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Análisis de Birthdays the Beginning

Cuando despertó, el dinosaurio todavía seguía allí.

Una premisa interesante eclipsada por problemas de control y diseño tan evidentes como fáciles de solventar en una hipotética secuela.

"Simulation gap" es un término utilizado en análisis de videojuegos para referirse a las diferencias existentes entre una actividad real y la representación de ésta dentro del entorno de juego. En Ace Attorney, la saga de aventuras gráficas de Capcom protagonizada por Phoenix Wright, interpretamos a un abogado que resuelve distintos casos de asesinato en sus respectivos juicios, pero cualquier parecido con la realidad del sistema judicial es pura coincidencia: es esta distancia con el mundo real el elemento clave que el juego utiliza para introducir todo su humor, fantasía y creatividad narrativa. Por el contrario, Democracy 3 - videojuego de simulación en el que nos ponemos al mando del gobierno un país, que ejecutando políticas de economía, sociedad, vivienda y impuestos, entre otros - está creado con el propósito explícito de emular la realidad de la forma más cercana posible. El simulation gap es mucho más estrecho, simplemente condicionado por las limitaciones del propio formato y el desarrollo.

No sabría por dónde empezar si tuviese que hablar en estos términos de Birthdays the Beginning, el nuevo juego de Yasuhiro Wada, fundamentalmente conocido por ser uno de los padres de la saga Harvest Moon. Nada más empezar, el videojuego nos entrega un bloque yermo de tierra, una especie de diorama en forma de cubo, y nos da las herramientas y los objetos necesarios para moldearlo y crear vida dentro de él. Nuestro objetivo último es hacer aparecer, a partir de la nada, la civilización.

Para lograrlo tendremos que pasar por distintas etapas: desde los organismos primigenios - lo primero que el juego nos da la opción de crear es, de hecho, plancton - a los dinosaurios, primeros mamíferos y australopitecos. En el proceso, algunas especies tendrán que extinguirse para dar paso a otras nuevas. Las mecánicas que utilizaremos para llegar a esta meta son sencillísimas: con R1, crearemos una elevación en el terreno. Con R2, haremos que el terreno descienda para hacer hueco a mares y ríos. Cuanto más terreno elevado haya en nuestro diorama, menor será la temperatura global de éste; por el contrario, si creamos mucha superficie acuática, la temperatura aumentará. Con esta dicotomía tan sencilla podremos experimentar para crear las condiciones ambientales adecuadas para la aparición de cada organismo.

Si hay una palabra para describir el videojuego ésta es, sin duda, "contemplativo": un término siempre conflictivo en un medio marcado por la interactividad y la recompensa explícita.

Naturalmente, no hay prácticamente ninguna similitud entre esta dinámica de creación y el origen real del universo. Pero de algún modo el juego se las arregla para lograr cierta implicación emocional en el acto de crear vida. A pesar de que tus herramientas para hacerlo son parámetros relativamente científicos, el jugador de Birthdays the Beginning no se siente como un investigador en un laboratorio sino como un ente divino que genera evolución a su paso. Siendo este un ejemplo bastante claro de godgame, el hecho de el título consiga capturar tan bien este sentimiento es más que reseñable.

Si hay una palabra para describir el videojuego ésta es, sin duda, "contemplativo": un término siempre conflictivo en un medio marcado por la interactividad y la recompensa explícita. Porque a pesar de que la premisa es la de crear vida, el poder real que el jugador posee es verdaderamente limitado. Cuando jugamos, alternamos entre el Modo Micro, en el que modificamos el terreno y construimos nuestro mundo ficticio, y el Modo Macro, en el que pasamos a simplemente observar nuestro diorama de lejos mientras transcurren los milenios. No importa cuántas modificaciones realicemos sobre nuestro cubo: la "magia" de la creación y la evolución siempre sucede cuando el jugador se encuentra en este estado pasivo, en el que más que interferir con las criaturas se limita a relajarse y mirarlas de lejos. De hecho, mientras el tiempo avanza la interfaz no nos permite ejecutar ninguna otra acción que no sea esperar, y quiero pensar que esta limitación está colocada allí de forma deliberada, porque la sensación de ver crecer, de forma ajena a ti, el universo que has construido con tus propias manos es uno de los aspectos más destacables y únicos del juego.

Birthdays the Beginning es un título que, desde el primer minuto, no para de pedirte a gritos que le quieras, pero en muchas ocasiones la frustración que generan sus defectos hace que sus elementos positivos no destaquen tanto como deberían.

De la misma forma que sucede en cualquier otro título reciente en el que Yasuhiro Wada haya estado presente (los últimos Story of Seasons para 3DS, por ejemplo) Birthdays the Beginning adolece de un inicio relativamente tedioso, en el que un asistente - algo así como el clip de Word pero un poco menos condescendiente - nos guía en nuestros primeros pasos en este universo, en una suerte de modo historia que no es sino una excusa para enseñarnos en profundidad cómo funcionan las mecánicas. Este largo proceso de aprendizaje se convierte en virtud y defecto al mismo tiempo, porque si bien quizás anhelamos más libertad e incluso dificultad en nuestras primeras horas, tener objetivos claros un videojuego con tanta cabida para la creatividad es una buena forma de evitar abrumarnos con todas las posibilidades que se nos plantean.

El problema es que la experiencia queda empañada en cierta medida por un esquema de control muy torpe y mal adaptado al mando de consola (y a día de hoy, todavía no entiendo cuál ha podido ser el razonamiento tras la decisión de no permitir al jugador moverse utilizando la cruceta en un mapa creado en cuadrícula). La dificultad de movimiento es lo que hace que tareas como fotografiar a los organismos nuevos que creemos para añadirlos a nuestra biblioteca y obtener más información sobre ellos - un aspecto que a priori y en las primeras horas es una de las facetas más interesantes del juego - se convierta en una tarea tediosa en cuanto vamos progresando y se nos requiere un poco más de precisión para señalar una criatura concreta en nuestro cubo lleno de plantas y animales. Otras decisiones de diseño como la falta de un botón para deshacer acciones o el hecho de que cuando logramos por fin crear humanos todos ellos se muestran como parejas blancas y heterosexuales nos hacen plantearnos si quizás en más de un aspecto el desarrollo detrás de este juego no está un poco anclado en el pasado.

Con su estética colorista y amable y sus simpáticos dinosaurios, Birthdays the Beginning es un título que, desde el primer minuto, no para de pedirte a gritos que le quieras. Y yo, personalmente, quise hacerlo con todas mis fuerzas. Pero en muchas ocasiones, la frustración que generan sus defectos hizo que sus elementos positivos no destacasen tanto como deberían. No cabe duda de que algunos aspectos del juego necesitan ser reimaginados por completo pero, aun así, las horas pasan muy rápido cuando lo estás jugando, y lo bien que captura la sensación de generar vida y encontrar el equilibrio entre la evolución y la extinción lo convierten, como mínimo, en digno de ser recordado.

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