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Avance E3 2015: Just Cause 3 apuesta por la destrucción creativa

Praise the chaos.

Just Cause 3 es todo caos. No tiene sentido buscarle más trasfondo al juego, ni tampoco pretende tenerlo: esto va sobre destruirlo todo, y cuanto más mejor; sobre hacer explotar vehículos, explotar depósitos, explotar centrales eléctricas de repúblicas bananeras dictatoriales - en este caso Medici, la tierra natal de la madre de Rico Rodriguez. En este sentido, Just Cause 3, la tercera entrega de la saga de destrucción de Avalanche, cumple la máxima de "more big and more badass": el juego es más grande, más bestia, pero su núcleo sigue siendo exactamente el mismo.

La demo que hemos podido ver en el E3 no era jugable, pero podríamos decir que, de algún modo, era interactiva: en cada momento crucial en el que Rico se disponía a destruir algo importante se detenía la acción, y la encargada de conducir la presentación hacía elegir al público de entre tres opciones, tres formas locas de hacer que todo volara por los aires. Una estatua del dictador local de turno, por ejemplo: podíamos arrollarla directamente con un camión, o lanzar una carga de C4 desde la distancia (carga ilimitada, al parecer; Rico no anda corto en explosivos). O también podíamos llenarla de cuerdas con nuestro gancho disparando varias veces, y luego usar los controles manuales para hacer que se diera una bofetada monumental en la cara con la que destrozar la estatua de arriba a abajo. No hay nada especialmente nuevo ni innovador: Just Cause 3 prefiere ir por un cauce seguro, por el camino conocido. Por aumentar sus cifras a lo bestia.

Como habréis deducido, el juego vuelve a tener como protagonista principal al gancho retráctil, pero también ocupa una parte importante de la pirotecnia acrobática el paracaídas, que parece seguir siendo especialmente fácil controlar, y un nuevo compañero que nos salvará el pellejo en más de una ocasión y que aumenta considerablemente el tiempo que podemos pasar sin tocar el suelo: hablamos del traje aéreo, una suerte de planeador muy similar a lo visto en Far Cry 4 que nos permite, nunca mejor dicho, planear a tan solo unos centímetros del suelo y que genera una sensación de velocidad trepidante; salta, lanza el gancho hacia cualquier superficie, elévate y luego usa el planeador para cubrir distancias enormes en poco tiempo. El motor gráfico parece estar preparado para estas travesías de vértigo, y se aprecia poco popping en el rato que podemos verlo en funcionamiento. Hay que tomarse eso con precaución, de todos modos; todo puede cambiar de aquí al lanzamiento.

Esta vez, además, hay un sistema de mejora para subir de nivel las armas, y también se ha mejorado nuestra movilidad encima de los vehículos; cuando pilotamos un avión podemos, en cualquier momento, salir de la cabina y darnos una vuelta por las alas tranquilamente como quien saca a pasear al perro. Nada parece, de todos modos, ir demasiado lejos aquí: podemos detener cualquier vehículo haciendo volar al conductor, sí, es algo que hemos hecho todos ya. Pero también podemos probar otras cosas y usar el traje volador para llegar a un puerto naval, robar un helicóptero de combate y disparar sus cañones contra el coche como si no hubiera mañana mientras, como daño colateral, destrozamos el entorno (un puente, en este caso) y a algún que otro peatón. El fin es el mismo, pero el proceso cambia un poco.

En la demo a puerta cerrada, Avalanche mostró con especial emoción cómo Rico destrozaba una central nuclear (estas repúblicas bananeras son como Springfield, tienen de todo) conduciendo un jeep a toda velocidad hasta un acantilado, escapando en paracaídas en mitad del aire y observando el espectáculo de las explosiones en cadena desde la seguridad de las alturas. Ni Pierce Brosnan en sus mejores tiempos.

Just Cause 3 no va a revolucionar nada, eso está claro y creo que nadie espera lo contrario. Por contra, va a seguir con lo que mejor sabe hacer: generar caos y destrucción de las formas más pintorescas y accesibles posibles. Aquellos que han disfrutado con las anteriores aventuras de Rico van a encontrar los mismos motivos para volver a presentarse a la cita con la tercera entrega, pero la falta de novedades remarcables y de mecánicas más novedosas pueden relegar al título a una posición anecdótica en el catálogo de las consolas cuando llegue este diciembre. Quizá la falta de novedades en los lanzamientos de este año sea su mayor baza, aunque eso no tiene por qué ser necesariamente bueno.

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