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Retrospectiva de Axelay

Konami en su máximo esplendor.

Las pantallas con el logo de Sega en la época de los 16 bits son las que se recuerdan con más cariño, pero para mi la de Konami siempre será la mejor. Ese momento en que la scanline da vida a la pantalla negra, terminando con una melodía que recuerda a la de una recreativa; el preludio de algo que siempre prometía mucho y casi siempre cumplía con creces. El principio de la década de los noventa fue una edad de oro para Konami. Vista con el filtro de mis gustos personales, incluso me atrevería a decir que es el punto álgido de la desarrolladora japonesa.

Entonces publicaron títulos tan pulidos y divertidos como Contra 3, Sunset Riders o Super Castlevania IV, clásicos que veinte años después mantienen su capacidad para emocionar. Axelay, el cual acaba de obtener una segunda juventud gracias al lanzamiento en la consola virtual de Wii U, mantiene orgulloso el tipo frente a esos titanes, pero para entender su atractivo es necesario volver hacia un legado de juegos de recreativa a los que debe muchísimo.

Hay algo similar a Radiant Silvergun en la forma en que las armas se utilizan para resolver los puzzles.

Los shooters de Konami de los ochenta y noventa son legendarios, y de forma merecida. Entre la invasión post-Space Invaders, son títulos como Gradius o Salamander los que adquirieron el status de iconos, gracias a su personalidad y atractivo. Es algo que puedes apreciar, a diferentes niveles, en los otros shooters de la época creados por la desarrolladora: el colorido de Detana!! TwinBee, la ridícula exuberancia de Parodius Da o el exceso psicodélico de Xexex.

Son juegos que llegaron a las consolas domésticas con ports de calidad variable - excepto por Xexex, el cual tardó casi quince años en pasar de las recreativas al recopilatorio Salamander Portable de 2007 - pero es el exclusivo de SNES Axelay el que cogió ese extraño atractivo de Konami y lo llevó con mayor éxito a los hogares de medio mundo.

Es a Salamander - curiosamente, un descendiente de la saga Gradius - a quien más le debe Axelay, con niveles que alteran scroll vertical y horizontal. Hay una interesante división entre ambos que puede ser tan frustrante como fascinante: Axelay son dos juegos muy diferentes unidos por unos sistemas compartidos de forma brillante.

A Axelay se le recuerda especialmente por los niveles verticales, y con razón. Es aquí donde Konami saca mayor partido al hardware, con niveles que giran bajo el jugador como si fuesen un rolodex. Es un espectáculo único, con disparos que se pierden en el horizonte mientras oleadas de enemigos se abalanzan sobre ti. Tu nave, la Axelay que da nombre al juego, parece un poco desobediente mientras sobrevuela vibrantes escenarios futuristas.

Los niveles de scroll horizontal restauran parte de la fluidez de control de los otros shooters de Konami, y no es lo único que hereda. Hay toques de Thunder Cross y Gradius en el diseño de la nave, hasta cosas tan explícitas como los dragones de arena de Gradius III que aparecen en niveles avanzados. Había un port de Gradius III para SNES, cierto, pero la consola de Nintendo nunca fue el hogar de muchos shooters, la mayoría de los cuales se publicó en PC Engine o Mega Drive. Axelay funciona tan bien porque es uno de los pocos juegos del género creados con una consola en concreto en mente.

Eso es especialmente evidente en el sistema de armas, diferente al estándar de las recreativas en el que la potencia de fuego se gana tan rápido como se pierde - invitándote a vaciar los bolsillos en busca de monedas cuando pierdes la última vida. Axelay juega más a largo plazo, desbloqueando armas lentamente al completar cada fase, con tres slots a tu disposición para configurar en las pantallas que hay entre los niveles.

Axelay es más permisivo que muchos otros shooters, y su sistema de daños es único - si sufres un impacto de bala pierdes acceso al arma que tengas equipada en ese momento.

La progresión es ligera, aunque también tiene cierto impacto en los fundamentos. Al tener tres armas a tu disposición aparece cierto elemento de estrategia, algo que el año siguiente abrazaría el Gunstar Heroes de Treasure, un pequeño estudio formado por alumnos de Konami. Hay algo más en Treasure en la forma en que las armas actúan como soluciones para los puzzles que presentan los enemigos; fíjate en la forma en que el Round Vulcan dispara un arco ante ti filtrándose entre las naves que te rodean en los primeros instantes de Axelay.

El espectáculo es puro Konami de los noventa, con una triunfal banda sonora compuesta por Taro Kudo que te hace sentir con un auténtico héroe. Esa es una de las cosas que los shooters hacen mejor que ningún otro género, donde una pequeña nave se enfrenta a una armada de malignos alienígenas y enemigos finales enormes, donde debes destrozar la armadura para golpear con un último rayo láser en ese punto débil que parpadea. Axelay consigue hacer realidad esa fantasía tan bien como cualquier otro juego de la época de los 16 bits, y lo hace con su propio sentido del estilo.

Tan solo hay una ligera decepción al volver a Axelay después de todos estos años. Completa el juego en el modo difícil - algo que gracias al sistema de guardado de Wii U es ahora mucho más sencillo - y verás una alegre despedida. "Nos vemos otra vez en Axelay 2", rezan los títulos de crédito, pero tras dos décadas después seguimos esperando ese momento. Viendo cómo los shooters se han convertido casi en un género de nicho y que nombre importantes como Gradius han caído en el olvido durante años, parece muy poco probable que veamos algún día el regreso de Axelay, aunque quizás eso sea lo mejor. El original de 1992 sigue siendo único, un perfecto recordatorio de lo que tiempo atrás hizo de Konami algo tan especial.

Traducción por Josep Maria Sempere.

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