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Avance E3 2012: La acción invade Splinter Cell: Blacklist

Parece que el juego de Ubisoft dejará de ser tan silencioso.

Todavía no sé cómo se acabará jugando, pero me da la sensación de que Splinter Cell: Blacklist se apunta a la moda de hacerlo todo un poquito más automático, menos pausado. De hecho lo que vimos en la demostración del E3 que condujo Scott Lee, el director de arte de este juego de Ubisoft Toronto, nos recordó mucho al último Ghost Recon.

Lo primero que llama la atención son unos gráficos bastante ásperos. No es que tengan nada de malo, pero les falta personalidad, un poco de suciedad y filtros para que no parezca tan genérico: es un crimen que un Splinter Cell pierda esa personalidad visual que siempre le ha caracterizado. El reto es mayor, también, porque cambian los escenarios. Parece que eso de ir por las sombras ya no será la habilidad estrella de Sam, porque en esta ocasión nos vamos a escenarios más abiertos y en los que se combatirá a relativa gran escala y hasta con apoyo de ataques aéreos y ejércitos enteros disparándote sin parar.

En la misión que vimos estábamos en la frontera de Iraq e Irán y Sam se infiltraba en un campamento enemigo gracias a la ayuda de un turbante y ciertos trucos, como el anhelado cuchillo, que utiliza para rajar la lona de las tiendas de campaña y colarse dentro para, luego, rebanar el pescuezo de los despistados ocupantes. Esto se alterna con ataques a varios enemigos a la vez, mucho más directos, y en los que se utiliza un marcador que pone el punto de mira en cada uno de los malos y que luego determina dónde disparará el infalible Sam. Si habéis probado Ghost Recon: Future Soldier os sonará, ya que la mecánica parece tener mucho en común con el sistema de marcado y autodisparos que utilizas con los miembros de grupo.

El argumento girará alrededor de un renovado Sam y estará ambientado unos seis meses después del final de Splinter Cell: Conviction. El presidente de EEUU pone a su disposición la mejor tecnología militar para que cumpla una serie de misiones relacionados con "la lista negra", un documento de alto secreto que ha caído en malas manos. Sam, desde su base en un avión, luchará una guerra prácticamente solo: falta por ver si eso quitará peso al siempre atractivo carácter del protagonista o si, por el contrario, surgirán nuevas preguntas y dudas que nos animarán a querer descubrir más sobre este carismático espía.

En todo caso sí que necesitará, como decíamos, nuevas habilidades. Además del apuntado loco Sam será capaz de cubrirse para evitar lluvias de disparos, utilizar drones -quien no tenga drones hoy en día no es nadie- escalar paredes a lo Assassin's Creed y hasta pasar por encima de cajas y otros objetos sin necesidad de utilizar un control complicado y ferragoso. De hecho esto es una de las misiones principales de los desarrolladores, como nos explicaron, aunque aseguran que para dominarlo del todo hay que practicar bastante.

Lo que más nos atrajo, sin duda, son las pistas de las nuevas tácticas de despiste que tendremos. Ya recordaréis esa que se vio en la conferencia de Ubisoft en el E3, en el que Sam silbaba mientras estaba colgado de una cornisa y cuando el soldado enemigo se acercaba lo agarraba de la camiseta y lo despeñaba. Eso junto a poder entrar por ventanas, mirar por debajo de las puertas... hace que no acabemos de perder la esperanza de recuperar ese sigilo que hizo famosa a la franquicia. Aseguran que la mayoría de situaciones se podrán resolver un poco a nuestra manera, ya sea yendo de puntillas o apretando el gatillo a la mínima.

De momento los gráficos nos han dejado un poco indiferentes y las novedades jugables parece que no van enfocadas a reforzar el espíritu que ha engrandecido la saga. Splinter Cell: Blacklist pinta como un buen juego de acción, sin duda, pero todavía tiene que demostrar que es un buen Splinter Cell.

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