Avance de Tembo the Badass Elephant
A falta de erizos buenos son elefantes.
Por fin un juego se hace una pregunta que nadie se había hecho. ¿Qué ocurriría si Rambo fuese un elefante?
Si Rambo fuese un elefante, parece, las cosas nos irían bien. Al hacer frente a una invasión alienígena - no vamos a pedir ahora un prodigio de guión a un simpático juego de plataformas - la Tierra recurre a su mayor héroe. Y ese héroe es Tembo, un pesado paquidermo con una bandana anudada a la cabeza y muy malas pulgas. Llamado a la guerra y con la cara pintada como si de Stallone se tratase, con Tembo las ciudades tiemblan. Las cosas se rompen. Los coches quedan reducidos a chatarra. Los enemigos salen volando por los aires. Y el cemento y el cristal de la ciudad queda hecho añicos.
Es un juego desarrollado por Game Freak, un estudio japonés conocido sobre todo por su trabajo con Pokémon. Pero también es obra de Game Freak, el estudio responsable del fantástico juego de plataformas Drill Dozer, un clásico de culto para Game Boy Advance que tenía su propio rumble pack incluido en el cartucho, el cual proporcionaba una vital conexión háptica a medida que arrollabas a los enemigos. Tembo tiene esa misma textura; es un juego de plataformas 2D en el que atropellas las cosas en vez de saltar delicadamente sobre ellas. Su momento estrella es arrasar varias columnas de cemento para que se derrumben y los pisos superiores colapsen, abriendo nuevos e interesantes caminos en el escenario. Su movimiento estrella es una especie de salto y giro con el que puedes chafar a tantos enemigos como sea posible. Puede parecer una comparación extraña, pero es una especie de versión 2D de los choques de Burnout Paradise, incluidos los multiplicadores.
Tembo tiene una sorprendente variedad de movimientos, desde un ataque deslizante hasta un golpeo contra el suelo, pasando por un salto en el que revolotea por el aire como Yoshi. Todos ellos combinan lo transversal con la destrucción, ya que en los niveles debes recolectar cacahuetes y rescatar humanos al tiempo que destrozas soldados enemigos, tanques y robots. De vez en cuando hay algún que otro gimmick, como una enorme bola de bolos que tiras rodando colina abajo o una torreta a la distancia con la que juegas a tenis en lo que vendría a ser el equivalente 2.5D de la batalla contra un jefe final de Zelda. Hablando de jefes finales, el primero es destacable: un enorme dragón robot que parece imbatible hasta que descubres que el objetivo no es acabar directamente con él, sino empujarlo fuera de la plataforma en la que se encuentra para hacerlo caer en una caldera. Eres un elefante, al fin y al cabo.
Tras jugar al primer mundo de la campaña de Tembo, mi mayor preocupación está en el sistema escogido para desbloquear nuevos niveles: tras pasar las tres primeras si quieres empezar en la cuarta debes acabar obligatoriamente con seiscientos enemigos, algo que no había hecho. Al hacerlo, descubrí que Tembo es uno de esos juegos que tienen varias capas que se van desvelando a medida que juegas. Una vez superas el explosivo primer intento con los niveles te das cuenta de que los mapas tienen cierto grado de complejidad que antes no resultaba tan obvio. Del mismo modo, los movimientos a tu disposición no están ahí solo para acabar sísmicamente con los enemigos, sino también para superar barreras que antes parecían infranqueables y explorar zonas que antes ni sabías que estaban ahí.
Todo esto tiene la exuberancia y belleza de los dibujos animados, acompañados por efectos de sonido tipo cómic que se muestran en pantalla con cada uno de los golpes y pisotones del protagonista a medida que manda por los aires a los enemigos. Tembo es un juego en el que controlas a un elefante que se cree Rambo, en definitiva. No sé vosotros, pero a mi solo con esa premisa ya me tienen ganado.