Assassin's Creed: La Hermandad
Ezio Auditore en la Roma de los Borgia.
Minutos antes de llegar a Roma nos topamos con otra de las grandes novedades del juego: Desmond por fin hace algo más que andar de un lado para otro y tiene sus propias fases de 'parkour' y plataformas. Lo cierto es que se maneja como una versión simplificada de Ezio –en estos primeros compases del título por lo menos no tiene que enfrentarse a nadie–, y funciona realmente bien, dotando de mayor variedad al juego y los escenarios y proporcionando momentos algo más relajados.
Ya en Roma, y de nuevo con Ezio Auditore entre nuestras manos, destacamos algunas de las novedades que el título trae bajo el brazo. Por un lado, tenemos las torres Borgia. Representan la influencia del clan sobre los distintos vecindarios de la ciudad. Nuestra misión, por tanto, será destruirlas. El concepto es muy similar al de las atalayas. Básicamente, el jugador debe escalar hasta el punto más alto y presionar un botón. Destruir estas torres abre más tipos de misiones. La destrucción de cada una de ellas añade un slot en el menú juego para reclutar a personas para tu gremio de asesinos.
Ésta es la segunda gran novedad del título. En muchas de las misiones, podremos pedir refuerzos si la cosa se pone fea u ordenar el asesinato sigiloso de cualquiera de los enemigos. Eso sí, estas ayudas no son infinitas y necesitan un tiempo para regenerarse.
La destrucción de cada torre también nos permite, como si de un Grand Thef Auto Vice City se tratara, comprar algunos de los edificios de Roma y adecentarlos. Lo primero que adquirimos es un establo, aunque nos comentaron que con una gran suma de dinero se podía comprar hasta el Coliseo. Imagino que, además de devolver a Roma a sus días de gloria, restaurar edificios aportará después grandes dividendos para otras causas –armas, medicinas...–, aunque esto no nos dio tiempo a comprobarlo.
Finalmente, en otra de las fases pudimos probar una de las máquinas de guerra diseñadas por Leonardo Da Vinci. Era una especie de tanque con el que nos enfrentábamos a grupos de soldados y artilugios idénticos al nuestro en un mapa diseñado al efecto. No era gran cosa, pero todo lo que añada variedad al título es bienvenido.
En definitiva, y a juzgar por lo visto hasta ahora, Assassin's Creed: La Hermandad sigue la senda marcada por su predecesor en lo que a la jugabilidad se refiere. Sí, es una historia totalmente nueva, con los valores de producción de un juego completo, pero todo lo que en el acontece, a falta de completar toda la historia, nos suena ya. Quizá, en este aspecto, el clavo al que agarrarse sea el multijugador.
Pocas cosas han cambiado también en el apartado gráfico. El motor vuelve a hacer un gran trabajo, aunque sigue renqueando cuando la acción se llena de elementos en pantalla, momentos estos en los que se elimina la sincronización vertical de un plumazo, dando lugar a escenas poco cuidadas. A buen seguro, gustará a quienes tienen la segunda entrega como uno de los mejores juegos de esta generación.
Assassin's Creed: La Hermandad saldrá a la venta para PS3 y Xbox 360 el próximo 19 de noviembre. En PC llegará a principios de 2011.