Skip to main content

BioShock 2: Minerva's Den

Hasta luego, Rapture...

Con el reciente anuncio de BioShock Infinite y su nueva ciudad flotante (Columbia), parece que la utopía de Andrew Ryan, ese megalomaníaco sueño ultraliberal llamado Rapture, dejará de albergar nuevas aventuras en un futuro a corto o medio plazo. Pero antes de emerger a la superficie 2K Games nos ofrece, tras varios DLCs de resultado dispar pero inferiores al juego original, un episodio final en formato descargable que recupera lo mejor de BioShock 2: la historia, la narrativa y la engrasada mecánica jugable.

El argumento de Minerva's Den es, precisamente, uno de los aspectos más destacados. Se desarrolla de forma paralela a la aventura de BioShock 2 pero en una área totalmente diferente y desconocida de Rapture, y profundiza en nuevos detalles que nos permiten descubrir los entresijos del funcionamiento de la ciudad submarina. El protagonista, presentado como Subject Sigma, es otro Big Daddy que deberá aliarse con un científico llamado Charles Milton Porter para recuperar el control de The Thinker, el ordenador que controla Rapture. No vamos a dar más detalles sobre la historia, porque al igual que sus antecesores Minerva's Den está plagado de giros y sorpresas que deben descubrirse en primera persona.

Centrándose exclusivamente en la experiencia individual, el nuevo DLC destaca por ofrecer una ambientación algo más tecnológica de una Rapture que, sin embargo, sigue fiel a la estética retro que ha marcado a la saga desde sus inicios. El ambiente típico de la década de los 50 se mezcla con grandes computadoras, una mayor presencia de bots de seguridad e incluso un primitivo videojuego llamado Spitfire que evoca al clásico Spacewar! de Steve Russell, precursor junto al Tennis for Two de William Higinbotham de la industria lúdica que conocemos actualmente.

Los primeros quince minutos de Minerva's Den.

Como no podía ser de otra forma, en Minerva's Den se añaden nuevos plásmidos y armas. En el primer grupo destaca el Gravity Well, que genera un pequeño agujero negro que succiona y hace volar por los aires a enemigos y objetos, y en el arsenal la novedad es el Ion Laser, que dispara un potente rayo capaz de acabar rápidamente con los enemigos más poderosos. También hay un nuevo tipo de Big Daddy, el Lancer, que precisamente va equipado con este tipo de arma, lo cual lo convierte en uno de los rivales más temibles de la expansión y que además posee la molesta habilidad de cegarnos temporalmente con un rayo de luz intensa. Y, por supuesto, Splicers. Montones de Splicers.

En todo caso, y como la aventura tiene una duración que oscila aproximadamente entre las cuatro y las cinco horas, la progresión es mucho más rápida que en el juego original. Aquí contínuamente se van obteniendo nuevos plásmidos y armas, con lo cual la sensación de recompensa es mucho más obvia para el jugador. Es, quizás, uno de los grandes logros de este DLC, el ser capaz de comprimir la experiencia de BioShock en una pequeña expansión que, por lo demás, mantiene todo lo que hacía grande a la obra de 2K Marin.

En resumen, Minerva's Den no sólo es el mejor contenido descargable que ha recibido BioShock 2 hasta la fecha, sino también una meritoria adición al universo BioShock. Condensa en una duración razonable todos los puntos álgidos de la propuesta jugable original, contiene una gran historia que aporta nuevos e interesantes matices y sigue brillando a nivel narrativo. Además es, de momento, la última oportunidad que tendremos de volver a visitar Rapture, uno de los mundos virtuales más ricos y atractivos que se han creado en los últimos años, con lo cual su compra es más que recomendable y su precio está más que justificado.

9 / 10

También te puede interesar