Avance E3 2015: Star Fox Zero o el poder de la nostalgia
Barrel rolls en primera persona.
Star Fox Zero tiene sus momentos, pero el molde es exactamente el mismo que el de Lylat Wars para Nintendo 64. A pesar de que Nintendo ha querido remarcar que no se trata de un remake sino de un juego totalmente nuevo, lo cierto es que se juega y se siente igual que aquella aventura publicada hace ya dieciocho años. Eso tiene su lado bueno, porque resulta ser un profundo ejercicio de nostalgia, una forma de reavivar el fuego de aquellos que, adolescentes en el momento en que se publicó Lylat Wars, ahora son adultos capaces de invertir su dinero y sus horas en volver a revivir su pasado. Pero también tiene su lado malo, porque ese ejercicio de nostalgia es uno especialmente forzado que quizá depende demasiado de lo que se consiguió crear en aquel momento. Y seamos sinceros, los videojuegos, afortunadamente, han cambiado mucho desde entonces.
Para el propio Miyamoto, Star Fox Zero es prácticamente un reinicio total de la franquicia, uno que mira con especial atención las bases ya conocidas por todos, pero un reinicio al fin y al cabo. El nombre, Zero, es tanto una declaración de intenciones como un capricho del propio creativo, a quien le hacía especial gracia la sonoridad de la palabra; de hecho, el kanji para la palabra Zero está escrito en el logo del juego de tal forma que recuerda a la cola de un zorro.
La demo que hemos podido probar en el stand de Nintendo de este E3 tampoco es que ayude mucho a entender que esto no es un remake: la acción empieza en Corneria, prácticamente el mismo emplazamiento en el que se iniciaba Lylat Wars, con sus colinas y cielos de colores chillones, sus edificios angulosos y sus power-ups repartidos prácticamente en el mismo orden, y recupera el diseño poligonal característico de los juegos de Star Fox. El control es demasiado tosco al principio, y cuesta acostumbrarse de nuevo a desplazarse con normalidad y a controlar la acción después de los giros con cambio de dirección; da la sensación, en definitiva, de que ha evolucionado muy poco jugablemente. También resulta complicado mantener la atención en las dos pantallas, la de la televisión y la del mando, por lo que aunque parece una idea genial sobre el papel termina siendo más un añadido curioso que una función realmente útil. De todos modos es una opción más, y excepto algún punto determinado en el que el juego nos pide explícitamente que usemos el giroscopio (para derribar objetivos más traicioneros, más escondidos y más pequeños) se agradece que esté ahí.
El resultado es una curiosa mezcla entre lo viejo y lo nuevo, a pesar de que lo primero se mantiene por encima de lo segundo. La sensación, como decía, es de estar jugando a lo mismo, pero esta vez en HD y a sesenta frames por segundo: Star Fox Zero mantiene prácticamente intacto el esquema de control de Lylat Wars, y únicamente te recuerda que estás ante algo nuevo cuando usas el Walker, un vehículo bípedo que ya apreció en Star Fox 2 y que nos permite continuar con la batalla en tierra firme (en caso de que la haya, claro; en caso contrario el Walker aletea en el aire de forma muy graciosa) de forma instantánea presionando solo un botón, o cuando centras la atención en el giroscopio del mando de Wii U, que nos sirve para apuntar con más precisión a los enemigos como si estuviéramos dentro de la cabina del Arwing. Podemos realizar un boost moviendo el joystick derecho hacia adelante, y lanzar disparos normales o cargados con ZR.
Aunque en ciertos momentos eso de apuntar moviendo el mando facilita un poco las cosas, la verdad es que esperaba que fuera más preciso, así que la mayor parte de las veces alternaremos el uso de la palanca con el del giroscopio sin molestarnos en mirar a la pantalla del mando por el simple hecho de no perder de vista la acción durante unos segundos. Puede terminar siendo confuso, y muchas veces es complicado saber en qué dirección te estás moviendo exactamente; para evitarlo es recomendable entender el GamePad como una torreta que se mueve dentro del Arwing, y no como una volante que dirige toda la nave, por lo que es importante la posición en la que jugamos. Existe también un sistema de apuntado automático que centra la cámara en el objetivo más cercano, aunque a pesar de eso la nave puede seguir yendo en cualquier dirección y hay que dirigir nuestros disparos manualmente. Hay que cambiar un poco el chip para empezar a disfrutarlo como se merece. Hay que acostumbrarse.
Está claro es que Star Fox Zero gustará mucho a aquellos que disfrutaron con la aventura en Nintendo 64, y con los juegos de Star Fox en general, pero lo que no está tan claro es si es el juego que Wii U necesita en este momento. Esperemos que la colaboración entre Nintendo y Platinum Games dé los frutos que todos buscamos cuando se ponga a la venta a finales de este mismo año; tenemos muchas ganas de poder volver a hacer barrel rolls con propiedad.