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Broken Sword: La Leyenda de los Templarios - Montaje del Director

Una aventura gráfica con stylus.

Curiosamente, las aventuras gráficos son uno de los pocos géneros que son apreciados por una amplia mayoría de jugadores. Por si esto fuera poco cuentan, además, con el extraño don de ser juegos razonablemente bien vistos por ojos ajenos al ocio electrónico. Lamentablemente, después del tan recordado período de esplendor que vivieron entre finales de los 80 y principios de los 90, la llama que alimentaba este estilo de juego dejó arder con tanta fuerza. Desde entonces empezaron a aparecer otros muchos títulos, pero pocos brillaron con tanta fuerza como aquella herencia de monos, tentáculos y látigos. Precisamente, la saga Broken Sword era una de estas sagas post-boom, y uno de los pocos juegos de la nueva hornada que consiguieron destacar sobre los demás.

Hasta cuatro episodios de las aventuras creadas por Charles Cecil han visto la luz desde que fuera creada en 2006. Los dos primeros en 2D y los dos últimos en unas menos acertadas 3D. De hecho, la cuarta entrega apareció solamente para PC, con una escasa distribución y ni siquiera sin traducir al castellano.

La primera es sin duda alguna la más conocida de todas. Apareció originalmente en PC para unos meses más tarde desembarcar en PSOne con las consiguientes trabas en la jugabilidad debido a la ausencia de ratón. Unos años más tarde, en 2002, Game Boy Advance recibió su correspondiente port, lo que supuso el estreno de la serie en consolas portátiles. Y ahora, tras trece años, dos nuevas versiones de este primer capítulo llegan a Wii y DS para los que no pudieron disfrutar de esta aventura en su momento. Vamos a centrarnos de esta última para la portátil de Nintendo.

La han llamado versión “El montaje del director” y posee diversas novedades jugables acordes con las características de la consola, la mayoría de ellas en forma de puzzles adaptados al puntero, como por ejemplo mover diversas piezas para abrir una puerta. A su vez, aunque el entramado argumental no ha variado variado, la aventura empieza con un prólogo inédito, donde la bella parisina Nico Collard ha de entrevistar a un reputado político que es asesinado por un hombre disfrazado de mimo.

A partir de ahí, la periodista empieza a investigar diversos asesinatos, todos ellos con un mismo modus operandi: el asesino llevaba en cada ocasión un disfraz diferente. Poco más tarde, un americano en París, George Stobbart, es testigo de la explosión de una bomba en un restaurante en el cual se encontraba. Curiosamente, en el mismo lugar donde Nico había sido previamente citada por un misterioso personaje. Allí es donde ambos protagonistas se conocen y comienzan a seguir la pista de una trama llena de misterio que los llevará a toparse, nada más y nada menos, que con la leyenda de los templarios. Efectivamente, la misma leyenda que Dan Brown y su Código Da Vinci se encargaron de resucitar para las masas unos años más tarde.

El título hace uso del sistema point and click, clásico en cualquier aventura gráfica que se precie. El Stylus es un buen compañero durante toda la aventura, haciendo de él un uso excelente e intuitivo. La mayor premisa es buscar por el escenario todo tipo de pruebas que nos ayuden en la investigación, aunque no sólo bastará con encontrar los elementos adecuados, o hablar con otros personajes para obtener información, sino también tener el ingenio necesario para combinar diversos objetos o emplear el uso adecuado de cada uno. Todo es cuestión de probar, ya que muchas ocasiones la combinación menos lógica es la que estamos buscando.

Para evitar la constante –y ciertamente humillante– tentación de buscar una guía con la solución a ese puzzle que se nos resiste, contamos con un sistema de pistas que podremos consultar en el momento en que nos quedemos atascados. Suelen dar un máximo de tres o cuatro ayudas por rompecabezas, dejándolo prácticamente mascado en las últimas. Para un apuro no es mala idea, pero no es aconsejable pasarse el juego solicitando estas pistas, ya que la aventura pierde así toda la gracia.

Visualmente el título cumple con creces. Muestra prácticamente el mismo aspecto que la versión original, algo que es positivo debido al estilo visual de dibujos animados característico de la saga. Además, el nivel de detalle ha aumentado, algo que se nota sobretodo en los decorados de interiores y en los primeros planos de los personajes, que exteriorizan muy bien sus sentimientos en cada momento.

En lo referente al apartado sonoro no hay demasiado que destacar. Las voces han sido suprimidas debido al espacio limitado de las tarjetas de DS, algo de agradecer en parte, ya que –al menos para un servidor– no poder escuchar al doblador de George Stobbart es todo un alivio. Las melodías que más destacan son las que expresan las acciones cada vez que se descubre una nueva pista en la trama.

Broken Sword: El Montaje del director es un nuevo homenaje a una de las aventuras gráficas que más ports han tenido, y seguramente se trate de la mejor de sus encarnaciones, versión original a parte. Con las novedades justas y necesarias, es una excelente oportunidad para que aquellos que no pudieron disfrutar en su momento de las aventuras de estos dos genuinos personajes se inicien en el género.

7 / 10

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