Avance de Ninja Gaiden 3: Razor's Edge
Regreso a la senda del verdadero ninja.
En un inesperado giro, la versión más violenta, más completa y más difícil de Ninja Gaiden 3 llegará a una consola de Nintendo: Razor's Edge sale dentro de un mes, casi un año después del original, y parece ser la respuesta del Team Ninja a las críticas que recibió su alejamiento del camino que Tomonobu Itagaki había dejado bien marcado en las anteriores entregas.
Poco queda de ese paseo que era Ninja Gaiden 3: aquí los enemigos saben ponernos las cosas duras desde el primer minuto, cuando paseamos por unas calles de Londres que cualquiera que haya jugado al original en Xbox 360 y PlayStation 3 recordará, sin duda, menos peligrosas. Los primeros grupos de enemigos nos recuerdan que aquí hay que saber esquivar y bloquear con precisión, y no sólo saber pulsar el botón de ataque ligero; también nos dejan ver, sufriéndolas en sus propias carnes, que ahora las amputaciones están a la orden del día, acompañando a los ríos de sangre: piernas y brazos vuelan con facilidad, dejando a los enemigos lisiados o, cuando es la cabeza la que se desprende del cuerpo, tirados como muñecos en el suelo.
No hemos jugado lo suficiente como para poder afirmarlo categóricamente, pero también parece estar algo apartado ese Ryu torturado por los enemigos que ha dejado fríos a sus espaldas: aquí la cosa va de acabar con el sufrimiento de los que no pueden moverse porque les hemos cortado las piernas, porque si no serán ellos los que intenten matarnos a nosotros. Las amputaciones no hacen que los enemigos queden indefensos a la espera de recibir nuestro sadismo: acercarse a uno de estos malandrines cojos suele terminar en inesperado empujón al suelo e inmolación en nuestra cara, algo que hace que baje mucho una barra de salud con, también, mucha menos facilidad para llenarse que antes.
"Ninja Gaiden 3 sigue sin ser el juego que aprovecha de forma extensiva las capacidades del GamePad, pero es una apuesta fuerte por cierto tipo de jugador hardcore, casi caricaturesco, que sabe lo que quiere: dificultad muy elevada, muchísima sangre y tetas grandes."
Basta un misilazo torcido (que siguen siendo, por insistentes y fuera de lugar, muy frustrantes y molestos) y unos cuantos golpes de un grupo de enemigos en horas altas para enviarnos de cabeza al checkpoint más cercano; por suerte, ciertas mecánicas se han rediseñado para hacernos la vida un poco más fácil, aunque sin rechazar en ningún momento la apuesta por la dificultad que el Team Ninja hace en Razor's Edge. Es muy agradable ver cómo conviven los combos, la barra de vida y el ninpo: los ataques especiales son más exigentes y nos recargan una cantidad de vida limitada, convirtiéndose en un recurso muy a tener en cuenta para no acabar mordiendo el polvo muy a menudo y no en un salvavidas innecesario.
Casi todo lo que pedíamos en Ninja Gaiden 3 está aquí: hay más armas además de la katana, desbloqueables a base de mejoras y aumentos de nivel; hay combates mucho más exigentes, que nos piden ser terriblemente precisos y no suelen perdonarnos ni una; en las primeras horas de juego vimos menos quick time events, que en otros juegos tienen sentido y gracia pero en Ninja Gaiden resultan marcianos. Otras cosas eran más difíciles de cambiar: los escenarios siguen siendo más simplones de la cuenta, y gran parte de la ridiculez de la versión original sigue ahí, ya sea en forma de enemigos o situaciones de la historia; tampoco se han molestado mucho en arreglar una cámara que sigue tendiendo a escondernos más de lo que nos muestra. Hay incluso cosas que no pedíamos: Ayane es jugable, y cuando aparece podemos mover sus pechos a base de mover el GamePad; un guiño casi ofensivo a Itagaki: a él le permitimos muchas cosas, pero un arranque machista así en este Team Ninja huérfano resulta muy vulgar.
A finales de enero, los usuarios de Wii U podrán hacerse con esta versión, quizá la definitiva, de Ninja Gaiden 3; sigue sin ser el juego que aprovecha de forma extensiva las capacidades del GamePad (accesos directos y sacar el juego de la televisión son sus únicas utilidades), pero es una apuesta fuerte por cierto tipo de jugador hardcore, casi caricaturesco, que sabe qué quiere en un Ninja Gaiden: dificultad muy elevada, muchísima sangre y tetas grandes. Por suerte, también está aquí la jugabilidad frenética y muy divertida de uno de los referentes del hack and slash, y aunque los primeros meses del año próximo no van a ir precisamente cortos en eso (aquí es donde Metal Gear Rising y DmC asoman la cabeza) un poco de ninjas y katanas nunca está de más.