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Bioshock 2

Amor paternal.

Pero no todas las novedades se ha aprovechado tan bien. Una de las más publicitadas era la posibilidad de salir de Rapture para explorar el fondo marino, gracias a la escafandra que posee el protagonista. Al final resulta que es algo puramente anecdótico: sólo hay cuatro o cinco secciones de este tipo en todo el juego, y realmente sólo sirven para dar un poco de tregua a la acción y separar áreas del escenario. Mientras caminamos por el fondo oceánico sólo podemos hacer eso: caminar. Muy bonito y relajante, sí, pero increíblemente limitado. Es una oportunidad desperdiciada para, por ejemplo, presentar combates con una variación en la fuerza de la gravedad, o para ofrecer algo nuevo en la franquicia.

Una de las principales críticas que se hizo de la primera entrega fue la total ausencia de un modo multijugador, debida en parte a la intención de Ken Levine de hacer de Bioshock una experiencia individual lo más avanzada posible. Para la secuela Take Two contrató al estudio Digital Extremes (creador de Unreal Tournament) y le encomendó la tarea de idear un modo de juego online que estuviese a la altura de la aventura principal. El resultado, afortunadamente, ha sido plenamente satisfactorio y aunque seguramente no gozará de la popularidad de un Halo o un Modern Warfare sí que convencerá a un pequeño nicho de jugadores gracias a una propuesta bastante original.

Porque no es muy habitual que el modo online de un FPS tenga una historia elaborada y que ésta, además, sea totalmente independiente de la del modo individual. El multijugador de Bioshock 2 se ambienta en 1959, en los albores de la guerra civil de Rapture, y tiene como protagonistas a ocho sujetos de pruebas de los nuevos plásmidos de Sinclair Solutions. Pese a que las diferentes modalidades de juego no dejan de ser variaciones de las ya existentes en el género (deathmatch, deathmatch por equipos, arena, captura la bandera o conquista), la inteligente forma en que se adaptan y moldean según la mitología de Rapture y el hecho de que haya un leveling de personajes basado en el Adam hace que el modo multijugador sea mucho más atractivo de lo que a priori se podía prever. Hay, sin embargo, algo que no nos ha terminado de convencer: la ausencia de soporte LAN y de servidores dedicados.

Gráficamente Bioshock 2 no ha evolucionado demasiado con respecto a lo que ya vimos hace dos años. La dirección artística continúa siendo sublime y la ambientación es una de las más conseguidas en la actual generación, pero no se aprecia una mejora sustancial con respecto a su antecesor y hay problemas que no se han corregido, como ciertas texturas que tardan bastante en cargarse por completo (lo cual hace que durante unos breves segundos se muestren totalmente difuminadas y sin detalle). Son defectos que aparecen de forma puntual en contadas ocasiones, pero que demuestran que 2K Marin podía haber optimizado todavía más el uso del Unreal Engine 3.

Hay momentos, eso sí, de una belleza plástica considerable, destacando especialmente uno en el que la zona de Rapture en la que nos encontramos comienza a inundarse y debemos escapar corriendo hacia una esclusa. El efecto (y comportamiento) del agua durante esta escena es excelente y un claro ejemplo de lo mucho que ha avanzado la tecnología gráfica en los últimos años. Ver agua cayendo por las escaleras o chocando violentamente contra las columnas es una potente imagen que hace no mucho resultaba imposible de plasmar con el mínimo exigible de realismo.

En lo que respecta al apartado sonoro, destaca principalmente la música, ya sea la orquestal compuesta por Garry Schyman (con una calidad y epicidad apabullante) o bien las canciones sueltas del periodo comprendido entre 1930 y 1950 que podemos escuchar en diferentes lugares, un recurso ambiental similar al ya visto en Fallout 3. Bioshock 2, además, nos llega totalmente traducido al castellano, con un doblaje de buena calidad, especialmente para los personajes principales. El caso de los enemigos más comunes es algo diferente: si bien no puede decirse que su doblaje sea malo, sí que parece más forzado y artificial.

Muy probablemente habrá quien afirme que Bioshock 2 no aporta casi nada a lo que ya habíamos visto anteriormente, a excepción del modo multijugador. En parte no le faltará razón: se trata de un título tremendamente continuista que no ofrece cambios sustanciales en su desarrollo. Pero seamos sinceros, un giro radical no sólo no era necesario sino que hubiese resultado contraproducente cuando se parte de una base tan sólida. Los pequeños ajustes jugables hacen de Bioshock 2 una experiencia más llevadera, y la historia (que puede gustar más o menos que la del primer juego, pero es igualmente sobresaliente) sigue fluyendo con una soltura narrativa de la cual muy pocos juegos hacen gala. Es más de lo mismo, sí… pero eso es justo lo que queríamos todos los que ansiábamos regresar a Rapture.

9 / 10

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