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Avance de Arcade Paradise

El negocio que todos quisimos tener.

Todo el mundo recuerda su primer salón recreativo. En mi caso era la destartalada parte trasera de una camioneta que solía pasar por el pueblo una semana cada mes de septiembre, momento en el que comprobabas si alguien había logrado sacarte de la tabla de récords de Super Monaco GP en los meses que habían pasado tras la última visita. En el caso de Andreas Firinigl, de Nosebleed Interactive, ese recuerdo es un poco sórdido que eso.

"Era la sucia parte trasera de una tienda de vídeos en Stamford", me explica en un chat online mientras bebe un whiskey y hablamos durante el descanso para la hora de comer. "Tenía cuatro o cinco máquinas; Rolling Thunder, Robocop y una japonesa que no estaba traducida y en la que no me enteraba de nada. Hablé de esto con un amigo hace poco y me dijo 'oh, recuerdo ese sitio, tenía una habitación con pelis porno'. Era una tienda realmente sucia".

Pues sí. Y es ese tipo de local desagradable en el que empiezas en Arcade Paradise, la mezcla de simulador de gestión y colección de minijuegos que está preparando Nosebleed Interactive.

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"Básicamente tienes un trabajo basura en una lavandería", explica. "Tienes un par de recreativas en la parte trasera al principio de la partida. Es un local feo con las paredes sin pintar, con cajas por todas partes. En mi cabeza así es como era aquel salón de Stamford. Pero esas recreativas empiezan a generar más dinero que las lavadoras, así que empiezas a construir un salón recreativo".

Ese es el núcleo de Arcade Paradise, aunque es tan firme como en el Vostok Inc. de Nosebleed Interactive, una curiosa y divertida mezcla de clicker y shooter twin stick. "Aquí hay un sistema de día y noche", me cuenta Andreas. "Pides tus máquinas recreativas en un PC y luego debes esperar a que lleguen. Y cuando las recibes puedes probarlas y ver qué tal están, luego completar un objetivo en ellas...".

Si la parte de gestión suena atractiva, es en los minijuegos donde realmente parece estar el corazón de Arcade Paradise. De hecho, llamarlos minijuegos parece un poco reduccionista, cuando su generosa selección es un tributo a los clásicos del pasado. Y en algunos casos, incluso algo más que un tributo.

"La forma que hemos elegido para escoger los juegos es seleccionar los que la gente del estudio ama", me cuenta Andreas. "Y solo si podemos hacerles justicia o añadir algo a ellos. Drop 7 es el juego que más he jugado en toda mi vida, y siempre juego al modo Blitz. Me pregunté qué pasaría si le añadiésemos algo, cómo afectaría a la jugabilidad. Hemos hecho que los drops sean más aleatorios, algo que te da más oportunidades de sobrevivir y te anima a hacer cadenas. Si haces una cadena bastante grande consigues potenciadores con los que cambiar los números o girar el tablero boca abajo, ese tipo de cosas, y funciona realmente bien".

Quizás sea el whiskey, pero hay cierta energía en Andreas que resulta infecciosa y que ya trasladó a sus juegos anteriores, como estoy seguro trasladará también a Arcade Paradise. Andreas es uno de esos personajes que irradian vitalidad y que a veces tienes la suerte de conocer en eventos como el EGX Rezzed, donde te muestra montones de pequeñas demos y prototipos que ha estado perfeccionando en su tiempo libre.

Ese es el origen de Arcade Paradise, de hecho, porque su editora buscaba una forma de juntarlos todos en un único producto. "La gente nos ha preguntado por qué no utilizamos ROMs en Arcade Paradise", dice Andreas. "Bueno, la verdad es que no podríamos tener tanta libertad creativa de esa manera. Algunos de estos juegos tienen sistemas completos de experiencia, sistemas de niveles, tenemos un juego de Conecta-3 que se presenta como un JRPG con gráficos tipo Modo 7... para completarlo y conseguir el modo infinito tardarás entre dos y tres horas, y eso es solo un juego".

Uno de una selección de más de treinta y cinco, aunque no todos tienen el mismo tamaño. "La forma en la que lo hemos estructurado es que hay unos juegos destacados - un beat 'em up con scroll lateral, uno tipo OutRun con un sistema de experiencia - y esos son los importantes, y luego hay otros juegos más pequeños, como por ejemplo el primer juego al que jugué, el Blitz de Vic 20. Es realmente simple, pero al mismo tiempo muy satisfactorio. Cada juego debe valer la pena".

El proyecto, desde luego, sí que parece que merece la pena, al menos para jugadores con cierta edad como yo, que tienen un buen recuerdo de la parte trasera del salón recreativo de su ciudad. Y como a día de hoy ya no son un sitio tan común, la idea de tener uno que puedan definir como suyos es todavía más prometedora.

Traducción por Josep Maria Sempere.

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