Asura's Wrath
El anime petrificado.
Con Asura's Wrath, CyberConnect2 pretende dar una vuelta de tuerca para explorar lo que vendría a ser un nuevo formato: el anime interactivo, es decir, un híbrido en el que coexistan y se retroalimenten la interacción propia del entretenimiento electrónico con aquellos elementos que son definitorios de la animación japonesa.
En este sentido la presentación de su juego es impecable. Gráficamente resulta brillante, con escenas espectaculares, enemigos realmente colosales y un conseguido efecto tinta que otorga a la imagen una acertada apariencia de dibujo tradicional. La trama se desvela a través de dieciocho episodios estilísticamente trabajados y que imitan, tanto en formato como en estructura, lo que vendría a ser la narrativa habitual del anime.
El argumento toma al parecer ingredientes de las mitologías budista e hindú y los combina en una atractiva mezcla con la ciencia-ficción para narrar la epopeya de Asura, un poderoso semidios que es denostado por sus compañeros, los llamados Guardianes Generales, a raíz de la muerte del emperador Strada, cuyo asesinato le imputan. Además de asesinar a su mujer y secuestrar a su hija, estos malvados guardianes pretenden también liquidar al protagonista, que acaba dando con sus huesos en el Naraka. Tras permanecer miles de años inconsciente en dicho lugar, Asura recobra el conocimiento más cabreado que una choni jugando al apalabrados y decidido por todos los medios a su alcance a limpiar su mancillado nombre, vengar la muerte de su esposa y recuperar a su hija.
Se trata, por tanto, de sugestiva historia de venganza, disponible en su totalidad previo pago de DLC, que acaba resultando pese a todo un tanto tópica y cuyo elenco de personajes, poco trabajados y de matices muy limitados, impide alcanzar cierto grado de empatía hacia ellos e involucrar dramáticamente al jugador en el devenir de los acontecimientos.
En coherencia con un planteamiento que otorga a la narrativa audiovisual una importancia básica, Asura´s Wrath edifica su propuesta jugable sobre una ingente cantidad de cinemáticas que se solventan en su mayor parte mediante sencillos QTE en los que el reto normalmente viene dado por el tempo antes que por el acierto con el botón a pulsar. La peculiaridad, ciertamente inaudita, de la fórmula estriba en que no existe una diferencia apreciable entre errar o clavar el timing de la pulsación. Así, aunque poseas la coordinación de un octogenario reumático empapado en carajillo, un mensaje en pantalla te informará, en el peor de los casos, de que lo has hecho bien y la acción seguirá, inmutable, su curso.
Entre la acumulación de vídeos existen interludios que alternan el género shmup con el beat'em up, aunque ambas facetas poseen una presencia discreta dentro de las dimensiones globales del disco y, pese a resultar en términos generales algo más satisfactorias, no pasan del tono grisáceo. Las fases de disparos gozan de cierto dinamismo y, en determinados momentos, de espectacularidad, pero poseen una complejidad mínima. Los intercambios de bofetadas, por su parte, se sustentan en un sistema de combate que también peca de simple y adolecen de escasa variedad de combos. La clave de buena parte de las reyertas radica simplemente en llenar la barra de furia del protagonista para pulsar a continuación el gatillo y cargar, así, la cinemática que pondrá espectacular fin a la contienda QTE mediante.
A ello hay que añadir la existencia de cierto desequilibrio lúdico en forma de jefes de final de juego cuyo nivel de exigencia, sin ser demasiado elevado, no se corresponde ni mucho menos con la plácida y confortable alfombra roja que te ha conducido ante ellos. Combates muy a lo Capcom, de interiorizar rutinas, contra los que te estrellarás en más de una ocasión, contradiciendo así las alabanzas acerca de tu pericia pronunciadas con insistencia por el software a lo largo de la partida.
Asura´s Wrath otorga a la trama un peso fundamental y superior incluso a la interacción propia del medio.
Asura´s Wrath es, en definitiva, un título cuyo planteamiento recuerda poderosamente a otros juegos recientes en el sentido de que otorga a la trama un peso fundamental y, con frecuencia, superior incluso a la interacción propia del medio. Con todo, su pretensión de erigirse en anime interactivo resulta fallida en tanto en cuanto araña sólo la superficie. Alcanza a aspectos puramente formales (diseños, estética, formato, estructura, etc.), pero en ningún momento va más allá, otorgando al usuario la posibilidad de alterar en mayor o menor medida aquello que constituye la razón de ser de cualquier anime: la trama.
Su mayor hándicap no radica, no obstante, en su fracaso a la hora de fusionar la animación japonesa con el entretenimiento electrónico para dar lugar a algo distinto, sino en el hecho de que ambas facetas carecen, individualmente consideradas, de interés alguno.
El experimento de CyberConnect2 acaba desembocando en un videojuego tradicional con apariencia de anime, visualmente aparatoso y de escritura mediocre, que se sirve de manera muy superficial de mecánicas vistas ya en multitud de juegos y que acaba confiando el grueso de su propuesta a unos QTE al servicio únicamente de la espectacularidad cinematográfica. Su intención de primar la historia es evidente y se aplica a ello con tesón, pero jamás alcanza a narrar algo memorable y por el camino descuida la interacción, por lo que su pretensión de digitalizar el anime acaba resultando tan granítica y plana como el carácter de su protagonista.