Avance de Binary Domain
El creador de Yakuza se pone serio.
Ya lo decía el cómico George Carlin: ahora nos hacen creer que todos los niños son especiales, que todos siempre ganan. En la práctica todos hemos tenido a algún amigo, o conocido, gris, callado, que se sentaba en la esquina de la clase y que se ponía rojo cuando le preguntaban; sin intereses más allá de lo habitual y sin ningún talento en particular. Acaban estudiando lo que le dicen los padres, casándose con la novia de toda la vida y veraneando en una urbanización cuadriculada.
No hay que confundir esos niños con otros que también son callados, que también se sonrojan, pero que cuando llegan a casa se ponen a hacer algo que tú no harías ni en tres vidas: dibujar locuras o resolver ecuaciones en plan Will Hunting o escribir una poesía tan refinada que te dan ganas de callar para siempre porque esa gente ya ha descubierto la verdad del mundo. En fin, gente de bien, gente con un talento oculto que espera paciente su momento.
No sabemos, todavía, cuál de los dos es Binary Domain. A priori tiene un look genérico, unas mecánicas genéricas y un argumento genérico. Durante la primera hora de juego no hay nada que te pueda hacer pensar que pueda ir más allá: ya está, se sabe comportar y cumple, estudiará derecho y contará chistes de pedos en Navidad y todos lo recordaremos como el gracioso tío Binary.
Pero algo que ha salido de la mente de un japonés que ha hecho Yakuza y que va bronceado como si no hubiese mañana no puede ser tan convencional. Algo no encaja.
Lo primero que destaca son los controles por voz. Con el micro podemos dar órdenes y nuestro equipo nos obedecerá o no según la confianza que nos tengan. Nos la ganamos en base a las respuestas que vayamos dando a sus preguntas y a cómo lo hagamos durante los combates. Primero parece una anécdota, pero poco a poco hemos ido descubriendo que tiene más profundidad de lo que parece. Podemos elegir con que dos compañeros vamos durante cada tramo, y la relación que tracemos con ellos se intuye importante. ¿Quieres hacer una broma sobre el culo de esa espía china? Tu amigote se reirá y aumentará tu complicidad con él, claro que sí, pero la señorita se la guardará y te la devolverá cuando menos te lo esperes. Y quizás te interese tener a una francotiradora mortal de tu parte.
Estamos en un mundo en el que la tecnología permite hacer robots tan parecidos a los hombres que ni ellos mismos son conscientes de que son máquinas. Sí, también nos suena. Eso es ilegal, y una alianza internacional manda a un equipo a Japón a investigar qué diablos está pasando, porque hay muchas cosas raras que nos hacen malpensar de los nipones.
Durante los combates es vital la detección de impactos. Si les damos en la pierna caerán e irán más lentos, y si les damos en la cabeza se girarán y empezarán a disparar a sus compañeros robots. Cuanto mejor lo hagas más puntos tendrás y más podrás comprar en las pequeñas tiendas que hay en cada fase. Tus amigos están ahí para cubrirte, para defender una posición y facilitarte el flanqueo y hasta para curarte.
Otra rareza del juego es la gran cantidad de jefes finales. Son enemigos monstruosamente grandes que normalmente deben ser derrotados combinando esta mecánica de despedazamiento y ataques a sus puntos débiles. Por ejemplo esa araña metálica enorme que dispara misiles no parará hasta que no le dañes una pierna y, mientras se recupera, vayas a por su parte inferior y le enchufes un par de misiles. O ese otro en el que tienes que subir a un edificio y lanzarte a su cabeza, rollo Shadows of the Colossus, mantendiendo el equilibrio y disparándole a bocajarro con la metralleta.
Ahora puede ir a mejor o a peor, ser una rareza que desarrolla un argumento decente, con líos entre personajes y sorpresas por aquí y por allá, y que saca jugo de estas prometedoras premisas... o diluirse entre los demás juegos de acción en tercera persona y quedarse ahí, cumpliendo, pero sin nada que merezca la pena destacar. De momento estamos esperanzados: a las tres horas podemos decir que tenemos más ganas de jugarlo que antes de empezar. En breve os diremos cómo sigue la historia.