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Banjo-Kazooie: Baches y cachivaches

NO es un juego de plataformas.

A veces hasta la estadística se equivoca. Lo he comprobado y estoy aquí para contároslo. Lo acredita un estudio que acabo de realizar entre los miembros de Eurogamer España. Tal investigación gira entorno a una pregunta: ¿A qué género pertenece Banjo-Kazooie? Como se veía venir, el 90% de los encuestados ha respondido que a las plataformas, un 7% ha respondido “¡Anda lárgate que estoy masacrando Locust!”, y finalmente un 3% restante ha tachado la casilla NS/NC. Como veréis, el resultado del estudio es claro, lo nuevo de Banjo es un juego de plataformas. Sin embargo.... ¡No es así! Lo veremos a continuación. Pero además también sabremos más cosas, y entre ellas, que este juego para Xbox 360 es también un título con vehículos, mucha destrucción y montañas de juguetes, que configuran un engranaje de diversión pura. ¿Y a esto le llamáis plataformas?

Como hemos dicho antes, ¿cuándo dejaron los juegos de plataformas de ser de plataformas? Es algo que de buen seguro nos podría explicar el primer Banjo-Kazooie. Hagamos memoria. Nos estamos refiriendo a esa primera aventura que apareció hace precisamente 10 años para Nintendo 64. Esa consola cambió el concepto de los juegos de plataformas, sobre todo a partir de su bautizo llamado Mario 64. Mundos en 3D, escenarios abiertos esperando ser explorados, mil y una posibilidades... ¡La muerte del scroll lateral y el nacimiento de la cámara!

El Banjo-Kazooie original contribuyó mucho a este cambio, con mil notas musicales que recoger, cien piezas de puzzle, jinjos, calaveras, plumas, contenedores de vida... En efecto, también hay que saltar, pero sobre todo hay que hacer de recolector. Esta misma mecánica originada con la estandarización de las tres dimensiones en los videojuegos se fue viciando después con los años. Pero al menos Banjo-Kazooie pervivirá siempre como un gran juego de aquel género naciente.

Una década después el nuevo Banjo-Kazooie: Baches y Cachivaches nos llega bien cargadito de referencias a su predecesor y con todo su espíritu. De hecho, nuestros compañeros ingleses averiguaron en una entrevista que gran parte del equipo original del juego de Nintendo 64 estaba trabajando en este retorno de Banjo para la consola de Microsoft. Es algo que desde luego se nota, y los que disfrutaron de los primeros lo percibirán claramente (y si no jugasteis sabed que acaban de ponerlo disponible en el Bazar de Xbox Live). Pero no sólo encontraremos citas de carácter endogámico, si sois lo suficientemente perspicaces y domináis el tema videojuegos, asistiréis a un festival continuo de referencias a su cultura, que van desde Pong hasta Super Mario.

“Es cosa mía o los personajes de los videojuegos han perdido parte de su encanto en los últimos 10 años”.- Kazooie

De hecho, es a partir de estas auto-referencias que se vertebra la trama del juego. Así, la historia empieza siete años después de Banjo-Tooie, y de nuevo vuelve a enfrentar al oso y su pajarraco con la bruja doblemente vencida Gruntila, que ya es una cíborg de armas tomar. No obstante, se cruza en su camino otro personaje que será crucial. Éste es el Señor de los Juegos (mola más el nombre inglés, Lord of Games, ¿no?), que aparece en medio de una pelea entre ambos para poner paz pero también para transportarlos a un mundo paralelo, donde deberán luchar para conseguir el poder sobre Spiral Mountain, el lugar donde viven. Banjo sólo la quiere para descansar y seguir engordando, mientras que la Bruja quiere los terrenos para especular bellacamente como tanto se hace por aquí. Pues bien, volviendo al tema de las influencias de videojuegos, resulta que el Señor de los Juegos es una suerte de Willy Wonka obsesionado con ellos. De hecho, su mundo es un homenaje a nuestro mundillo y continuamente se estará preguntando acerca del hecho de jugar, sobre las mecánicas, etc. Metalingüística pura. Algo, por otra parte, bastante habitual últimamente y que hemos visto en los títulos basados en los Simpson y Asterix.