Avance de Like a Dragon: Infinite Wealth - La saga anteriormente conocida como Yakuza mantiene todas sus señas de identidad
Lo mejor de ambos mundos.
Además de poder jugar, hace ya unos días, la nueva entrega de la ya popular serie de Ryu Ga Gotoku Studios, Like a Dragon Gaiden: The Man Who Erased His Name, también hemos tenido la oportunidad de probar la demo de la octava entrega principal de la serie. La demo en cuestión constaba de dos partes: el modo historia, en el que asistíamos a una pequeña escena lineal y con cinemáticas de lo que entendemos que es el principio del juego, y el modo aventura, en el que se nos dejaba a nuestro ritmo en un punto más avanzado de la trama para explorar a nuestras anchas el mundo abierto que, por primera vez, no se ambienta en Japón sino en Hawaii.
En la parte narrativa, se nos desvelan los motivos - que no explicaremos, claro - que han llevado tanto a Ichiban Kasuga, protagonista de Yakuza: Like a Dragon, como a Kazuma Kiryu, protagonista clásico de la saga, a viajar hasta esta particular ubicación. Los dos personajes se encuentran allí por primera vez, y se ven involucrados con el que parece, a priori, que será uno de los antagonistas que nos presenta este nuevo título. Conoceremos también a uno de los nuevos personajes que se añadirán a nuestro grupo durante unos breves momentos. La dinámica entre Kiryu e Ichiban, que apenas pudimos presenciar durante unos instantes en Like a Dragon y en Like a Dragon Gaiden, está en el centro de la escena que hemos presenciado, y la verdad es que el Kazuma más maduro, más asentado y con menos tiempo para cuestiones triviales le aporta un punto un poco más serio al conjunto. En cualquier caso, nos ha parecido que la relación entre ambos prometía bastante, especialmente si Ichiban acaba mirando a Kiryu como su mentor.
El modo aventura nos dió las partes más notables - y llamativas - de la experiencia. Eso sí: sólo nos dejó explorar lo que parecía una parte pequeña del mapa de Hawaii, la más cercana a la playa, y jugar unos cuantos minijuegos y dos misiones secundarias. En cuanto a la estructura, no podemos decir mucho de ella; es verdad que la parte del escenario que vimos no nos sorprendió ni nos pareció tener tanto potencial como los mapas de Yokohama o Kamurocho, pero también es cierto que es complicado tener una perspectiva real de él con un acercamiento tan breve. Lo que sí nos ha gustado mucho, en lo relacionado con el desplazamiento, es que se ha añadido la posibilidad de llamar a taxis desde el teléfono móvil, en lugar de utilizar únicamente puntos fijados del mapa. Esto básicamente hace que podamos hacer viaje rápido desde cualquier punto, una habilidad que seguro que nos será muy útil en partes más avanzadas del juego.
De lo que sí estaba muy lleno Hawai era de minijuegos, algunos clásicos, como el karaoke, y otros especiales de esta edición y más locos, como una especie de parodia de Crazy Taxi en el que somos conductor de una empresa de riders y llevamos los pedidos de comida rápida a los distintos ciudadanos de la zona mientras hacemos cabriolas con nuestra bicicleta. Un bastante perturbador simulador de Pokémon Snap pero de hacer fotos a señores pervertidos y algunos entretenimientos más, que quizás es mejor que veais por vosotros mismos, le daban el tono tan cómico y característico de la saga a esta entrega.
El combate, por otro lado, no parecía mostrar muchísimas mejoras. Esta vez, dejamos el beat’em’up a un lado para centrarnos en el sistema RPG que se implantó en Yakuza: Like a Dragon La interfaz sigue siendo similar (igual de inspirada en Persona 5, quiero decir) pero la transición entre los menús parece un poquito más ágil. Se nota, además, que se ha dado más importancia al posicionamiento de los personajes en pantalla. En la entrega anterior, mover a cada uno de los miembros de nuestro equipo durante su turno en combate ofrecía sinergias como golpes extra por parte de los otros compañeros o interacciones con los objetos del entorno. Sin embargo, esta mecánica no daba la sensación de estar totalmente pulida, y a veces era difícil predecir qué interacciones íbamos a generar o de qué manera iban a participar nuestros aliados en combate. Aquí las interacciones parecen ser más importantes que nunca, tanto porque nos permitirán acabar más rápido con los enemigos básicos como porque aligerarán mucho las barras de vida de los jefes.
Eso sí, Kiryu, en específico, tiene una peculiaridad en las partes del juego en las que se une a nuestro grupo. Todos los personajes tendrán un medidor “especial” que, al llenarse, nos permitirá ejecutar movimientos especiales. El movimiento especial del Dragón de Dojima es muy especial: nos dejará, por un momento, saltarnos las normas del combate por turnos característico de esta entrega y simplemente golpear a los enemigos al estilo beat’em’up. No sabemos todavía si este aspecto del juego se desarrollará todavía más, pero es bastante agradable para los que somos fans, también, del otro modo de juego de la saga que se nos permita utilizarlo, aunque sea un ratito.
No creo que la demo que se nos ha presentado de Like a Dragon: Infinite Wealth - que es la que también podréis jugar vosotros, cuando terminéis Like a Dragon Gaiden: The Man Who Erased His Name - sea extraordinariamente rica en novedades, porque más bien tiene otro propósito: demostrarnos que después de un par de entregas un poco más clásicas, como Ishin o Gaiden, esta octava entrada numerada viene a reestablecer la perspectiva más ambiciosa, más plagada de comedia y locuras que nos ofreció Like a Dragon.