E3 2013: Avance de Super Mario 3D World
Un Mario es un Mario.
Todos nos hemos sentido un poco decepcionados al comprobar que el nuevo título de Mario para Wii U no se trata de un juego tan espectacular como lo fueron los de la saga Galaxy o Mario 64 en su día. Un Mario de esos que abren camino, que marcan tendencia, que no olvidamos. En todo caso, y tras jugarlo un buen rato, hay algo que sigue siendo evidente: Mario es Mario, y raramente falla.
La primera sensación es que se trata de una versión en HD de Super Mario 3D Land. El control se siente igual; preciso y agradecido, marca de la casa Nintendo. Y tanto la posición y cercanía de la cámara como la estética de los escenarios nos hacen pensar que el desarrollo del juego va por el mismo camino que se ha seguido en los últimos años. Pero no todo queda ahí, y como siempre se ha querido buscar unas cuantas características que diferencien a este Mario de los que ya hemos visto antes. Quizás las más importantes sean el nuevo poder de nuestro protagonista y la incorporación de un cooperativo algo más complejo.
Al conseguir una de las campanas de oro que están repartidas a lo largo del escenario obtenemos un disfraz de gato bastante molón que cambia de manera considerable la forma en la que podemos afrontar las pantallas. Al dejar pulsado A nuestro personaje puede trepar por las paredes. Este poder no es indefinido, pero sí que abre muchas posibilidades y nos hace estar siempre alerta, siempre sospechando que tras cada zona elevada encontraremos una estrella verde o un riquísimo montón de monedas.
Además podremos hacer un ataque gatuno y acabar con nuestros enemigos a golpe de garra. De hecho hay una especie de ataque aéreo bastante loco más parecido al de un título de lucha que a un plataformas.
Como veis, estoy refiriéndome continuamente "al protagonista" sin hablar directamente de Mario, porque aquí encontramos, precisamente, una de las grandes incorporaciones del juego. En la demo podíamos jugar como Mario, como Luigi, como la princesa Peach o como Toad. Como un adorable Toad gatuno con la cabeza más grande de lo normal y unas garras amorosas. Toad con el vestido de gato nos ha robado el corazón. Cada uno tiene sus habilidades; Mario es el personaje "tradicional", Luigi sigue haciendo esos saltos tan altos y nerviosos, Toad corre más que el resto y Peach puede planear como ya hacía en Super Mario Bros. 2.
Nintendo siempre sabe como tocarnos la patata con la carta de la nostalgia. A pesar de que podemos jugar en solitario el juego cooperativo es siempre más recomendable: en el poco rato que hemos estado en los mandos se han generado situaciones divertidas y piques por puntuaciones. La azafata que nos estaba enseñando la demo no dejaba de recordarnos que esto no era una competición pero, por favor, ES UNA COMPETICIÓN MAYÚSCULA: Xavi y Víctor eran, en ese momento, mis peores enemigos, y si había que tirarlos por un precipicio para rebañar esas monedas... no me hagáis hablar más de la cuenta.
Jugamos varias pantallas en las que había un poco de todo: la típica fase facilona, las cuevas, una fase en la que debes moverte por tuberías de cristal para elegir diferentes caminos, un jefe final y otra en la que montamos a una especie de Yoshi gigante que se controla mejor o peor según lo sincronizados que sean los movimientos de los personajes que lo montan en el modo cooperativo.
En definitiva, estamos ante otro Mario con todo lo que ello conlleva. Es divertido, adictivo y muy bonito, pero nos da un poco de pena que no sea un juego más arriesgado. Se echa de menos ese carisma del personaje central de Nintendo, esos juegos que nos hacían seguir confiando en que Mario era sinónimo de innovación. Nos da la sensación de que a Nintendo le hace falta dejar las secuelas y adaptaciones de lado, en esta saga, y arriesgarse un poco más. En cualquier caso acabaremos el año de Luigi con un título de Mario, y eso es siempre una buena noticia. Un Mario siempre es un buen juego: puede ser bueno o mejor, pero tras esas primeras partidas en el E3 estamos seguros de que no nos decepcionará.