BIT. TRIP BEAT
Placer arcade
Lo retro está de moda. No lo digo yo, lo dicen las decenas y decenas de títulos que siguen saliendo al mercado bajo los mismos preceptos y los mismos criterios estéticos de hace 30 años. Ya sean juegos que simplemente rinden homenaje a sus abuelos emulando las mecánicas de antaño, o aquellos que, usando el mismo lenguaje, se animan a ofrecer cosas nuevas, pero el caso es que lo retro nos gusta. No es nada raro, somos los mismos niños que jugaban hace 20, 30 años, niños grandes que nos resistimos a olvidar las sensaciones mágicas que nos suscitaban esos primeros contactos con la interactividad del píxel.
Seguramente Alex Neuse sea otro niño grande (seguro que si, es el tipo de la foto), además de ex empleado de LucasArts y fundador de Gaijing Games, la compañía que ha desarrollado la serie de juegos BIT. TRIP, cuyo primer título vamos a intentar analizar en este artículo.
Si hubiera que encuadrar a BIT. TRIP BEAT en una de las dos tendencias creativas que mencioné más arriba, sin duda estaría más cerca de la segunda que de la primera. El título de Gaijing Games no es un juego estilo retro sin más, sin nada especial que aportar, sino que toma una serie de elementos clásicos previamente diseccionados y los mete en una coctelera con música ochentera y colorines. El resultado es un frenético arcade musical sorprendentemente fresco y terriblemente adictivo, cuyo éxito se extendió como la pólvora desde el momento casi de su nacimiento. Lanzado originalmente en WiiWare, muy pronto dio el salto a la AppStore y posteriormente a Steam, y ahora Aksys Games, la editora, está preparando un recopilatorio con todos los títulos de la serie para Nintendo 3DS.
La mecánica básica, el objetivo primario, es muy simple y no difiere demasiado de la que nos proponía el mítico Pong. Desde el lateral derecho de la pantalla irán apareciendo una serie de pelotitas que deberemos devolver desplazando arriba y abajo una barra situada en el extremo izquierdo. Sin embargo esto no es más que el esqueleto que sustenta la jugabilidad del título, una mínima base a la que se le irán superponiendo una serie de elementos y matices en diferentes capas que conforman un todo tremendamente sólido y carismático.
A la simple rutina de devolver las bolitas (o cuadraditos, en realidad son píxeles como puños), cosa nada fácil en si misma ya que saldrán diferentes cantidades en diferentes posiciones y a diferente velocidad y frecuencia cada vez, se le suma un fuerte componente musical, a propósito de lo cual conviene mencionar la clara de influencia de Rez, la joya de Mizuguchi. Con cada movimiento que hagamos, cada vez que devolvamos correctamente las bolas, se irán generando efectos de sonido que enriquecerán la melodía base, que además por si sola irá evolucionando y aumentando su complejidad a lo largo de las fases. En nuestra mano está confeccionar correctamente las melodías, ya que si fallamos en la devolución de las bolas fallarán las notas musicales, generando así un anticlímax bastante molesto. Si fallamos mucho, el juego nos castigará trasladando la acción a un feo y silencioso limbo en blanco y negro del que podremos escapar si nos afanamos en no volver a fallar. Porque si, en el juego se puede morir, y de hecho se muere bastante.
El tercer elemento que completa el funcionamiento del título es el visual. Jugar bien, para lo cual se precisa de mucho ensayo y error a la vez que de una concentración extrema, es necesario para la correcta progresión de las melodías, pero también para que nuestra pantalla se vaya llenando progresivamente de figuras y colores. Esto, unido a la música, aumentará en gran medida el espectáculo audiovisual pero al mismo tiempo dificultará la ejecución del mismo ya que tendremos muchos elementos en pantalla que podrán confundirnos.
La propuesta de BIT. TRIP BEAT como veis parte de una premisa muy sencilla, una mecánica jugable antiquísima pero que aquí se apoya en el ritmo, la música y el color no solo como medio, sino como un fin en sí mismo. Es increíble el feeling que consigue transmitir al jugador cuando éste logra mantener una larga cadena de combos sin fallar y se ve premiado con un auténtico espectáculo audiovisual. Y es que al juego no le hacen justicia las capturas, porque en movimiento es una auténtica preciosidad, por no hablar de la calidad de las composiciones musicales (alta, se entiende).
Conviene detallar algunos aspectos objetivos antes de concluir el análisis, más allá de mis torpes intentos por explicar las sensaciones que el título de este valiente estudio californiano consigue transmitir. El juego consta tan sólo de 3 fases, al final de las cuales nos espera un enemigo final (nueva referencia a Rez) al que tendremos que derrotar con la misma mecánica previa; devolviendo bolitas para golpearle con ellas. El escaso número de fases es un aspecto mejorable aunque nunca negativo; el juego es un arcade puro y además bastante difícil, con lo cual llegar a dominar estas fases nos llevará horas y horas de sadomasoquista diversión, que podrán multiplicarse si queremos batir nuestras puntuaciones.
En conclusión, Gaijing Games ha tomado una serie de elementos visuales, jugables y musicales de corte estrictamente retro y los ha mezclado con tal talento que el resultado consigue transmitir sensaciones nuevas y refrescantes. BIT. TRIP BEAT es uno de los arcades más desafiantes, inmersivos y satisfactorios que he probado en muchos, muchísimos meses