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Brink

Brinking Bad.

Nos habían prometido una experiencia sin fisuras que combina el modo para un jugador, el cooperativo y el multijugador, pero tendríamos que ser extremadamente generosos como para dar esto por válido. La gracia aquí tendría que haber sido, en teoría, que las misiones de la campaña se pueden jugar o bien solos, mezclando IA y gente real o completamente por Internet. En la práctica lo último es lo único que merece la pena y lo demás mejor lo olvidamos.

Nos cuentan la historia de El Arca, una ciudad flotante que se construyó para que fuese autosostenible y que, tras unas catástrofes naturales, es la única esperanza de la humanidad. Dos facciones se disputan su control , los policías y los rebeldes, y las podremos controlar a ambas para ver más o menos qué pasa cuando ganan unos y otros.

En realidad los escenarios de estas misiones son los mismos para unos y para otros y lo único que cambia son unas pequeñas introducciones cinemáticas y que en un bando defiendes y en el otro atacas. Eso de la experiencia sin fisuras, por otra parte, no deja de ser un eufemismo para decir que las pantallas para los modos online y para un jugador son exactamente las mismas –y no demasiado variadas, por cierto-, pero que en unas habrá gente real dándole al gatillo y en otras bots controlados por la máquina.

Las diferencias entre facciones se limitan a distintos skins.

Brink se basa en un desarrollo de misiones por objetivos: unos tienen que defender algo y los otros tienen que intentar robarlo/hackearlo/romperlo. Cuando superas uno de estos puntos se desbloquean otros, y el equipo tiene que trabajar para correr a la siguiente localización y asegurarse de cumplir su asignación. Hay, también, distintas clases de personajes –ingeniero, soldado, médico y espía- y puedes cambiar de una a otra cuando quieras según la naturaleza del objetivo principal o de cuál quieres que sea tu papel dentro del grupo. Si lo que buscas es contribuir a avanzar entonces puedes elegir la clase capaz de completar el objetivo; también puedes decidir tomar un papel más de apoyo y dedicarte a ayudar a los que están en la primera línea de fuego ya sea curándoles (médico), estableciendo perímetros de defensa con minas y torretas (ingeniero) o a disparo limpio (soldado) o cumpliendo objetivos secundarios disfrazándote (espía).

Si juegas solo tienes que tener en cuenta que la IA es terrible en todos los sentidos. Los enemigos son bots que se comportan como los bots de hace diez años: no te ven cuando estás a dos metros, se mueven raro, no se cubren y tus compañeros no solo no te ayudan si no que entorpecen tu misión y te pueden llegar a hacer tirar el mando al suelo de pura desesperación. Ya no es que esté mal llevado, es que es injugable.

El tutorial es demasiado largo y hace que el juego parezca más complicado de lo que realmente es.

La gracia está en compenetrarte con los demás, en entender dónde están los peligros e intentar trabajar en grupo para apagarlos lo antes posible, o en buscar estrategias para despistar a los rivales y dar tiempo a los tuyos para resistir cuando sea necesario. Los humanos, más o menos, suelen entender eso, y es entonces cuando mejor nos lo pasaremos. Habrá momentos de tensión estupendos y llegarás a sentir que os habéis trabajado las misiones.