Sand Land es el último regalo de Akira Toriyama
Jugamos cuatro horas al nuevo juego de Bandai Namco.
Es inevitable empezar este artículo mencionando la figura de Akira Toriyama porque, semanas después de su fallecimiento, el legendario mangaka sigue presente y así lo será durante toda la eternidad gracias al legado que ha dejado su obra. Evidentemente, lo primero que se nos viene a todos a la mente es Dragon Ball, una marca que ha trascendido la cultura popular y que ha sido un viaje que ha ayudado a definir millones de infancias. Sin embargo, ese no es el único trabajo que tiene su sello y ahora toca de hablar de Sand Land, una licencia que, si bien puede resultar algo más desconocida para buena parte del público, lleva con nosotros desde el año 2000. A su llegada a otros medios como el cine (con el estreno de la película) o a la televisión (con una serie ya disponible en Disney+), se une ahora a esa expansión el lanzamiento de un videojuego con el que podremos vivir de primera mano las andanzas de Beelzebub y compañía.
Aunque hace unos días se publicó una demo con la que vosotros mismos podéis ver qué es lo que ofrece Sand Land, nosotros tuvimos recientemente la oportunidad de acudir a una presentación de unas cuatro horas de duración en la que pudimos profundizar en varios tramos del juego, desde sus inicios hasta un par de mazmorras bastante avanzadas en la trama principal, y hacernos una idea mucho más general de lo que nos vamos a encontrar en este desértico viaje que precisamente no andará falto de contenido, porque hay mucho por hacer para tratar de sobrevivir en un mundo devastado por la sequía y el egoísmo, en el que conviven humanos y demonios y donde los prejuicios pueden resquebrajarse fácilmente. El videojuego sigue de cerca la trama del manganime, por lo que podremos revivir sus momentos más interesantes y se extiende con contenido adicional para dotar de carácter propio al título, ampliando así el universo de la propuesta. Un lugar que se enriquece todavía más con la inclusión de Forest Land, un as que tenían guardado en la manga y que nos aleja de los entornos áridos y abrasadores para llevarnos a una nación que luce un verde exuberante con riqueza natural y escenarios repletos de frondosa vegetación donde, por supuesto, también hay un ejército voraz que se opone a que nadie perturbe sus privilegios. Si no conocíais la franquicia hasta ahora os sorprenderá su contundente crítica social lanzada casi en todos sus diálogos. Vamos, que el juego de infantil solo tiene algunos detalles de su apariencia.
El desarrollo de esta propuesta corre a cargo de ILCA, un estudio japonés conocido - y criticado - por ser el responsable de los remakes de Pokémon Perla y Diamante. Dejando de lado ese pasado, lo cierto es que nuestro contacto con Sand Land ha tenido luces pero también sombras en varios de sus aspectos. Entre lo más positivo está lo bien que se beneficia de la riqueza del contenido que ofrece Sand Land, tanto en la construcción narrativa como en el diseño artístico, así como en la recreación de un mundo abierto muy amplio y creíble que ofrece numerosas posibilidades. Para movernos por el escenario los principales protagonistas serán los vehículos, con varios y de distintas características a los que podremos sacar partido según la situación, desde una moto con la que atravesar rápidamente las dunas y sus peligros hasta mechas o tanques que pueden sernos muy útiles en los numerosos combates que nos encontremos. Al más puro estilo Batman Arkham Knight, las refriegas motorizadas son una parte importante de la aventura y, probablemente, donde encontremos los momentos de acción más divertidos y gratificantes, con la versatilidad que aporta el poder cambiar de bólido de forma instantánea en cualquier momento para adaptarnos a las circunstancias según se requieran. Además, a medida que avancemos podremos desarrollar y personalizar este armamento móvil para darle un toque más personal.
Pero no solo tendremos que combatir desde todo tipo de vehículos, sino que también habrá que sacar partido a las habilidades de Beelzebub en enfrentamientos cuerpo a cuerpo donde el protagonista podrá aprovechar sus diferentes habilidades demoníacas para tratar de imponerse a cocodrilos gigantes, dinosaurios o grupos de macarras si procede. Este punto, al menos por lo que hemos podido comprobar, tal vez resulta demasiado sencillo, probablemente al tener muy en cuenta un enfoque para los más pequeños de la casa, y los combates son muy simplotes y algo enmarañados a la hora de intentar ser precisos con las posibilidades que ofrecen. También hay algún que otro movimiento especifico más contundente y gratificante que utilizar, o que los acompañantes del protagonista aparezcan para sacar partido a sus distintas capacidades, pero en esta toma de contacto nos ha resultado todo bastante superfluo. Habrá que esperar a la versión final, ya que los distintos personajes cuentan con un árbol de habilidades destinado a aportar una capa de profundidad, y que será necesario para ofrecernos alicientes para combatir más allá del incentivo que resulta conseguir materiales que puedan servirnos para obtener mejoras.
En ILCA parecen haberse preocupado bastante por ofrecer variedad de opciones a los jugadores a la hora de explorar el el mundo, y parece que habrá opciones de sobra para perdernos por sus mapas, ya sea en Sand Land o en Forest Land. De hecho, siguiendo algunas misiones de la historia se intenta aportar esta pluralidad, aunque no diríamos que sea excesivamente agradecida. En nuestra sesión tuvimos que pasar por varias fases de sigilo en las que evitar ser detectados por las huestes enemigas; lamentablemente, como suele ocurrir en títulos donde la infiltración no es el principal reclamo, estos sectores se sienten forzados, torpes y aburridos, penalizando con la repetición constante de ese tramo salvo que se realice como el juego tiene previsto. El amplio mapa también tiene bastantes mazmorras en las que podremos adentrarnos; la que nos dejaron jugar poseía típicos pero ingeniosos puzles con palancas, engranajes y todo tipo de artefactos que servían para manipular el agua y poder acceder a la siguiente sala. Una idea correcta que termina resultando algo incómoda al tener que estar sacando el vehículo acuático cada pocos metros y resintiendo al ritmo de la exploración en general; seguramente haya otras más inspiradas en la versión definitiva.
Sand Land parece que será un juego cumplidor, destinado principalmente a satisfacer a los fans de una marca que tiene casi un cuarto de siglo a sus espaldas, pero quizás también se favorezca del tirón de la película o la serie. Como videojuego, en esta toma de contacto evidencia algunas carencias, aunque estas pueden quedar opacadas o no ser tan importantes si os ensimisma el cuidado y absorbente universo creado por Akira Toriyama.