Avance de Crysis 3
Viajamos a Munich para jugar por última vez antes del lanzamiento.
No son muchos ni tampoco hacen mucho ruido, pero ya hace tiempo que están jugando con aquellos juegos del futuro que todos los demás aún estamos soñando. Rinden culto a sus torres hiper-ventiladas, se preocupan por tener siempre al día su equipo, se sienten cómodos entre especificaciones técnicas, y casi podríamos decir que han desarrollado un argot propio. El jugador dedicado de PC vive en la next-gen desde hace unos cuantos años y seguramente no se asombraría por lo que voy a explicaros a continuación.
Que no paren de matarte en un juego de acción porque estás embobado con lo que estás viendo es la primera forma de identificar a los que todavía vivimos en baja resolución y framerate inestable. No saber diferenciar una cutscene, de un momento scriptado, y del propio juego es otro de los indicativos de ese estado de shock que provoca tener el futuro delante de tus narices. He tenido la oportunidad de ver cosas realmente alucinantes en PC; miles de centuriones luchando en una monumental batalla en la antigua Cartago en el futuro Rome II, viajes psicotrópicos en alta definición en Far Cry 3, mods de Skyrim que muchos confundirían con fotografías reales, la puñetera guerra de las galaxias renderizándose en tiempo real en Star Wars 1313... Muchas cosas, pero no ha sido hasta poner mis manos sobre la versión para PC de Crysis 3 que, definitivamente, he experimentado el futuro del entretenimiento.
En un evento organizado por EA en Munich para enseñarnos sus novedades tenemos la oportunidad de probar Crysis 3 por última vez antes de su lanzamiento el 21 de febrero. Jugamos con la versión final del juego y lo hacemos en un nivel del modo historia ambientado en la Chinatown más reconocible de todas -la de Nueva York, evidentemente. En 2047 la Gran Manzana ha sido engullida por la vegetación, pero los farolillos con letras chinas siguen colgando de los techos recordándonos el pasado.
"Ese incesante fluir entre la dialéctica del cazador y la presa en la que constantemente se mueve Crysis 3 es la clave de este adrenalínico juego de acción."
Como ya nos avanzó nuestro compañero Víctor en su anterior artículo sobre Crysis 3, una de las características de esta tercera entrega son unos escenarios algo más abiertos que en su predecesor. No llegamos al nivel del primer título, que casi podría considerarse un sandbox de acción, pero lo cierto es que este nivel de Chinatown tiene un tamaño más que considerable, algo que juega en favor de uno de los principales elementos del juego, que es esa libertad que se nos ofrece a la hora de encarar las diferentes situaciones.
La combinación entre el nuevo arco más todo el arsenal habitual y las habilidades clásicas de sigilo, resistencia y visión aumentada que nos ofrece el nanotraje de nuestro protagonista, son todo lo que necesitamos para desplegar nuestro lado más creativo mientras avanzamos entre los distintos objetivos.
Al principio nuestra principal arma será nuestro instinto de supervivencia. Mis primeras partidas siempre acaban con un servidor saliendo por patas tras ser descubierto por una torreta de vigilancia (que están situadas para no permitirte estar quieto ni un instante) o por errar a la hora de eliminar a un soldado enemigo. Más tarde, esa patosería del principio deja lugar a un estilo mucho más astuto. Poco a poco aprendo a pasar desapercibido entre la maleza y aprovecho el arco -que es la única arma que podemos utilizar sin revelar nuestra presencia- y el noqueo por la espalda para acabar avanzar como una sombra. No es hasta un rato más tarde que uno se hace con el control de todas las opciones disponibles y se convierte en un letal badass que no duda en salir de su escondite aprovechando los poderes del nanotraje y el resto del armamento, incluyendo también los distintos tipos de flecha y las tres distintas tensiones a la hora del disparar el arco (que influyen en la velocidad y la potencia del disparo).
Ese incesante fluir entre la dialéctica del cazador y la presa en la que constantemente se mueve Crysis 3 es la clave de este adrenalínico juego de acción. La tensión está siempre presente y la velocidad de nuestra reacción ante cada situación es lo que nos mantendrá vivos. El estilo de juego está más enfocado a que no nos maten de forma excesiva, en este sentido, el juego opta por dejarnos escapar con más facilidad de lo que es habitual para que replanteemos nuestro plan de ataque. No estamos, sin embargo, ante un juego fácil -al menos en este nivel. Más veces de las que debería somos descubiertos cuando en principio parecía que nadie podría advertir nuestra presencia, algo que esperamos que no sea una forma artificial de aumentar la dificultad.
"Si el simulacro es la representación estética de la simulación, Crysis 3 es, con su contundente acabado técnico, lo más cercano que estaremos de ver la llamada nueva generación."
Nuestra estrategia varia dependiendo del enemigo que tenemos enfrente. En blindaje de los robots nos impide acabar con ellos de la misma manera que haríamos con los soldados, es el momento de probar otras opciones y de sacar a relucir nuestros proyectiles más imaginativos. Probar cosas, y experimentar con el arsenal es necesario y divertido. Ver a los amenazantes engendros mecánicos convertirse en montones de chatarra ardiente tras haber utilizado nuestro ingenio es tan satisfactorio como comprobar los continuos cambios que sufre el escenario, que ahora es mucho más destructible y por lo tanto un elemento más que añadir a esa ecuación de acción táctica.
Si el simulacro es la representación estética de la simulación, Crysis 3 es, con su contundente acabado técnico, lo más cercano que estaremos de ver la llamada nueva generación. Podría detenerme en detalles como ese árbol que se partió en dos delante de mis narices sin casi ser capaz asimilar su grado de realismo, de ese fuego propagándose entre la vegetación, o ese engendro del que casi pude oler su aliento a metal quemado, pero a veces las palabras no son suficientes. Al principio la demostración técnica Crysis 3 nos apabullará, pero afortunadamente después descubriremos que el contenido también es de quitarse el sombrero.