Bionic Commando
Balanceándose entre la mediocridad.
Bionic Commando, sin embargo, adolece de un problema grave que está empezando a ser demasiado frecuente en muchos juegos actuales: una libertad engañosa, por no decir que inexistente. De nada sirve poner en pantalla grandes y detallados mapeados (que encima resultan no serlo tanto) si después se va a limitar por completo la libertad de movimientos del jugador utilizando un truco tan barato como la presencia de zonas radioactivas que matan al personaje si éste las cruza. Grin no se toma la más mínima molestia para maquillar el hecho de que está guiando la trayectoria del jugador en todo momento (algo similar a las zonas acuáticas con Furias de Resistance 2), con lo cual la linealidad pasa de ser perceptible a frustrante.
Algo que resulta mucho más doloroso al tener ante nosotros unos escenarios bastante atractivos y variados. Las ruinas de la ciudad de Ascension son bastante espectaculares, y también existen zonas futuristas, subterráneas y bosques que lucen igual de bien, aunque las grandes distancias se maquillan con un efecto de blur para ocultar problemas con las texturas y el popping. También hay ralentizaciones puntuales y ciertos problemas de sincronización vertical que provocan errores con la cámara. Pero el principal problema es la exagerada cantidad de pantallas de carga presentes durante la aventura. Pese a que a primera vista los escenarios parecen muy grandes, en realidad están divididos en pequeñas zonas, y el paso de una a otra no es imperceptible para el jugador. Sobra decir que este problema afecta tanto a la inmersión como al ritmo de juego, y quizás sea el gran fallo del juego de Grin.
Si bien a nivel gráfico hay ciertos detalles que empañan el resultado global, el apartado sonoro se puede calificar de competente y sin fisuras. Los efectos de sonido son más que correctos, la banda sonora mezcla melodías del juego original (puestas al día, obviamente) con composiciones originales y el doblaje mantiene un buen nivel (con especial mención para el papel de Mike Patton, antiguo vocalista de Faith No More y Mr. Bungle). Sobre este último punto conviene aclarar que el juego viene con el audio completamente en inglés, pero con subtítulos en castellano.
Como principal novedad frente a la mecánica del Bionic Commando original, este nuevo juego añade un modo multijugador que, si bien no destaca por su originalidad, si está resuelto de forma decente. Con un máximo de ocho jugadores podemos jugar a variantes de Combate a muerte (en solitario o por equipos) y Capturar la Bandera. En el primer caso se cuenta con doce mapas, pero el segundo tan sólo tiene cuatro, una cifra que se nos antoja algo escasa. Lo interesante es que al estar la jugabilidad del multijugador también basada en el gancho y su uso para alcanzar lugares altos, la acción se desarrolla a varios niveles con bastante frecuencia, algo que no es demasiado habitual.
Al final, Bionic Commando es un saco de sensaciones enfrentadas. Por un lado tenemos a un juego divertido en líneas generales, con un más que aceptable apartado técnico y con momentos francamente inspirados. Pero por el otro está la desesperante y mal disimulada falta de libertad, una IA deficiente, un pésimo argumento y unos controles que no siempre responden tan bien como deberían. Es duro, pero al jugar a Bionic Commando queda muy claro que no es un juego programado por Capcom (le falta ese plus de perfeccionismo de los japoneses), sino por un anodino estudio europeo como Grin, al que todavía le queda mucho camino por recorrer (y mejorar) para convertirse en uno de los grandes.