Avance de Exoprimal
Dinos si es divertido.
Capcom lleva unos años encadenando un estado de forma excelente. La firma nipona está lanzando al mercado títulos sobresalientes, y también está acertando en la no siempre sencilla tarea de devolvernos algunos de sus clásicos en forma de remake. Esta solvencia los está animando a realizar experimentos que probablemente no se hubieran atrevido a hacer en otras circunstancias. Porque la forma en la que se presentó en sociedad Exoprimal fue una demostración de poder, e incluso podríamos decir que de soberbia; desde hace años, una legión de fans está pidiendo el regreso de Dino Crisis, así que, cuando vimos dinosaurios y a una protagonista pelirroja, estalló el jubiló. La alegría no duró mucho, porque al final no era la resurrección de la mítica saga survival horror, sino un nuevo multijugador que parecía más bien una suerte de Earth Defense Force con estos seres prehistóricos.
Esta puesta en escena, junto con su concepto de juego como servicio, puede hacer que miremos a Exoprimal con sospecha. Desde luego, todo lo que le rodea tiene un aire surrealista: bajo una premisa futurista, tenemos que formar parte de un equipo de defensa que forma parte de una mega corporación llamada Albius que ha desarrollado una IA llamada Leviathan, que es capaz de detectar dónde van a aparecer vórtices por los que caen centenares de animales del jurásico en forma de oleadas más propia de cualquier película de zombis. Armados hasta los dientes y equipados con exoesqueletos mecánicos que estrechan las diferencias de poder entre un humano y un triceratops, así dan comienzo las particulares refriegas de esta distopía que parece haberse concebido en una reunión a altas horas de la madrugada en las oficinas de Capcom.
Aunque puede sonar disparatado, lo cierto es que, tras haber jugado a Exoprimal, podemos decir que es extravagantemente divertido. Sus mecánicas son de lo más particulares, y tenemos un diseño de PvE (jugador contra entorno) que se extrapola a batallas con dos equipos de cinco jugadores cada uno, que deben ir superando distintas fases y objetivos que, generalmente, consisten en acabar lo más rápido posible con estas hordas de dinosaurios que llueven del cielo. Los dos equipos se enfrentan en el mismo escenario, pero en dimensiones paralelas; entre fase y fase podemos ver sus hologramas y un comentarista nos va indicando si vamos por delante o por detrás de nuestros adversarios, fomentando así un tono competitivo, con tintes de reality show, donde no se permite casi un segundo de respiro. Todo se dirime en la fase final, donde el concepto del juego varía; tras cumplir la misión definitiva que se nos encomiende, que suele ser la de destruir barreras de energía o recoger objetos mientras seguimos exterminando dinosaurios, el broche final llega al convertirse en un PvP (jugador contra jugador) en el que acabar de rematar al equipo contrario.
Todo lo que pasa en este proceso llega a ser desbordante. Cada partida puede durar entre quince y veinte minutos, en los que el ritmo no decae en ningún momento. Es una lucha contra el crono, en la que vemos miles de dinosaurios venir a por nosotros, y de reojo miramos el indicador para saber cómo van nuestros contrincantes. Exoprimal apuesta por la versatilidad en el trabajo en equipo usando los exoesqueletos para poder dar la vuelta a una partida que no va del todo bien. Como en muchos juegos de este estilo, tenemos tres clases diferentes para escoger: asalto, tanque o apoyo. Idealmente, para mantener un equilibrio resulta óptimo que al menos haya un miembro del equipo de cada una de estas opciones, porque tan importante es machacar a velociraptores a base de granadazos, como ejercer de healer y tener activos a todos los miembros del equipo para garantizar el avanzar con la mayor rapidez posible. Pero en cualquier momento tenemos la opción de cambiar de clase; simplemente pulsando un botón, podemos variar la estrategia y lanzarnos a la desesperada con un personaje pesado y de alta capacidad ofensiva e intentar así cambiar las tornas de la partida.
Esta opción añade un ligero componente táctico al juego, a lo que podemos sumar que cada clase tiene distintas variaciones de mechas, cada uno con un arma o una habilidad diferente. Tendremos que realizar diversas pruebas para dar con el estilo y la clase que nos haga sentir más cómodos y, seguramente muchas partidas perdidas en el proceso al experimentar. Pero aquí esa versatilidad es clave, y saber cuándo cambiar de clase puede suponer la diferencia entre ganar o perder, porque en los combates de Exoprimal también hay momentos en los que tenemos que proteger una célula de energía de oleadas de pterodáctilos o enfrentarnos a un poderosísimo T-Rex gigante, y quizás ahí nos pueda compensar más tener un personaje de apoyo y varios tanques o un escuadrón de asalto que mantenga un fuego constante y equilibrado.
Precisamente, el equilibrio parece la clave de la diversión de las partidas de Exoprimal, ya que en momentos en los que la balanza puede estar más desequilibrada, el equipo que va a la zaga puede recibir ayudas especiales, otorgando la posibilidad incluso de que uno de los jugadores se convierta en dinosaurio y se incremente el daño al equipo rival. Los momentos más emocionantes son precisamente cuando se llega igualado a los últimos segundos y todo se decide sobre la bocina. Muy pocas partidas hemos visto que acaben con una diferencia muy clara, por lo que la competitividad se mantiene hasta el final.
En la beta está por ver algo que será clave para el devenir del éxito de Exoprimal, que no es otra cosa que cómo se desarrollarán las distintas recompensas que se vayan obteniendo a medida que subimos de nivel a nuestro personaje o a las distintas exoarmaduras de cada uno de los roles. Aunque se desbloqueaban cofres y recompensas, el desarrollo del Pase Jurásico no estaba activo todavía en la beta, por lo que no podemos determinar cómo de justo es o si incita a invertir dinero para conseguir nuevas armas u objetos. Lo mismo en lo referente a modos de juego, ya que solo estaba activo Marea Jurásica, que es como se llama la modalidad que os hemos explicado. Y aunque tiene un concepto interesante y divertido, necesitará de más opciones para no caer en la monotonía en poco tiempo.
Lo que sí podemos refrendar es que a nivel técnico es bastante solvente. A pesar de la numerosísima presencia de dinosaurios, explosiones y, teniendo en cuenta que es un multijugador en el que la estabilidad de la red es clave, las partidas han funcionado perfectamente a 60FPS. El RE Engine sigue demostrando que es toda una delicia de motor gráfico y le está dando muchas alegrías a los títulos más importantes del catálogo de Capcom. Tampoco esperéis aquí una joya a nivel artístico o visual, si bien probablemente no sea eso lo que estéis buscando con una aventura que parece más bien una especie de musou con armas de fuegos y dinosaurios.
Exoprimal tiene mimbres para ser un multijugador cumplidor y más sorprendente de lo que podía parecernos con los vídeos previos. Pero aunque sí resulta satisfactorio, salir a precio completo puede suponer una losa en su camino de intentar generar una amplia comunidad de jugadores, algo que se subsanará en parte al estar disponible en el catálogo de Xbox Game Pass, y que así sea accesible para todos los suscriptores que quieran, al menos, probarlo.