Avance de El Profesor Layton y el legado de los ashalanti
La despedida del profesor.
Hay dos cosas que destacaría especialmente en lo poco que llevo jugando a este Profesor Layton y el legado de los ashalanti. Por un lado se nota que Level-5 ya maneja el desarrollo de las aventuras del profesor como un torno de alfarero, y se respira desde el primer momento una aventura más elegante, también más compleja técnicamente, que se apoya en las escenas animadas y en la espectacularidad sin renunciar a los magníficos puzles. Por otro lado es significativo que a pesar de repetir exactamente la misma estructura vista en cada una de las entregas, algo a lo que estamos muy acostumbrados los que jugamos a videojuegos - o será resignación, ¿qué creéis? -, aquí sigo, atrapado como el primer día y dejándome llevar por cada nuevo puzle que se cruza en mi camino. Y son muchos.
El profesor Layton nunca ha sido ejemplo de una historia compleja e hilvanada con profundos personajes, sino que siempre ha naufragado entre la inverosimilitud y el misterio con una premisa simple que no se devana mucho los sesos y que, como decía en mi análisis de La Máscara de los Prodigios, tiene cierta tendencia por lo macabro. En este caso el Profesor y sus inseparables ayudantes se las ven, gracias a la llamada del doctor Sycamor, con una momia viviente: una elegante muchacha atrapada dentro de un gigantesco bloque de hielo que representa la prueba fehaciente de la existencia de los ashalanti, una raza, la más antigua conocida por el hombre, que pisó la Tierra hace un millón de años. Al liberarla de su particular prisión el malo de turno, un personaje llamado Leo Bronev que a pesar de que es arqueólogo como Layton tiene un estilo de vida más megalómano, secuestra a la chica y se la lleva en volandas para cumplir con sus oscuros intereses.
Se nota que Level-5 ya maneja el desarrollo de las aventuras del profesor como un torno de alfarero: se respira desde el primer momento una aventura más elegante y también más compleja técnicamente.
Probablemente lo primero que hace bien El legado de los ashalanti es dar un golpe en la mesa tras pocos minutos de juego con una escena de acción resultona en la que perseguimos a Bronev por el aire y debemos disparar a unos robots aéreos siguiendo las condiciones que se nos indican. Es un cambio bienvenido que contrasta con la inamovilidad que arrastra la serie; a pesar de que cada entrega añade algo nuevo es como si Level-5 jugara con la sal pero tuviera miedo de pasarse. Son momentos breves pero distendidos que aliñan el desarrollo de la aventura y que pueden servir para dar un peso mayor a una historia que, en ocasiones, resulta un tanto forzada.
Al mismo tiempo que reúne todas las virtudes de sus antecesores, El legado de los ashalanti también denota un estancamiento porque no parece, por lo que llevo jugado, esgrimir una cualidad diferenciadora que destaque por encima de los demás; es más, a pesar de que las escenas cinemáticas son más frecuentes - y encantadoras - es como si la narrativa se hubiera simplificado para no complicar demasiado a un jugador que ya estará bastante ocupado con los puzles. Unos puzles, todo sea dicho, que siguen siendo tan desafiantes como siempre pero cuyas mecánicas calcan algunas de las que ya hemos podido ver en anteriores entregas. Algunos dirán que ya lo han visto todo, pero a pesar de perder el factor sorpresa el desafío que ofrecen es un estimulante inigualable para nuestra intuición, nuestra lógica y nuestra mente.
También se ha añadido un modo completamente nuevo gracias a StreetPass, Treasure Hunt, en el que podemos desafiar a otros jugadores a encontrar objetos determinados repartidos por el mundo del juego mientras avanzan en la aventura, o recibir nosotros los suyos; superarlos garantiza puntos que pueden intercambiarse por premios que se desbloquean a medida que jugamos. Y vuelven los originales minijuegos que funcionan como un paréntesis perfecto entre puzle y puzle (hay uno en concreto relacionado con la moda que es bastante excéntrico).
Profesor Layton y el legado de los ashalanti empieza con buen pie, atrapando al usuario ya experto con una carta diferenciadora que tendrá que saber combinar para ganar. Sería raro que decepcione a aquellos que son seguidores de las aventuras del profesor, porque mantiene todo lo que le caracteriza y se atreve a dar algunos pasos valientes, aunque tímidos. Además esta entrega marcará la conclusión final de la primera trilogía, y según afirmó Akihiro Hino, director geneal de Level-5, será el último título de la saga que tendrá a Layton como protagonista. Es de esperar que, al menos, el último viaje esté a la altura.
El legado de los ashalanti reúne todas las virtudes de las anteriores entregas, pero no parece poseer una cualidad diferenciadora que destaque por encima de las demás.
No me preocupa especialmente que El Profesor Layton y el legado de los ashalanti se sirva de la columna vertebral ya conocida por todos, porque raras veces podemos jugar a títulos tan elocuentes y con tanto contenido - más de 500 puzles en total y un montón de extras - que nos ponen realmente a prueba sin casi darnos cuenta. Es uno de esos juegos que encajan perfectamente con la temporada navideña, el típico pasatiempo que nos reúne en familia con la calidez de una hoguera. Esta vez, a pesar de contar una historia que no será del agrado de todos, parece esconder algunas situaciones mucho más variadas que podrían darle la robustez que necesita. O quizá es solo lo que a mí me gustaría: os estaría mintiendo si os dijera que no tengo unas ganas locas de seguir jugando y dejarme sorprender .