace un guiño a ello, señalando que el aparato parece “una consola de videojuegos”... pero no lo es.

Es claramente un dispositivo diferente al que tenemos en las manos. Y quizás tenga sentido: es bastante más fácil imaginarnos a la protagonista, que acaba de cumplir catorce años, moviéndose por su mundo con un móvil entre las manos. Y probablemente sea más sencillo para añadirle ciertas funcionalidades más actuales al juego, como un modo foto. Pero hay un pequeño significado, un sabor especial del primer juego que se pierde en la adaptación. La ruptura de la cuarta pared de Another Code: Two Memories era un tanto obvia, pero era bella en un juego tan basado en lo táctil: en la pantalla inferior de la consola, por un lado, pero también en la manera en la que nos instaba a girar la consola o moverla para mirar las cosas desde distintos ángulos. En usar de todas las formas posibles esa tecnología nueva y extraña; en fantasear en cuáles podían ser sus usos, cuántos millones de aplicaciones le encontraríamos en el futuro.

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