Blur
Al rico power-up!
Este proceso de perfección de las habilidades es completamente necesario para enfrentarse al otro plato fuerte de Blur, que es el modo multijugador. Aunque se puede jugar a pantalla partida en carreras de hasta cuatro jugadores, el modo estrella es el multijugador online con competiciones de hasta veinte corredores. Bizarre ha tenido el detalle previsor de establecer diferentes arenas de competición, unas por tipo de carrera o evento y otras según nivel de los pilotos. Así, ningún jugador se sentirá poco competitivo corriendo contra gente con coches o mejoras inalcanzables para él. Además, esto permite hazañas épicas como ganar siendo un recién llegado a alguien que ya ha acumulado fans suficientes como para ser de nivel 10.
Por supuesto, podremos crear eventos a nuestro gusto, pero también retos que compartir con nuestros amigos, hacer fotos de los momentos más espectaculares, sincronizar Blur con Facebook o Twitter y todas esas cosas sin las que hoy en día un multijugador online nunca está completo, y que hemos querido probar con detenimiento antes de publicar el análisis aunque eso nos haya hecho tardar más de la cuenta.
Ojalá pudiésemos completar toda esta salva de alabanzas hablando de la parte técnica del juego, pero la triste verdad es que no es así. Blur funciona de manera muy estable y fluida, sin importar cuántos vehículos o efectos se muestren en pantalla, pero gráficamente resulta decepcionante. Los modelados son algo flojos y, sobre todo, el aspecto de las texturas es muy pobre. Todo el juego tiene un aire exageradamente monocromático, como algo decaído y ni de lejos tan exuberante como le hubiese encajado al espíritu del juego. Los circuitos, nada destructibles o interactuables, tienen también un aspecto despoblado y poco detallado, demasiado reminiscente de un tiempo ya desaparecido en los juegos del género. El apartado sonoro, eso sí, es de lujo en los efectos y el diseño, aunque la música sea más bien insulsa.
Este aspecto negativo es la única mancha en un juego que, por lo demás, es todo lo divertido, exigente e inmersivo que se pueda pedir. Quien no se deje desanimar por su estética mejorable descubrirá un juego de notable alto, aunque nos queda la sensación de que los aciertos que jalonan sus logros no son demasiado originales. Bizarre ha sabido mezclar a la perfección Super Mario Kart, WipeOut y PGR, y merecen Kudos por ello, pero quizás han pecado de cierto conformismo en el planteamiento y en la resolución. Un juego más que digno de ser jugado y disfrutado, sí, pero no del sobresaliente. Quizás la próxima vez.