Asura's Wrath
Japón extremo.
Afortunadamente, el cómo se nos relata el argumento, el cómo se va pasando de unos puntos a otros en tan bizarra trama, está relatado con bastante maestría con una combinación de vídeos, minifases y QTE's. Y es que aquí llegamos a la parte más oscura de la jugabilidad.
Escasa, muy poca y tirando a nula, porque la propia concepción del juego no entiende, directamente, de fases o niveles. Como ya hemos dicho, Asura's Wrath se desenvuelve como un anime interactivo y así es como se presenta al jugador: estamos viendo una cinemática (que hay que decir que es el propio motor del juego) en el que Asura carga contra una flota enemiga y, sin previo aviso, se nos indica a presionar tal o cual botón. ¡QTE a traición! Momentos después, pasamos a controlar a Asura en un trasunto de shooter absolutamente desangelado pero muy, muy espectacular, lleno de explosiones. Un Silpheed de Michael Bay, vaya. Nueva cinemática y pantalla de mitad de capítulo. Cinemática y fase beat 'em up. QTE's y cinemática. Soltar el mando es fallar.
Las minifases son cortas y no se atragantan, a excepción de algunas beat 'em up del final del juego que nos llevarán... tres intentos. Volando, combatiendo pie a tierra o enfrentados a QTE's la tarea de terminar el juego es muy sencilla y sin desafío alguno, más allá de sacar el final verdadero y logros variados, incluyendo el más épico de la historia del videojuego: logro por mirar un tremebundo par de tetas.
Entonces, ¿qué tiene de bueno el juego? El ritmo.
El ritmo de Asura's Wrath es fabuloso. Porque no da descanso al jugador: no hay más pausa que el tiempo entre episodios o la pausa a mitad de cada uno. Ni pantallas de carga, ni menús, ni nada. Asura's Wrath es como ver un episodio de tu serie favorita en la TV cuando te estás meando: pasan montones de cosas que te puedes perder si sueltas el mando, y "el montaje" de los episodios es grande, muy grande. Siempre acaban en cliffhanger y cuando nos empezamos a aburrir de un tipo de minifase, el juego cambia a otra. A eso le sumamos algunas de las escenas más apabullantes en mucho tiempo y el combo está logrado. Es muy difícil no soltar un "¡venga ya!" cuando peleamos contra un enemigo que tiene el tamaño de un planeta que intenta hacernos un "fingerpoke of doom" mientras nosotros tenemos el tamaño de una persona normal. Resulta muy difícil jugar un sólo capítulo y, al igual que cuando descubrimos una serie nueva, devoramos episodio tras episodio, agotándola entera, maldiciéndonos por no haber racionado la diversión.
Desgraciadamente, el juego sabe a poco, excesivamente poco, y cuando hemos acabado de empatizar con los personajes y sus peripecias el juego acaba, dejándonos a medias. ¿Acaba la historia del juego? Sí. ¿Acaba la historia de los personajes? No, y para saber ese final deberemos pasar por caja. Podemos discutir sobre si es justo o no, pero tenéis otros textos para hacerlo. Otra cosa son los DLC que transcurren durante el juego, contando la historia de otros personajes; DLC's innecesarios, pero que son una opción para el completista.
Como conjunto, ¿merece la pena? Sí. Pero es como comer en un restaurante de cocina creativa: te has zampado una delicatessen, algo distinto y atrevido, pero te quedas con hambre y al rato estás pensando en un bocata de calamares.
Es evidente que quienes no disfruten de una historia tan absolutamente japonesa y no sean capaces de dejarse llevar por el título estarán echando espumarajos por la boca a los quince minutos, pero si somos capaces de encarar Asura's Wrath con la voluntad de dejarnos llevar, encontraremos un juego raro, distinto y muy entretenido. Desde luego, merece ser jugado, porque es ese algo diferente que hace falta de vez en cuando, entre plato y plato.